Es un
balneario espectacular, situado a 142 kilómetros de la capital. Todo es lujo y
confort, las mejores cadenas hoteleras se encuentran aquí. La categoría,
instalaciones y servicios impresiona, pero los cubanos dicen: “Varadero no es
Cuba”.
A lo largo de esta península de Hicacos se encuentra la zona hotelera, con la
playa detrás, restaurantes, tiendas, centros de entretenimiento y hasta teatros
para varios cientos de personas donde se realizan shows nocturnos de música y
bailes.
El nombre Varadero que se le dio a esta zona, según una opinión, fue por sus
características. Aguas tranquilas y poco profundas que se convertían en una
trampa para los barcos, los que quedaban varados.
Otros dicen que en estos lugares era donde se varaban los barcos para hacer
reparaciones y abastecerse. Es una larga extensión de playa, alrededor de 22
kilómetros de arenas blancas y finas con agua color turquesa.
Dentro de
los hoteles posibles en nuestro sistema habíamos seleccionado el Meliá Sol
Palmeras, lo ubicamos en el mapa, y como siempre pensando en llegar para pegarse
un chapuzón en la piscina.
Esta vez el clima nos jugo una mala pasada, estaban sufriendo la presencia de un
frente frío, bajo mucho la temperatura y nos quedamos con las ganas de utilizar
sus piscinas.
Principalmente la nocturna, iluminada con focos en sus costados y fondo, y el
clásico barcito para degustar jugos o un típico mojito. Nos instalamos, le dimos
una recorrida, y en la noche después de la cena asistimos a un show de música y
baile en el teatro del hotel.
En la
mañana con sol y mejor temperatura disfrutamos de la playa y alrededor del
mediodía salimos a recorrer la península de Varadero. Visitamos la Cueva del
Esqueleto, un parque ecológico donde se puede observar la flora autóctona, su
subsuelo coralino y llegar hasta una serie de cuevas donde se puede ver los
esqueletos hallados en esta zona durante los trabajos de saneamiento.
Por la
tarde fuimos hasta el Delfinario Varadero y disfrutamos del show. El delfinario
se construyo dentro de una pequeña bahía natural, se respeto la vegetación, su
fondo rocoso, y los estanques para estos mamíferos los construyeron cercando esa
pequeña bahía.
Una sola tribuna y tratando de crearles un ambiente lo más natural posible. Al
culminar el show sobre una plataforma flotante en el estanque principal, los
pudimos tocar, te abrazan con sus aletas y te dan un beso asistidos por su
entrenadora.
Beatriz
lamentando no poder entrar al otro estanque y nadar con ellos. Esto lo tienen
organizado, pero para protegerlos solo se permite el ingreso de un cupo
limitado de personas al mismo tiempo y por día.
Recorrimos después el pueblo de Varadero y en las últimas horas de la tarde
disfrutamos la piscina hasta que Gonzalo no soporto mas el frío. Al atardecer
y en la noche bajaba mucho la temperatura y se ponía ventoso, por esa masa de
aire frío que estaba pasando por la zona.
Camino
a La Habana, Las cuevas de Bellamar
Cerca
del mediodía partimos de Varadero hacia La Habana. De camino habíamos decidido
visitar las Cuevas de Bellamar, situadas en el valle de Yumuri. Nombre que toma
esta zona por un minero japonés que buscando oro descubrió las cuevas.
La ruta de Varadero a la Habana se diferencia del resto, esta perfectamente
pintada y señalizada. Esto se debe a la cercanía de ciudades importantes como
Matanzas, la capital La Habana y también porque esta zona es la de mayor
afluencia de turistas, donde se encuentra su principal balneario.
En estos lugares se ven muchos mas turistas españoles, italianos, alemanes, y
principalmente en Varadero y en el hotel donde nos alojamos muchos argentinos.
Llegamos
al lugar donde supuestamente estaban las cuevas. Por un desvío de la ruta
llegamos a un pequeño cerro, donde hay un estacionamiento, un parador, parque
con juegos para niños y una construcción que parecía una estación de
subterráneo.
