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Consejos para comprar un gato

A la hora de decidirse por una mascota, el gato es uno de los animales preferidos y al mismo tiempo la más misteriosa e intrigante de las criaturas cercanas al ser humano. Algunos datos para una buena elección.

Antes
de adquirir un gato, es importante decidir sobre varios factores para hacer de
su estadía lo mejor y lograr una buena adaptación del animal: es necesario
fijar las preferencias de sexo y practicidad, cuál es la mejor forma para
llevarlo al hogar, cuándo hacerlo, cómo prepararle su lugar y sobre todo, se
debe estar dispuesto a entablar una relación de afecto.

Para
iniciar con el pie derecho nuestra relación con quien será un compañero
privilegiado, resulta conveniente saber algunas cosas:

Para
empezar

Si
nos enternecimos con un cachorrito que vimos abandonado en la calle o en la
vidriera de un negocio, ya tenemos cumplida la condición fundamental para
establecer una buena relación con él, el cariño.

 Sin embargo, a veces es
bueno preguntarse por otros factores que intervienen en una correcta adaptación
mutua. Si bien es cierto que hay tantos motivos para desear una mascota como
personas andan por el mundo, hay dos cuestiones comunes a la mayoría: Compañía y practicidad.

Razas
diferentes de gatos tendrán características distintas. Las razas orientales
como los siameses, por ejemplo, necesitan más cariño, son más activos
sexualmente y pueden tener mayores problemas de convivencia con personas más
nerviosas, de menor paciencia o en ambientes conflictivos.

Los gatos persas en
cambio, son más tranquilos y menos dependientes del “clima” del hogar,
mientras que las hembras de las razas europeas son más cariñosas y mansas.

En
cuanto a la practicidad, lo más importante a tener en cuenta es el pelaje, pues
las razas de pelo largo, que suelen ser las más atractivas visualmente,
necesitan mayores cuidados y ensucian con frecuencia, con lo que pueden llegar a
imponer una carga extra a las tareas de la casa.

¿Macho o hembra?

A
menos que tengamos la intención de que el gato tenga cría, es indistinto el
sexo del animal, pues tanto machos como hembras tienen las mismas cualidades de
inteligencia y capacidad de relacionarse.

Las hembras tienden a ser más cariñosas
y hogareñas y los machos más independientes, pero la castración atenúa estas
distinciones.

¿Cuándo
llevar un cachorrito a casa?

A
los dos meses de vida, los gatitos ya son capaces de comer en forma
autosuficiente y no dependen tanto de la leche materna.

El cachorro de esta edad
no necesita más de 24 horas para adaptarse a la nueva vida y olvidar por
completo la anterior, sin traumas posteriores.

¿Cómo
lo llevo?

El
transporte hasta el nuevo hogar puede hacerse en una caja agujereada, o en
cestos especiales previamente acondicionados, que se consiguen en las
veterinarias o casas de mascotas. Es conveniente que la caja no sea de cartón,
ya que se rasga fácilmente con las uñas del animalito.

¿Cómo
lo recibo?

Una
buena idea es ofrecerle, ni bien se lo libera en su nueva morada, un plato con
comida, por ejemplo leche o carne picada.

 Luego se le puede ofrecer algo para
jugar y mimarlo y acariciarlo un poco hasta que, como es habitual, se quede
dormido. Al despertar hay que dejarlo pasearse por donde quiera, pues es su
manera de reconocer y “hacer suyo” el ambiente.

En
esta etapa hay que tratarlo con suavidad y mucho tacto, acercándose a él y
hablándole como al bebé que es y acariciándolo despacio y poco a poco, para
ir estudiando sus reacciones.

Es importante evitar los gritos, la música, radio
o televisión con el volumen alto, y los tonos de voz que pueda percibir como
amenazantes.

Por
último, a prepararle su lugar

Cuando
el gatito llegue a casa, su rincón tiene que estar preparado con antelación
para que no se apropie de otros lugares del domicilio, muy agradables para él
pero poco funcionales para nosotros.

Pueden usarse las camas bastante
sofisticadas que se venden en las veterinarias o tiendas de mascotas, o una
simple cesta o cajón de madera.

No debe ser demasiado grande, pues los gatos
prefieren dormir enroscados más que extendidos cuán largos son, pero tampoco
hay que olvidarse que los chicos crecen y en pocos meses alcanzará el tamaño
de un gato adulto.

Como a nosotros, a los gatos les gusta sentirse protegidos,
por lo que las paredes de la cesta o del cajón deben tener entre 20 y 30 cm de
altura.

Luego
forramos su camita con algún retazo de tela en desuso, recubrimos el fondo con
papel (que no olvidaremos cambiar periódicamente), un almohadoncito o cojín
blando y el nuevo integrante de la familia ya tiene todo lo que necesita.