Isabela, me pediste una receta.
Te respondo gustoso, con una oda creada por un Premio Nobel de Literatura sobre uno de los platos más típicos de Chile, el caldillo de congrio.
"En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su manchada piel cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora recoges
ajos,
acaricia primero
ese marfil precioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.
Mientras tanto
se cuecen con el vapor
los regios camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en la gloria,
que en la olla
se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa, y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo."
(Pablo Neruda. "Oda al Caldillo de Congrio").
Es así como la magia de un alma sensible y excelsa pudo transformar algo tan sencillo como el caldo de un pez extraido del mar por un humilde pescador, en una oda que canta y encanta a los sentidos, sublimando ese acto tan simple mediante la alquimia de la creación poética.
Pruébalo con cualquier pescado, amiga. Pero mantén la magia.
Saludos
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