Este prejuicio social es completamente
falso. Puede resultar engorroso estar pendiendo de tener siempre efectivo en la
billetera, pero en realidad este hábito es propio de la gente que desea ser más
consciente de los gastos que lleva.
Pagar en efectivo, a su vez, nos
permitirá ser cada vez menos dependientes del sistema, tanto de los gobiernos
como del sistema económico y financiero en el que estamos sumergidos.
Manejarse con efectivo nos permite
organizarnos y ser más conscientes de las compras que estamos efectuando.