Las vacaciones interrumpen las
costumbres de la vida diaria y es el momento de dejar de lado los problemas, el
trabajo y las responsabilidades. Es un momento de relax y de descanso.
Muchas veces, las personas que trabajan mucho y muy duro encuentran el contraste
perfecto durante las vacaciones, cuando se dan el tiempo para el romanticismo y
las cuestiones del amor íntimo.
Todo cuenta... el hecho de viajar, conocer lugares exóticos, todo un conjunto de
cambios que predispone a las personas a conocer gente nueva, a abrir sus
horizontes y sacarse algunos prejuicios de encima. Las emociones se potencian y
todo parece estar más relacionado con el amor.
Tal es la industria de las vacaciones y las nuevas relaciones, que algunas
compañías de turismo se dedican a crear todo un conjunto de ambientes que
predispongan a las personas solas y a las parejas también, a profundizar sus
emociones y vivir cosas nuevas.
Las vacaciones sirven como oasis para personas cansadas de caminar por el
desierto de la rutina diaria, de ver siempre los mismos edificios y la misma
gente, de recibir presiones todos los días y de no tener tiempo para
relacionarse con otras personas, o siquiera tener un momento para la intimidad.
Este periodo de descanso, es ideal para vivirlo momento a momento, para no
planificar demasiado sino estar ahí, no sumar presiones de ningún tipo y
liberarse. Por eso, usualmente cuando se inicia una relación durante el verano,
se vive más fuertemente, con más emoción e ilusión, porque la sensibilidad está
potenciada, en estado puro.
El objetivo de una relación de verano es vivirla plenamente, sin hacer planes
muy a futuro, sin pensar muy seriamente si la otra persona es “la pareja ideal”
o “si podrá cubrir mis necesidades”, todo está basado en el instinto y en el
momento.
El amor de verano versus el amor durante el año
La diferencia entre estos dos tipos de relaciones, es el tiempo. El verano ocupa
un periodo de no más de tres meses o menos, pero durante esos momentos, la
intensidad de una relación hace que todo pase con mayor rapidez, que se vivan
tantas cosas (a veces más) que durante el año. Los momentos para estar juntos
son más y, por naturaleza, de mayor placer. Los tiempos se acortan y la conexión
madura con mayor rapidez.
Generalmente una pareja formada durante el verano, no pasa tarda más de cinco días
en tener relaciones sexuales. Y como todo es más intenso, también todo es más
fugaz, las relaciones no duran más allá de la vuelta a la vida normal.
Quienes no creen en el paraíso, pueden encontrarse con que las vacaciones son un
lugar en donde todo pasa, todo el tiempo, y en donde todo puede pasar, desde la
desilusión más profunda hasta el amor más increíble.
Qué se puede esperar
Algunos esperan encontrar a alguien para pasarla bien, otros esperan encontrar
al “gran amor”, pero todos son optimistas. Sin embargo, y más allá de la
predisposición, el éxito de la empresa, dependerá de su atractivo físico, su
facilidad para sociabilizar, y su experiencia en relaciones humanas.
Elegir un buen destino de vacaciones, es fundamental para poder llegar a
pasarla bien y realizar actividades que le gusten y, por ende, para tener éxito
en la búsqueda.
Una vez conseguido esto, dedíquese a hacer amistades y pasarla bien, luego -como
consecuencia lógica- llegarán el romance y el amor. Es importante no forzarse a
encontrar “sí o sí” una pareja, todo debe ser fluido y natural, porque de otra
manera, la desilusión puede ser grande.
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una relación de verano