Preguntamos, ¿donde están las cuevas?, nos respondieron que dentro de esa
construcción esta la entrada y luego nos indican que nos apuremos, el guía del
lugar estaba comenzando un nuevo recorrido.
Entramos en esa construcción donde se halla la entrada, bajamos al comienzo por
una escalera de cemento y buen tamaño, pero a medida que seguimos bajando
pasamos a una escalera de metal y más angosta.
Sentimos el impacto del calor que sofoca, la humedad alrededor del 100% y la
falta de luz. La primera impresión fue de susto, bajar por esa escalera de
metal, todo mojado, resbaladizo, casi a oscuras, el tiempo que tardamos en
acostumbrarnos a la falta de luz y enterarse que llegaremos hasta los 75 metros
bajo tierra, impresiona.
La
entrada se encuentra en la bóveda principal y con esa escalera en varios tramos
llegamos hasta lo más profundo de la cueva donde ya estaba el resto del grupo.
El guía, un espeleólogo muy cómico, vivía haciendo chistes y bromas. Con su
luz portátil y más potente iluminaba los lugares que debíamos observar. El techo
de esa enorme bóveda estaba cubierto de estalactitas y otras diferentes
formaciones de rocas, y por supuesto muchas filtraciones de agua.
En penumbras con el camino indicado por pequeños farolitos eléctricos en línea
comenzábamos el recorrido por uno de los tantos túneles que tenia la cueva.
Nos
explicaba el guía que algunos de esos túneles, aun no habilitados, llegaban a
medir hasta 500 metros de longitud. Se realizaban en ellos estudios y se estaba
trabajando con el fin de habilitarlos para futuros recorridos.
Dentro de la cueva no hay ningún tipo de vida, solo humedad y filtraciones de
agua. Las rocas han sido erosionadas por el agua y el tiempo logrando diferentes
formas, las que nos señala el guía a lo largo del camino.
Con mucho humor nos va mostrando las diferentes fuentes de agua, como por
ejemplo la fuente para que beba la suegra, una pequeño espejo de agua sulfurosa.
El canal del parto, una roca con forma de pelvis, y lugares por los que debíamos
pasar agachados casi en cuatro patas.
Una de las pruebas que nos hizo realizar nuestro guía fue colocar una mano
delante de la nariz y acto seguido apago todas las luces, no lográbamos ver
absolutamente nada, con esto quería que comprobáramos la ausencia total de luz
que había dentro de la cueva. A veces también bromeaba escondiéndose en algún
recodo del túnel y asustando a los mas rezagados.
Es una maravilla ver las diferentes formas que ha dado la naturaleza a esas
rocas, formas que uno las mira, el guía las ilumina y parecen tal cual: un oso
polar, una bailarina de ballet, una botella, y muchas formas más. Una
experiencia impactante, y al regreso sufrir de nuevo esa escalera para salir a
la superficie..
Después
de esta experiencia seguimos camino hacia La Habana pasando por el puente sobre
el valle Yumuri, un orgullo de la ingeniería civil cubana. Este puente permite
sortear el mencionado valle a 110 metros de altura.
Pasamos por playas del este, el balneario más cercano a La Habana, donde los
fines de semana se aglomeran turistas y pobladores de La Habana a disfrutar de
la playa. En las afueras de La Habana pasamos al costado de la ciudad
universitaria y deportiva, en la que han realizado varios campeonatos
panamericanos de atletismo.
Castillo
del Morro, Complejo Morro Cabaña
Llegamos
a la Habana con una parada para recorrer el complejo Morro Cabaña. Antigua
fortaleza de la dominación española donde luego se instalo las oficinas de Che.
Hoy funciona como destacamento del ejercito, museo, y atractivo turístico.
En el museo se guardan objetos personales y los billetes con su firma, de la
época en que dirigía el banco nacional.
En este
lugar se encuentra también al Faro de la Habana, el que hoy aun funciona y
durante el día se puede subir hasta su punto mas alto, salir a esa especie de
balcón, desde donde se puede apreciar toda la bahía y la ciudad.
Subimos para comprobar la vista desde ese lugar, y en ese momento la persona que
cuidaba el faro estaba escuchando en la radio las ultimas noticias sobre el caso
Elian.
