De viaje con adolescentes
Luego de la experiencia inicial, la mayor parte de los adultos conciben a sus
viajes con adolescentes como un trabajo más, antes que un período de descanso,
relajación y disfrute. Y es que por cierto, no es nada fácil compartir el
interior de un auto, micro, avión, o cuarto de hotel, con adolescentes cuyos
humores pueden ser realmente imprevisibles.
Sin embargo, a esta edad, cualquier padre sabe muy bien que muy poco útil será
manifestar una conducta represiva y dura, por lo que sin dudas será mucho más
efectivo tener en mente algunas estrategias que ayuden a que los viajes sean más
agradables tanto para ellos como para sus hijos.
En primer lugar, para el caso de que se reserven pasajes y hospedajes para un
gran y lejano viaje, no sería mala idea comprar también un seguro de cancelación
de viaje, para el caso de que el adolescente cambie de opinión y se decida
férreamente a no viajar.
Con un adolescente, es crucial prever todo tipo de posibilidades, pues muchas
veces ni ellos saben bien lo que quieren, pero si el viaje ya está bien
acordado, será importante entonces que se cuenten con algunos recursos para
facilitar el mismo…
Frente a un rebelde sin causa
Lo sabemos: estas sugerencias podrían ser muy útiles para aquellas familias
donde los adolescentes asumen que estarán de acuerdo en ir a donde sea con sus
padres. Pero lo cierto es que a menudo los jóvenes muestran un muy bajo interés
por los viajes de familia.
En realidad, los padres no deberían sentirse heridos ni dejar de lado esos tan
gratificantes viajes de familia, pero sí deben saber que parte natural de la
adolescencia es la separación, pues este es un tiempo donde se comienza a alejar
de los padres.
E incluso si los adolescentes protesten por el viaje familiar, debe saber que el
hecho de que usted se interese en hacerlo, será suficientemente importante para
ellos.
En pos de tranquilizarlos, los padres deben decirles a sus hijos adolescentes
que saben muy bien que ellos ya no son más niños, pero que eso no implica que no
puedan dejar de hacer cosas con sus familias, de forma tal de que todos las
disfruten y las experimenten de forma tan agradable como sea posible.
Por eso, es importante que no se “arrastre” a los jóvenes por un viaje planeado
íntegramente por sus padres, sino que se les de espacio para que ellos tengan la
oportunidad de hacer algunas sugerencias con respecto al viaje.
Una actividad que podría conferírseles, por ejemplo, es hacer el plano de viaje
antes de partir, y que luego se encarguen de llevarlo consigo para guiar el
viaje. Lo importante, en todo caso, es que se conciban a los viajes como una
aventura en la que toda la familia esté implicada, y en donde todos se hagan
responsables del bienestar del otro.
Programando un viaje distinto
Los padres deben reconocer asimismo la necesidad de los jóvenes por tener una
cierta independencia, permitiéndoles tener algunas actividades con sus pares. En
este sentido, por ejemplo, se podría elegir un crucero con entretenimientos para
jóvenes.
Allí, los chicos pueden compartir actividades con otros jóvenes, lo cual no
implica que no se pase un tiempo en familia, pues es común que todos se junten
para la cena, y que luego los adolescentes se dirijan a encontrarse con su grupo
de pares.
Una cosa fundamental con las que se debería contar en cualquier viaje, es con un
walkman o discman con auriculares, para cada uno de los adolescentes, de manera
tal que ellos puedan escuchar su propia música o estación de radio. En este
sentido, será importante recordar llevar unas pilas extras, pues si las mismas
se acaban en medio de la ruta o un paraje inhóspito, se estará en verdaderos
apuros.
Luego, sería útil llevar unos casetes o CDs para el reproductor del auto,
especialmente aquellos que tengan grabados comedia o historias, lo cual no sólo
será interesante escuchar por parte de sus hijos, sino también por la familia
entera, que olvidará el tedio del viaje y tendrá algo de que reírse.
Para el caso que surjan discordancias sobre que música o historias escuchar, se
podrían formular reglas en las que cada uno tenga una hora para escoger la
música o historia, pero siempre conservando el poder del veto, pues si algo es
intolerante para todos los demás, como los chistes groseros de las llamadas
telefónicas o la música trash, los chicos deberían tener que escucharlo
con sus propios auriculares.
Varias familias, se inclinan también por la inteligente opción de llevar a
amigos de sus hijos. Sucede que esa edad, cualquier chico busca estar con sus
compañeros, pues cuando los chicos son pequeños sólo desean construir castillos
de arena, pero cuando son más grandes buscan desarrollar actividades sociales,
para lo cual necesitan sentirse acompañados por sus pares.
Un aspecto esencial para los jóvenes y sus padres, será la privacidad e
intimidad, lo cual puede ser difícil de lograr si todos están concentrados en un
hotel con habitaciones compartidas o contiguas. Por eso, siempre será importante
que considere reservar en lo posible espacios bien separados para los jóvenes.
Asimismo, será muy posible que los padres deseen viajar a sitios históricos,
museos, o a visitar parientes, pero todo esto debería ser combinado con algunas
cosas que los jóvenes pueden esperar con ansia, tal como una salida a un parque
de entretenimientos o aun bar temático, sin por ello dejar de incentivar a los
jóvenes a que visiten cosas que tal vez puedan parecerles poco interesantes,
pero que seguramente despertarán su atención.
Para los viajes en auto, sería importante planear hacer paradas de descanso en
lugares tranquilos, empacando un buen almuerzo o merienda campestre. También,
sería buena idea sacar una pelota del fútbol o un mazo de cartas, para que los
chicos se distraígan y rompan la monotonía.
En suma
Lo importante, en cualquier caso, será que no se rinda a dejar de hacer esos
tan gratificantes viajes familiares del pasado. Si antes los mismos eran para
mostrarles a sus hijos pequeños las maravillas del mundo, hoy en día pueden ser
excelentes para mejorar la comunicación, pues estos largos viajes, lejos del
hogar, dan tiempo para relajarse y hablar francamente.
Además, en estas salidas, parecieran ser naturalmente impulsadas de una manera
verdaderamente asombrosa las maravillosas y profundas charlas sobre una gran
cantidad de aspectos de la vida, tanto de los padres como de los adolescentes.
Por cierto, los viajes con adolescentes pueden tener algunos momentos ásperos,
especialmente cuando los hermanos comienzan a pelear. Pero también tienen muchas
ventajas, pues a diferencia de cuando los hijos eran pequeños, será posible
mantener interesantísimas charlas con ellos, y comenzar a vivir una vida adulta
que sea interesante para todos.