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Cómo decorar dentro de un presupuesto modesto

Cuando no alcanza el dinero, para decorar nuestro hogar como quisiéramos, hay que reemplazarlo con imaginación… y algunas sencillas reglas

La imposibilidad de adquirir lujosas piezas de ornamentación, costosas cortinas o extensas alfombras de pared a pared no debe impedirle al ama de casa decorar su hogar, por limitado que el presupuesto sea.

El aspecto físico del hogar tiene también su importancia sicológica. Nadie puede sentirse bien a plenitud en una habitación donde la vista no descubre in un solo detalle atractivo o de buen gusto.

Estudie su presupuesto. Dedique un poco de tiempo a analizar el dinero que puede gastar en mejorar la apariencia de sus habitaciones. No se asuste si descubre que es demasiado poco.

Con ese poco, no lo dude, podrá hacer maravillas. Además, nada la obliga a hacerlo todo a la vez. Quizás pueda ahora pintar la cocina o comprar un par de sillones nuevos para el portal, y posponer por un par de meses la adquisición de un nuevo espejo para la sala o el cambio de unas cortinas.

No hay regla infalible para determinar cuanto debemos invertir en el capítulo de decoración, pero si podemos atenernos a ciertas normas generales.

Helas aquí:

(1) Procure que las piezas mayores del mobiliario, tales como sofás, sillones tapizados, mesa de comer y camias, sean de buena calidad.

Es mejor sacrificarse un poco en otras cosas e invertir un poco más en estos muebles. Adquirirlos de calidad muy inferior no es una verdadera economía.

(2) Prefiera ahorrar en artículos menores, es decir, en todo aquello que sea fácilmente reemplazable en un futuro sin exigir un gran gasto.

Las cortinas, los espejos y otros accesorios no tienen que ser de primerísimo calidad para cumplir con buen éxito su función ornamental y práctica.

Ya habrá oportunidad de cambiarlos luego si la posición económica mejora y queremos algo de calidad superior, invirtiendo en ello una suma relativamente moderada.

Cambiar un juego de cuarto, de sala o de comedor, no será tan simple.

Examine sus preferencias con un máximo de objetividad. No siga ciegamente una moda o un nuevo estilo solo "porque se usa".

La finalidad de una decoración, por sencilla que sea, no es lograr que los visitantes la crean moderna, sino hacer que usted se sienta satisfecha en su propia casa, aunque esté exenta de lujos.

Trate de aunar, siempre que ello sea posible, lo ornamental con lo práctico. El sillón-cama es una pieza que Ie resolverá el problema de albergar a un huésped a la vez que puede embellecer su sala.

No coloque floreros, centros de mesa, lámparas, candelabros y otros accesorios similares, aunque Ie gusten, si no se siente plenamente segura de que los mismos se avienen con la decoración de conjunto de la pieza en que piensa situarlos.

Visite las tiendas de antigüedades y de objetos de segunda mano.

En ellas podrá encontrar, si dispone de tiempo para buscar con calma, artículos de valor estético y ornamental a precios muy reducidos.

Déle importancia al color. Si el color de conjunto, es decir, el que predomina en techos, paredes y pisos, la satisface, será muy sencillo añadir algún “detallecito" para realzar determinado ángulo de la estancia o subrayar algún área que nos parezca demasiado desnuda.

Nunca relegue a segundo plano la importancia de flores y plantas naturales y/o artificiales, en e! arreglo de las habitaciones.

Recorra diversas tiendas antes de decidirse a comprar. Examine artículos y compare calidad y precios.

Cambie impresiones con sus amigos, especialmente con aquellos que han logrado una bonita decoración en sus hogares. Ayúdese también de algún buen libro de decoración interior, que tal vez encuentre en la biblioteca local si no tiene ya uno en casa.

La alcancía para la decoración

Si tiene planes para ir decorando su casa gradualmente, no será mala idea reservar una alcancía para este fin específico.

Oblíguese a depositar en ella una cantidad diariamente, aunque se trate de unas pocas moneditas. Escoja una alcancía de esas a las que no se les puede extraer el dinero sin romperlas. Así resistirá mejor la tentación de gastarse lo ahorrado en cualquier capricho pasajero.

Fíjese un término de tres, cuatro o seis meses. Rompa la alcancía pasado este tiempo y vea que adiciones puede hacer a la decoración de su hogar con el dinero así guardado.

Quizás Ie alcance para un nuevo mantel, una bonita cubrecama, un artístico cuadro o una tela para forrar algunos muebles.

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