Nos pusimos a conversar, era el tema del momento, en todo lugar se discutía,
opinaba, había pancartas y carteles por toda la ciudad, este problema se
convirtió en una causa nacional.
Luego de recorrer este lugar tomamos camino hacia el hotel donde nos
hospedaríamos, para ello regresamos a la ruta y cruzamos la bahía por el túnel.
Esta es otra obra de ingeniería reconocida mundialmente, en lugar de construir
un puente, realizaron un túnel que cruza la bahía de La Habana
Llegamos
hasta la rambla, El Malecón como lo llaman ellos, la transitamos hasta la quinta
avenida, y luego por la 84 para llegar al hotel Comodoro. Por la noche
regresaríamos a la fortaleza para presenciar la famosa ceremonia del cañonazo a
las 9 en punto.
Durante la dominación española la ceremonia consistía en lanzar mediante el
cañón una cadena de una punta a la otra de la bahía, con el fin de impedir la
entrada de barcos piratas.
Según la historia la ciudad fue saqueada varias veces por lo que la colonia
española decidió construir varias fortificaciones para defender la bahía y la
ciudad. Estas fortalezas era continuamente atacadas por piratas que surcaban el
Mar Caribe.
La ceremonia se realiza todos los días, es un atractivo turístico y punto de
encuentro de pobladores locales. Cuentan que durante un tiempo esta ceremonia se
suspendió, pero a pedido de la gente se volvió a realizar.
Se puede recorrer la fortaleza, dar un paseo en carruajes de época, visitar
muestras de arte permanentes, y disfrutar de la vista nocturna de la ciudad y la
bahía.
Volvimos
al hotel y lo recorrimos para conocer sus instalaciones. Nos impacto ver en la
recepción un rincón dedicado a la historia del hotel. Con documentos y fotos
muestran que fue uno de los lugares donde se alojaron las fuerzas
revolucionarias cuando llegaron a La Habana.
A la entrada frente a la puerta hay una maqueta de la isla con las banderas de
las nacionalidades de las personas que se han alojado en este hotel. Entre
todas esas banderas en uno de los bordes de la maqueta, la bandera de Uruguay.
El Salto
de Soroa y el Valle Viñales
En la
mañana siguiente salimos rumbo a Soroa para visitar su salto de agua y su
orquidiario.
Tomamos la autopista central con rumbo a la ciudad de Pinar del Río. Transitamos
algunas horas y de repente vimos una derivación y otra ruta que cruzaba por
encima de la nuestra, nos habíamos pasado, esa era la entrada.
Para confirmar paramos y preguntamos a un campesino que en ese momento estaba
arando con su yunta de bueyes. Nos dijo que efectivamente esa era la entrada,
que dobláramos por encima del cantero para retomar la ruta.
Vimos que en realidad el cantero central no tenia cordones solo césped. Es
frecuente que se pasen de la entrada a Soroa y se retome la ruta cruzando por
encima del cantero central.
El campesino nos dice: “no hay problema, todos lo hacen”, cuando vemos un enorme
camión con remolque hacer la maniobra que nos aconsejaron. Le dimos las gracias
a ese hombre y él nos respondió “de nada, estamos para servirle”.
El salto
de Soroa se encuentra en un parque declarado reserva de flora, el cual se
recorre cuesta abajo en la sierra hasta llegar a la parte mas profunda, desde
donde se observa el famoso salto de agua de 22 metros de altura.
En esa época no era muy caudaloso porque estaban sufriendo una sequía, pero el
caudal de agua era suficiente para formar un pequeño lago y estanques entre las
rocas donde se refrescaba Gonzalo del intenso calor.
Para llegar hasta al salto de agua recorrimos pequeños caminos de piedra, con
escaleras y desniveles rodeados de abundante vegetación. En algunos tramos del
camino se formaban túneles por los árboles y cañas que apenas dejaban pasar la
luz del sol. Para salir del parque había que volver a subir esa cuesta hasta la
salida.
Desde
aquí nos fuimos hasta el Orquidiario de Soroa. Es un jardín botánico, centro de
investigación y estudios biológicos. Tienen toda la vegetación autóctona y
exótica posible y se destaca por albergar la mayor cantidad de especies de
orquídeas, mas de 700, de las cuales 25 son cubanas.
