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Apellidos judíos: origen y cambios a través de los siglos

Una nota imprescindible para todos los interesados en la genealogía judía (o española, o de Europa oriental, o árabe, o…)

¿Por qué me llamo Esther?
Porque llevo el nombre de mi bisabuela, que murió antes de nacer yo.

Los judíos azkenazim ponen a sus hijos los nombres de los ascendientes
fallecidos. Eso tiene que ver con la creencia en la reencarnación de las almas y
con el honor y recuerdo del muerto. Si pudiera seguir mi árbol genealógico,
encontraría tatarabuelas llamadas Esther cada tres generaciones.

 

Los judíos sefaradim ponen a
sus hijos el nombre de los abuelos, que generalmente están vivo. Así en un árbol
genealógico sefaradí van a encontrar el mismo nombre una generación por medio.

 

Si leen la historia de
España uno no sabe a veces quién se murió y quién sigue vivo. ¿Será el abuelo o
el nieto? Otras veces encuentran al hijo con el mismo nombre que el padre, pero
es una costumbre cristiana que se encuentra entre los judíos sefaradim después
que dejaron España, a partir de la inquisición.

 

Las “listas de apellidos”
del Imperio Austro-Húngaro en general usaron palabras en alemán, muy parecidas
al idish. (N.E.: En 1788 se ordenó a los judíos de Galitzia-Austria a tomar
apellido).

 



SIGNIFICADO DE LOS APELLIDOS JUDIOS

 

Hay decenas de miles de
apellidos judíos utilizando la combinación de colores, elementos de la
naturaleza, oficios, ciudades y características físicas. Un pequeño ejercicio es
preguntarnos:

 

¿Cuántos apellidos judíos
podemos reconocer con la raíz de las siguientes palabras?

 

Colores: Roit, Roth (rojo);
Grun, Grien (verde); Wais, Weis (blanco); Schwartz, Swarty (negro); Gelb, Gel
(amarillo).

 

Panoramas: Berg (montaña);
Tal, Thal (valle); Wasser (agua); Feld (campo); Stein (piedra); Stern
(estrella).

 

Metales: piedras preciosas y
sustancias: Gold, Silver, Kupfer, Eisen, Diamant, Rubin, Perl, Glass, Wein (oro,
plata, cobre, hierro, diamante, rubí, perla, vidrio, vino).

 

Vegetación: Baum, Boim
(árbol); Blat (hoja); Blum (flor); Rose (rosa); Holz (madera).

 

Características físicas:
Shein, Shen (lindo); Lang (alto); Gross, Grois (grande), Klein (pequeño).

 

Oficios: Beker (panadero);
Schneider (sastre); Schreiber (escribiente); Singer (cantor).

 

Las palabras se utilizaron
en forma simple, combinadas y con el agregado de sílaba como son; hijo, man:
hombre, er: que designa lugar, y se agrega preferentemente después al final del
nombre de la ciudad. En muchos países hicieron terminar los apellidos al uso del
uso del idioma del país como el sufijo “ski” o “sky”, “ska” para el caso de
mujer, “as”, “iak”, “shvili”, “wicz” o “vich”.

 

Entonces, con la misma raíz,
tenemos por ejemplo: Gold, que deriva en Goldman, Goldanski, Goldanska, Goldas,
Goldiak, Goldwicz. La terminación indica qué idioma se hablaba en el país donde
se originó el apellido.

 


APELLIDOS
ESPAÑOLES

 

Entre los apellidos de
judíos españoles es fácil reconocer oficios, designados en árabe o en hebreo,
como Amzalag, joyero; Saban, jabonero; Nagar, carpintero; Haddad, herrero; Hakim,
médico; profesiones relacionadas con la sinagoga como Hazan, cantor; Melamed,
maestro; Dayan, juez; y títulos honorables como Navon, sabio; Moreno, maestro
nuestro y Gabay, oficial.

 

Es popular el apellido Peres,
muchas veces escrito Pérez, con la terminación idiomática española. Pero no es
apellido de origen español sino la palabra hebrea que designan los capítulos en
que la Torah (los cinco libros de Moisés), se divide para su lectura semanal, a
efectos de completar en todo el año la lectura de la Torah.

 

Muchos apellidos españoles
adquirieron pronunciación azkenazi en Polonia, como ejemplo Castelanksi, Luski
(que viene de Huesca, en España). O tomaron como apellido Spanier (español),
Fremder (extraño), o Auslander (extranjero).

 

En Italia la inquisición se
instauró después que en España, de ahí que hubo también judíos italianos que
emigraron a Polonia. Aparece el apellido Italiener y Welsch o Bloch, porque
Italia es llamada Wloche en alemán.

