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Muy probablemente, usted no esté muy al tanto de cómo conseguir, de forma rápida
y fácil, una habitación en una cabaña, posada, hosterías, u hotel durante los
períodos más turísticos, como los recesos de Navidad y Año Nuevo, sobre todo
después que los responsables de estos albergues hayan rechazado su pedido de
reserva, o bien al enterarse de sus algo arbitrarias normas, que le inducen a
contratar un tiempo mayor al deseado.
¿Pero porqué resignarse a la respuesta negativa de uno o dos empleados, que le
afirman que sus sueños de descanso y reposo quedarán truncos a causa de la falta
de vacantes en el hotel?
Sorteando las dificultades
Existen normas muy discutidas y polémicas que se aplican en muchos hoteles
pequeños, posadas y hosterías, ubicados en los lugares más concurridos durante
las vacaciones o mini-vacaciones. No obstante usted las puede encontrar muy
útiles y aplicables de una forma muy efectiva, tanto cuándo trate con hoteles
con sistemas de reservación centralizada, como con sistemas locales.
La primera norma, que puede ser realmente muy molesta e inconveniente para sus
objetivos de dormir un noche en un lugar muy visitados por turistas, es aquella
de las Noches Mínimas de Permanencia.
En efecto, podría encontrar que una posada requiere obligatoriamente una
permanencia de dos noche durante un fin de semana, y/o tres o cuatro noches
durante fechas turísticas, como Semana Santa, Navidad, Año Nuevo, o un fin de
semana largo, o en el caso que en ese ciudad se esté desarrollando un
acontecimiento deportivo, una fiesta de la cerveza, etc.
Pero además, aunque desee reservar estas dos noches, el hotel podría igualmente
negarse a tomar a tomar su reserva, o bien por estar completo, o bien por temor
a un “faltazo” suyo.
Esto es así por que, muy posiblemente, si usted efectúa esta reserva para un fin
de semana, especialmente en las noches del viernes y del sábado, lo más probable
es que durante esos concurridos días ellos ya tengan sus vacantes ocupadas.
Además, si los responsables del hotel reservan el poco lugar vacante, podrían
temer que usted, por alguna determinada razón, no concurra durante esos días, y
por ende, ellos pierdan la posibilidad de alquilarlo a otras personas.
Utilizando las normas en su beneficio
Sin embargo, diferente será el caso si usted reserva las noches del jueves y
viernes, o sábados y domingos. En esos casos, la atención será mucho más
especial, puesto que dichas fechas suelen ser menos reservadas, y los
responsables del hotel se asegurarán trabajo para esos días, de por sí menos
concurridos.
De hecho, en los días y semanas antes de las fechas preferidas, ellos harán todo
lo posible para llenar su propiedad por adelantado, y olvidará aplicar la norma
de Noches Mínimas de Permanencia. Por eso, si planea estar sólo un día, o bien
más de dos, elija siempre, como fecha de reserva, las jornadas menos
concurridas, que son las que están fuera del fin de semana, pero dentro del
período vacacional.
Si el hotel, para la fecha que ha solicitado, ya se encuentra totalmente
repleto, o si sólo busca pasar una noche durante un fin de semana o
mini-vacación, también podría usar estas normas a su beneficio, preguntando
sobre las normas de cancelación.
Casi todos los albergues requerirán a sus potenciales huéspedes, para preservar
las reservaciones, que garanticen su llegada mediante una tarjeta de crédito, o
incluso cargándole la primera noche a la tarjeta al momento en que reserve la
habitación. Pero si estos clientes no cancelan el pago dentro de la norma de
tiempo establecida (generalmente 48 hs.), podrían perder su depósito y vacante.
Allí se abrirá otra oportunidad para lograr un alojamiento.
Para aprovechar esto, tenga en cuenta los horarios de ingreso establecidos.
Quizás desee permanecer en una ciudad costera, pequeña y encantadora, pero sólo
el viernes por la noche. Entonces, si le han señalado que el horario de entrada
es a partir de las 5 p.m., y que la norma de la cancelación requiere una
notificación de 48 horas previas, debería llamar al hotel para consultar si se
ha abierto alguna vacante durante la mañana del miércoles.