Cuenta la historia que estas tierras las dono un abogado español que vino de las
Islas Canarias, donde construyo este parque y su hacienda en memoria de su
esposa e hija.
Nos acompaño durante el recorrido una guía que además estudiaba y trabajaba en
este lugar. Tendría unos veinte y pocos años, y nos fue mostrando toda las
especies del parque.
En determinado momento interrumpió la charla para asistir a un compañero. Este
muchacho estaba mostrándoles el lugar a un grupo de europeos. Hablaban ingles
pero entendían mejor el francés, creo que eran suizos, la muchacha fue hablo con
ellos y les explico algunas cosas que su compañero no lograba hacerse entender.
Al regreso con nosotros nos comento que hablaba ingles y francés, además por
las noches asistía a un curso de alemán. Eran cursos opcionales de idiomas que
se dictaban en la universidad y ella consideraba que le seria útil para su
trabajo.
Luego de
toda esa experiencia botánica nos dirigimos al famoso Valle Viñales, a observar
sus Mogotes considerados maravilla de la naturaleza.
Es un extenso valle rodeado de montañas, algunas con formas muy variadas,
redondeadas, otras con forma de meseta a las que llaman Mogotes. Forman parte de
la Sierra del Rosario y es un paisaje increíble.
Estar parado en ese valle rodeado por esas montañas hace sentirse muy pequeño
entre toda esa naturaleza. En este lugar también se encuentra el Mural de la
Prehistoria, en una de las caras de esas montañas, pintores y artistas recrearon
la vida en la prehistoria. Pintando grandes dinosaurios y la vida del hombre en
esa época.
La idea del mural surgió durante una visita a esta zona de la compañera de
Fidel, al observar el inmenso muro se le ocurrió que en ese lugar había que
hacer algo que quedara para la posteridad, y así nació la idea junto con un
grupo de artistas.
Luego de
ver este increíble paisaje nos dirigimos hacia una de esas montañas, donde se
encuentra la “Cueva del Indio”. La leyenda cuenta, que en esta cueva vivió y se
refugio un cacique de una de las últimas tribus durante la conquista española.
Otra cueva en penumbras y jamás nos imaginamos que la recorreríamos en una
lancha. Dentro de la cueva fluye un río subterráneo, en unas lanchas te dan un
paseo y muestran las diferentes formaciones de rocas que causo el tiempo y la
erosión.
En uno de los recodos de esa cueva, una roca tomo la forma de una persona
sentada sobre una piedra, como custodiando la entrada. La leyenda dice que ese
es el cacique que vivió escondido en este lugar.
Luego de recorrer un rato la cueva, finalmente se sale al exterior por una
grieta. El río sale al exterior y se forma una pequeña cascada, esto si
construido por la mano del hombre.
Además
de la cascada y el pequeño lago que se forma, construyeron un parque con un
gran parador y mucha vegetación tropical, donde la gente va a pasar un rato y
descansar. En ese lugar un par de personas ofrecían como algo distinto y
pintoresco un paseo montado en búfalo vietnamita.
Muy bien entrenado, su dueño le pedía que realizara diferentes maniobras y el
búfalo respondía a la perfección. Por supuesto que Beatriz y Gonzalo no se
aguantaron, bicheros y audaces como son, salieron a dar el paseo locos de la
vida.
Estos animales se importaron con el fin de realizar experiencias genéticas,
cruzas con otros tipos de ganado. Son animales muy fuertes y de fácil adaptación
a diferentes climas.
De regreso a La Habana, por la autopista central nos alcanzo una de esas
lluvias tropicales impresionante. De tanto que llovía no se veía a dos metros,
se nos filtraba agua por los burletes de goma que recubren el parabrisas y
teníamos que cubrirnos con unas toallas, el agua estaba helada.
Los siguientes días que pasamos en la Habana sufrimos estas inclemencias del
tiempo.
La Habana
Histórica, La Habana Vieja
Al otro
día también nublado, con llovizna y muy gris salimos a recorrer la ciudad con
sus monumentos históricos. La primera parada fue sobre la bahía frente al
Castillo del Morro y del Cristo de La Habana, para visitar la Plaza de Armas.
