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Villa Carlos Paz: la ruta de los comechingones

Una recorrida histórica por la región de los comechingones y su centro, Villa Carlos Paz

La región de los comechingones

Metiéndome en la gastronomía, es interesante analizar la parte arqueológica y  sus raíces, con sus poblaciones primitivas, el asentamiento humano más antiguo pertenecía a la etnia “comechingones”, pertenecientes a la raza “huárpidos”, que se encontraban  divididos en dos grupos, los “hénias” y los “camiares” o “kamiares”.

La región de los comechingones parece haberse extendido a lo largo del cordón serrano que lleva su nombre, desde las actuales Villa de Soto y Cruz del Eje hasta proximidades de Sampacho y El Morro de San Luis. Las dataciones obtenidas por Alberto Rex Gonzáles con radiocarbono los sitúan entre 500 y 1000 años antes de la era actual, aunque los últimos hallazgos reconocen unos 10.000 años de antigüedad.

El cronista Sotelo de Narváez usa los designativos Indana, Indamá, Indamú, que no han sido confirmados por hechos lingüísticos documentados, ni la tradición posterior. Cabría sospechar una extensión semántica interior al español mismo, pivoteando sobre la voz ”indio” (1).

Salvador Canals Frau (1944), distingue en el comechingón dos grupos dialectales separados por el paralelo de Córdoba (31 y minutos): Henias al Norte y Camiares al Sur( 2). Clasificación bastante singular desde que casi todos los topónimos empezados con [kami-], partícula inicial del nombre "Camiare" (Camín Cosquín, Caminiaga, Camin Tica), se hallan en la supuesta zona Henia. Antonio Tovar (1961) menciona cinco dialectos: Main-, Yuya-, Mundema, Cama– y Umba– de los cuales no han quedado rastros en la toponimia histórica y contemporánea (3).

El hábitat de los comechingones comprendía "Traslasierra" y estribaciones de San Luis (Bixio: 1989), contradiciendo parcialmente las fronteras lingüísticas, isoglosas inequívocas, de la región: posiciones acentúales y curvas tonales distintas en las dos laderas de la Sierra.

El mapa de Canals Frau deslinda con precisión dichas áreas, mostrando un triángulo alargado al oeste de camiares y henias donde vivían los holongastas a quienes debe atribuirse la tonada de "Traslasierra", norte de San Luis y Sur de La Rioja.

La experiencia universal -señalada con luminosa claridad por E. Sapir respecto a los Athabaskas,  Norte América-, muestra un mismo grupo étnico hablando distintas lenguas. Lo que no ha quedado suficientemente claro es si la separación incluye ritmos musicales.

Su lengua como sus costumbres se han perdido ya que a la llegada de los conquistadores españoles y debido a las guerras o las encomiendas (se los entregaban a terratenientes para trabajar las tierras o en minas o canteras) se los obligó a mezclarse con otras poblaciones traídas de otras regiones y a hablar el idioma “quechua” que los conquistadores ya habían aprendido. 

 

-morteros fijos en la ribera del río San Antonio-

En zonas linderas al río San Antonio (fotos tomadas a la altura de Sol y Río) se pueden aun observar restos arqueológicos de zonas de molienda, “morteros fijos” y “conanas” cavados en las rocas; en una de las zonas que estuve observando, en un radio de 10 metros cuadrados, llegué a contar 16 morteros de distintas profundidades y diámetros, pudiendo corresponder a mujeres de distintas edades o bien a distintos usos como la molienda de granos, como el maíz, los más grandes y para moler tinturas para la ropa o semillas más pequeñas, como la quinua otros, o bien para moler el “cebil” que usaban los hechiceros como alucinógeno para los rituales, convirtiéndolo en polvo y aspirándolo por la nariz.

Los morteros se utilizaban para la molienda gruesa de los granos y para un molido más fino (harinas) se molían en las conanas, que se notan como espacios más planos y claros en la misma roca, la molienda se realizaba o bien con manos de piedra o con manos de palos, también fueron hallados en la zona morteros móviles más pequeños que se pueden adjudicar al uso de los mismos en viajes o bien para molienda de tinturas o cebil, como restos de cerámica que si bien algunos antropólogos no adjudican a los camiares y suponen que son producto del intercambio, se supone que estos recipientes fueron utilizados para guardar alimentos o para cocinarlos.

Los comechingones eran trogloditas (habitaban en casas cueva, semienterradas, con paredes bajas a la que se accedía por rampas y que eran compartida por 5 o más matrimonios) se caracterizaban por ser aborígenes barbudos (los hombres), algunos investigadores los citan como dentro de una isla ya que si bien sus rasgos corresponden a los huarpes, no reciben influencia ni andina ni amazónica y dados los restos encontrados, tanto de morteros, conanas, como puntas de flechas y hachas, talladas en piedra se los asocia más a poblaciones del paleolítico; se sabe que los henias desarrollaron la técnica de la cerámica pero se cree que si bien se han encontrado algunos restos en zonas de camiares, estas son de otros orígenes (pueden haber sido producto del intercambio); si se sabe que tejían cestos, redes, construían canoas, y tejían en telares sus vestimentas.

La conquista de “la provincia de los comechingones” la comenzó Francisco de Aguirre en 1556 y hacia 1573 el capitán Lorenzo Suárez de Figueroa, le dejó al General Jerónimo Luis de Cabrera el testimonio de un relato de su expedición por el territorio actual de la Provincia, habiendo recorrido las Salinas Grandes y la región de Quilino hacia el sur, rebasando los valles de las Sierras Chicas.

El propósito de los conquistadores del Alto Perú en encontrar una ruta hacia el Río de la Plata determinó la decisión de erigir la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía.

La capital de Córdoba es fundada así, a orillas del río Suquía ( hoy Río Primero) el 6 de julio de 1573 por Jerónimo Luis de Cabrera.
Luego de su fundación, Córdoba integró la Gobernación del Tucumán, dependiente primero de Chile y luego del Virreinato del Perú.

Lo que muestra que se arrastraron costumbres de la cultura y gastronomía de esas zonas del norte con las corrientes poblacionales que fusionaban a españoles con indígenas de esas latitudes.

La necesidad de dividir el Virreinato del Río de la Plata y su importancia estratégica, llevó a convertirla en intendencia el 5 de agosto de 1783, siendo su capital la ciudad de Córdoba, abarcando sus límites hasta las regiones de San Juan, San Luis, Mendoza y La Rioja.

Su primer Gobernador Intendente fue el Marqués de Sobremonte. Los conquistadores introdujeron a los jesuitas, quienes crearon numerosas estancias en el entorno de la ciudad y en las rutas de comunicación, asegurando una abundante producción pecuaria y consolidando las vías comerciales.

Llegan así al finalizar el siglo XVI, los primeros jesuitas quienes, posteriormente, levantaron la Compañía de Jesús, que comenzó a ser edificada en 1650. Siendo el templo más antiguo en la ciudad, es declarado monumento nacional en 1940 y Patrimonio de la Humanidad, en el año 2000.

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