Aún si no es así, pida que lo pongan en una lista de espera, para el caso que en
las próximas horas alguien cancele verdaderamente su reserva. Vuelva a llamar en
dos o tres horas, y manténgase atento de las probables novedades.
Mientras tanto, le convendría hacerse un buen amigo de los conserjes y el
personal de reserva, si es que se encuentran en el albergue, para evitar fiarse
de sus ánimos para decidir o no otorgarle su habitación. Por cierto que si ellos
le llaman y cumplen su pedido, sería muy bueno darles las gracias personalmente
en su llegada o salida del hotel, y tal vez un pequeño obsequio, que no solo lo
hará ver muy cortes, sino que también le dará mayores probabilidades para la
próxima visita…
Aún si no ha recibido noticias, cuándo el día planeado finalmente llegue, llame
nuevamente durante las primeras horas de la mañana para preguntar si hay lugares
vacíos, ya que muchas reservas se cancelan pocas horas antes.
La alternativa de concurrir personalmente
Si todavía no pudo conseguir una habitación en el hotel elegido, pero se siente
con muchas ganas de concurrir, podría igualmente dirigirse a ese lugar, ya que,
personalmente, podrá encontrar muchas otras oportunidades que las que podría
obtener, telefónicamente, por adelantado.
Vaya directamente al primer albergue que ha elegido, y simplemente pregúnteles a
los conserjes si tienen algún lugar vacío. Se asombrará de saber cuántas
cancelaciones de última hora reciben los hoteles, debido a enfermedades
repentinas, obligaciones de trabajo, dificultades en el viaje, y otro tipo de
razones similares.
La última cosa que querrían los responsables de un hotel, es tener en manos una
habitación vacía, después de rechazar a innumerables personas durante los días
previos.
Además, como estímulo adicional para que su personal llene la capacidad del
hotel, algunas posadas ofrecen incluso un bonus, que es un pequeño porcentaje
del costo del alquiler de la habitación para los empleado que pueden vender la
habitación vacía para esa noche, por lo que, si existe la posibilidad de que
usted puede pernoctar, no tendrá dificultades en que los conserjes le ofrezcan
sus habitaciones, incluso aunque estén llenos de trabajo.
Para el caso que todas las respuestas sean igualmente negativas, podría
igualmente pedir otras referencias. Por ejemplo, usted podría no saber que su
albergue preferido está asociado con otras posadas y hoteles, en una
organización que les proporciona beneficios recíprocos. Por lo tanto, sus
responsables a menudo estarán dispuestos (y obligados) a ayudarse los unos a los
otros, con el fin de derivar gente a los hoteles que se encuentran más vacíos,
si es que su propia propiedad se encuentra repleta.
Si es realmente afortunado, un empleado diligente podría hacer una breve parada
en sus rutinas para tomar el teléfono y empezar a telefonear a las posadas
cercanas, en busca de algún lugar vacante.
Aunque no lo crea, sus oportunidades de reservar una habitación en el lugar
deseado que planea visitar, son a menudo mucho más factibles durante el día de
su llegada que algunas semanas por adelantado. No les estamos diciendo que no se
asegure unas reservaciones por adelantado, pero sí que no pierda sus esperanzas
si recibe como única respuesta “no hay vacantes”.
Y si se dispone a viajar a un área muy popular para las mini-vacaciones, es
decir con mucha concurrencia, pero también con mucho alojamiento disponible,
podría sorprenderse muy gratamente si mantiene la fe y trata al personal de
reserva con bondad y cortesía, ayudándolos a que encuentren una buena razón para
querer ayudarlo.
Por cierto que, por mínimas que sean, siempre habrá chances de que deba tomar
nuevamente su auto y, luego de un pequeño recorrido por la ciudad costera, deba
emprender el retorno a su hogar. Solo usted sabrá si vale la pena intentarlo,
pero… ¿Porqué no arriesgarse al placer?
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