 


APELLIDOS
DERIVADOS DE LA BIBLIA

 

Una buena cantidad de
apellidos judíos deriva de nombres bíblicos o de ciudades europeas del Asia
Menor. Esto muchas veces les hace llevar consigo las huellas del lugar en que se
originó. Tomemos como ejemplo de “raíz de apellido” el nombre de Abraham.

 

Hijo de Abraham se dice distinto en cada idioma. Abramson,
Abraams, Abramchik o Abramescu en alemán u holandés. Abramov o Abramoff en ruso.
Abramovici, Abramescu en rumano. Abramski, Abramovski en lenguas eslavas.
Abramino en español, Abramelo en italiano. Abramian en armenio, Abrami, Ben
Abram en hebreo. Bar Abram en arameo y Abramzadek o Abram pur en persa.
Abramshvili en georgiano, Barhum, Barhuni en árabe.

 

Los judíos de países árabes también usaron el prefijo ibn.
Los cristianos también han tomado sus apellidos con agregados que significan
“hijo de”.

 

Los españoles usan el sufijo
“ez”, los suecos el sufijo “sen” y los escoceses ponen “Mac” al principio del
apellido.

 

Los apellidos judíos no
tomaron la terminación sueca ni el prefijo escocés. Se puede constatar esas
variaciones mirando en la guía telefónica cuantos apellidos hay derivados de
Abraham, Isaac y Jacob.

 

Hay también apellidos judíos
que siguen el nombre de mujeres, pero es menos común. A veces esto sucedía
porque las mujeres eran viudas o por alguna razón eran figuras dominantes en la
familia.

 

Goldin viene de Golda. Hanin
de Hana. Perl o Perles de Rivka. Un dato curioso lo presenta el apellido Ginich.
La hija del Gaón de Vilna se llamaba Gine y se casó con rabino venido de España.
Sus hijos y nietos eran conocidos como los descendientes de Gine y tomaron el
apellido Ginich.

 

También hay apellidos
derivados de iniciales hebreas, como Katz o Kac, que en polaco se pronuncia Katz.
Son dos letras en hebreo, K y Z iniciales de las palabras Kohen Zedek, que
significa “sacerdote justo”.

 


APELLIDOS
ADQUIRIDOS AL VIAJAR

 

En apellidos que derivan de
ciudades el origen es claro. Romano, Toledano, Misnki, Kracoviac. Otras veces el
apellido muestra el camino que los judíos tomaron en la diáspora. Por ejemplo
encontramos en Polonia apellidos como Pedro que es un nombre español.

 

¿Qué indica? Fueron judíos
que escaparon de la inquisición española en el siglo XV. En su origen,
posiblemente eran sefaradim, pero se mezclaron y adaptaron al medio azkenazi.
Muchas abuelas polacas se llaman Sprintze. ¿De dónde viene ese nombre? ¿Qué
significa?

 

Piensen que en hebreo no se
escriben las vocales, así que es un nombre que se escribe en letras hebreas
SPRNZ, que en polaco se lee Sprintze, pero como lo leeríamos si le pusiéramos
vocales, en español, sería Esperanza, que escrito en hebreo y leído en polaco
resultó Sprintze.

 


CAMBIOS DE
APELLIDOS

 

Hay tantas historias en los
cambios de apellidos. Durante las conversiones forzosas en España y Portugal
muchos judíos se convirtieron adoptando nuevos apellidos, que las parroquias
elegían para “cristianos nuevos” como Salvador o Santa Cruz.

 

Otros tomaron el apellido de
sus padrinos cristianos. Más tardes, al huir a Holanda, América o al Imperio
Turco, volvieron a la religión judía, sin perder su nuevo apellido. Así
aparecieron apellidos como Díaz, Errera, Rocas, Fernández, Silva, Mendes, López
o Pereira.

 

Otro cambio de apellidos lo
causaron las guerras, la gente perdió o quiso perder sus documentos y se
“consiguió” un pasaporte con apellido que no denunciara su origen, para cruzar a
salvo una frontera o a escapar del servicio militar. A fines del siglo pasado el
Zar de Rusia, reclamaba 25 años de servicio militar obligatorio.

 

Cuántos inmigrantes huyeron
de Rusia y Ucrania con pasaportes cambiados para evitar una vida dedicada al
ejercicio del Zar. Otra cuestión es que somos hijos de inmigrantes y muchos
apellidos se desfiguraron al cambiar de país y de idioma.

 

A veces los empleados de
Aduana, otras el mismo inmigrante que no sabía español lo escribían mal. Por eso
muchos integrantes de la misma familia tienen apellidos similares en sonidos
pero escritos con diferente grafía. Además en Polonia la mujer tenía un apellido
diferente al varón, terminaba en “ska” en lugar de “ski” pues indicaba el
género.

 

El tema da para mucho más.

 

Por Esther Mostovich de
Cukierman (Uruguay)

Publicado originalmente en
el SEMANARIO HEBREO de Montevideo-Uruguay