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Amor de pareja: consideraciones psicológicas

Algunas consideraciones sobre el amor de pareja como puente entre los sexos…

Una de las frases más famosas del psicoanalista francés Jacques Lacan dice: “No hay relación sexual”. Esto significa que no hay complementariedad entre los sexos, no hay un saber hacer sobre la sexualidad, no hay un encuentro real entre el hombre y la mujer en la sexualidad.

Lo único que nos salva de esto, el puente que se tiende entre el abismo que separa ambos sexos es el amor. Pero ¿qué es el amor?

En la relación sexual, el hombre no se encuentra con una mujer sino con su propia fantasía. Por ejemplo: un hombre que se excita con las mujeres de pelo negro largo y lacio, encontrará una, y otra y otra más con ese rasgo y antes que hacer el amor con Juana, Paula o María, hará el amor con esa mujer que porta esa característica. Poca importa quién es esa mujer en realidad.

Eso hasta el momento en que comience a amarla…
Entonces, primeramente, podemos decir que el amor es aquello que singulariza la generalidad.

La mujer, se relaciona toda ella con todo él. Y sin embargo, ese encuentro no le alcanza. Siempre está insatisfecha, siempre quiere otra cosa, algo más. 

Siempre pide más. O lo busca en otro lado: en una carrera, en un amante, en un hijo… Arriesguemos que el amor, sobre todo el sentirse amada, es aquello que calma esta demanda insaciable de las mujeres.

Sabemos que existe mucho malestar en las relaciones, mucho desencuentro. Actualmente muchas personas consultan por problemas de pareja.

Puede pasar que quien consulta, hable de cosas que le pasan a él con respecto al otro sexo, o bien que el problema sea con el otro, con la otra. 

Ocurre, entonces, que un partenaire concentra para el sujeto lo imposible de soportar o bien que el sujeto se encuentra él mismo imposible de soportar para el otro.

Esto es:

1) Casos en que se escucha en el consultorio, “es insoportable”, “ya no la/lo soporto”, pero la soporta, pues sigue estando.

2) Casos en que el paciente tiene miedo a ser dejado/a porque considera que el otro se está cansando de él o ella porque se “sabe” insoportable o insoportado por su pareja.

 

También ocurre los pacientes consultan porque han terminado una relación, entonces hablarán  de la separación, de la ruptura de la pareja.  Vendrán a tramitar el duelo, una vez que hayan pasado del discurso de quién de los dos tiene razón a poder trabajar otras cuestiones, más profundas.

Luego están aquellos involucrados en relaciones donde se sufre mucho pero que no pueden dejarse. Finalmente, hay pacientes que se quejan de su imposibilidad de formar una relación o las dudas en la formación, y se cuestionan cuál es el tipo de persona que deberían elegir como pareja.

Es importante que el sujeto comprenda que no existe ninguna persona que pueda  satisfacerlo absolutamente. Ese ideal debe dejarse de lado.

Luego, para que una persona pueda iniciar algún tipo de relación con alguien, aunque parezca esto una obviedad, debe desear tener una relación.

Ello, por cuanto es el deseo el que toma en cuenta la falta, el deseo muestra que algo le falta al sujeto, pues si nada le faltara no desearía nada ni a nadie. Si no hay falta, el otro no tendrá lugar donde alojarse.

La ilusión del amor tiene que ver con la falta. Es la dinámica del amor que haya un amante (en el lugar de la falta) y un amado (el que lo tiene lo que al sujeto le falta). Lugares que deben intercalarse porque sino la relación se termina.

Entonces, el amor muestra la vulnerabilidad de cada uno, muestra que algo me falta, que no soy completo pero además y como dice Lacan “el amor vuelve necesario lo contingente”. Con lo cual el amor hace que una persona se vuelva imprescindible.

El amor ha sido también considerado como una enfermedad, el amor mismo como lo imposible de soportar. Y sin embargo, es justamente lo que es necesario soportar porque el amor es: hacer desaparecer toda timidez, toda inhibición, toda angustia e invitar a la audacia y al encuentro.

Podemos entonces, pensar el amor como una enfermedad psíquica. Y al mismo tiempo, como la cura a esa enfermedad.

El ser amado queda alojado en un lugar  en el que falta el pensamiento, en ese punto en que ya no se puede razonar. Su cuerpo permanece incomprensible.

El amor será así solidario del odio, sentimiento que testimonia la imposibilidad de comprender y abarcar el cuerpo del ser amado.

El amor tendrá entonces, también una carga de odio. La que testimonia que no puedo entender del todo a quien amo, que no puedo poseer su cuerpo, que algo del otro siempre se me escapa.

El amor es también y sobre todo una elección. El amor como decisión. La mirada más interesante sobre el amor, es aquella que permite al sujeto darse cuenta que se trata de una  decisión a tomar, cual es: tener la valentía de elegir amar al otro, sabiendo que es imperfecto y que nunca le dará aquello que necesita.

Al menos no del todo. Que lo volverá vulnerable y que posiblemente sufra en el proceso. Pero que el amor lo transformará en una persona mejor, más rica, más plena. Que es un viaje que siempre valdrá la pena.

Por Lic. Elizabeth Orlando
[email protected]

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