Esta fue la plaza principal cuando se fundo la ciudad y a su alrededor se
localizan los principales monumentos históricos.
Visitamos
el castillo de la Real Fuerza, otra fortificación de la dominación española
convertido en museo donde se puede observar todo el armamento de la época. El
palacio del Segundo Cabo con sus arcadas, donde hoy funciona la cámara del
libro.
En su entrada y exterior se colocan mesas donde se exhiben y venden libros. Nos
lleno de orgullo ver en toda Cuba como se leen nuestros autores nacionales, se
ven libros de Benedetti, de Galeano etc.
Otra de
esas construcciones históricas es el Templete, donde se realizo la primera misa
y el primer cabildo. Luego visitamos un palacio enorme llamado Casa de los
Capitanes Generales.
En este lugar vivían los altos oficiales españoles durante la colonia y fue la
casa de gobierno de la época Ahora es un museo, con un patio interior al aire
libre, dos pisos y salas donde se muestra la vida y evolución de la ciudad
El enorme salón comedor, una replica del trono del rey de España, uniformes de
época, trofeos de caza en las paredes, etc. En el patio entre la vegetación, la
estatua de Cristóbal Colon y pavos reales paseándose por los jardines.
Luego de ver esto seguimos a pie por La Habana Vieja. En esos momentos se
estaba llevando a cabo la reunión de presidentes de toda América Latina además
de los reyes de España.
Por esta razón hubo lugares a los que no se pudo entrar, en ellos se
realizaban reuniones, conferencias o visitas de mandatarios y personalidades
políticas.
Caminamos por esas pequeñas calles de La Haban Vieja. Visitamos construcciones
históricas como la Catedral con su plaza llena de puestos de artesanías y
libros, además del clásico barcito con música en vivo y las mesas sobre una de
las esquinas de la plaza.
En una de esas callecitas empedradas y muy angostas se encuentra la postal de La
Habana Vieja, la Bodeguita del Medio. Lugar que frecuentaba el escritor
Hemingway y donde muchos que la han visitado dejan estampada su firma y
mensajes en sus paredes.
Recorrimos otros atractivos históricos como la Plaza de la Revolución con el
Obelisco y el Memorial a Martí. Es una plaza enorme, rodeada de importantes
avenidas, es la que vemos en los noticieros, donde se reúnen mas de un millón de
cubanos en los actos del día de los trabajadores..
El obelisco por dentro es una torre de 32 pisos, se sube a su punto mas alto por
ascensor, donde hay un mirador que permite apreciar toda la ciudad. Es el punto
mas alto de La Habana y a su alrededor se encuentran edificios públicos: la casa
de gobierno, la biblioteca nacional, el ministerio de industria y energía que
tienen en su fachada la clásica foto del Che en relieve.
En el piso del mirador están grabados los puntos cardinales y en que dirección
están las ciudades más importantes del mundo con sus distancias. Entre ellas la
ciudad de Montevideo a 6995 kilómetros.
Por la
tarde y bajo lluvia visitamos el Acuario Nacional. Es un acuario enorme, donde
se exhiben y estudian las diferentes especies marinas autóctonas y exóticas.
Termina sobre el mar en las rocas con forma de barco y tiene un gran estanque
con tribunas donde hacen su show de delfines.
Se puede recorrer la galería de peceras con diferentes especies y otros
estanques acondicionados para recrear el habitad de tiburones, tortugas, focas y
pelícanos. En uno de esos estanques vimos una sesión de entrenamiento de focas
y lobos marinos.
Fueron tres días recorriendo La Habana y sus alrededores. Esa tarde era la
ultima en Cuba, volvimos al hotel a preparar las maletas y le dimos una ultima
recorrida. Había pasado el mal tiempo y disfrutamos de un colorido atardecer
desde los jardines y playa del hotel, por supuesto que lo registramos con
nuestras cámaras.
El hotel termina sobre la costa, y como toda la ciudad no tienen playa solo
rocas, por esto construyeron una playa artificial mediante un muelle que frena
la marea y forma del otro lado una pequeña playa casi
natural.
Por
William Nicolari