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Una visita al Louvre

Si piensa visitar París, no puede dejar de concurrir al Louvre, el museo de arte más grande del mundo. En esta nota, su historia, su presente, y algunas sugerencias para realizar la mejor de las visitas.



Este impresionante museo, sin dudas uno de los más famosos del mundo entero, se
encuentra a lado del río Seine, y contiene una gran cantidad de obras de arte,
las cuales significaron un antes y un después en la historia de la pintura y la
escultura. Entre otras podríamos citar la “La última cena”, y la “Mona Lisa” de
Leonardo da Vinci, y las esculturas “Victoria con Alas” y “Venus de Milo”.

 El
lugar donde se aloja el museo, fue inicialmente una fortaleza real, y, muchos
años más adelante, se convirtió en el palacio del Rey de Francia Philip I.

En
efecto, si usted se pregunta por qué los pasillos de esta construcción son tan
anchos, es justamente por que el Rey y sus hijos los utilizaban para poder
montar a caballo, y trasladarse de esta forma a través de su gran cantidad de
vestíbulos y habitaciones. 

 El
Louvre, es en realidad una gran cantidad de construcciones realizadas a través
de trescientos años, todas ellas unidas entre sí, y fue agrandado y adornado
continuamente por varios reyes franceses.  Actualmente, miles de cuadros adornan
sus elevadas paredes, cientos de estatuas se elevan por sobre sus brillantes
suelos, y decenas de tesoros artísticos ocupan los cientos de cuartos de este
palacio. 


Con todo, nadie está completamente seguro de dónde sale su nombre, “Louvre”,
aunque se piensa que probablemente proviene de la palabra del latín, Lupara.

 Son de tal magnitud y valor las obras de arte que contiene este museo, que
durante ambas Guerras Mundiales, la Primera y la Segunda, el gobierno francés
tomó todos los objetos artísticos que allí se encontraban, y los ocultó en un
lugar secreto, a resguardo de las bombas, los ataques y los robos. Este lugar
continúa sin saberse, y todavía se mantiene en secreto, por si fuera necesario
utilizarlo otra vez.

La
mayoría de las estructuras que se levantaron para darle forma al museo, siguen
el estilo del Renacimiento Francés. En 1546, el Rey Francis I designó al
arquitecto Pierre Lescot para erigir el ala oeste del complejo. Y el Louvre fue
creciendo a medida que las colecciones reales aumentaban en cantidad.

La Grande
Galerie fue terminada bajo el reinado de Henry IV y, en 1624, Louis XIII
contrató a Jacques Lemercier para que hiciera más extensiones al mueso. Para
1667, fue diseñada la majestuosa façade este, por el arquitecto Claude Perrault.

 Durante todo el siglo diecisiete, el Louvre continuó expandiéndose y sumando más
obras. Las incorporaciones más significativas durante ese período, fueron por
parte de grandes artistas holandeses y flamencos. En 1725, la Academia Francesa
de Pintura y Escultura llevó a cabo una gran exposición de arte en el Salón
Carre del Louvre.

La escuela situada en el mismo Louvre, comenzó a realizar sus
exposiciones anuales en los salones de este museo. Napoleón I aumentó también el
estatus del museo, cuando incorporó una colección egipcia.

 Finalmente, el museo fue terminado, en su totalidad, bajo el dominio de Napoleón
III. A partir de 1848, se convirtió en propiedad del Estado francés, pero, desde
entonces, tampoco ha dejado de aumentar su colección, y de hecho mucha gente
deja objetos muy valiosos como forma de obsequio o legado al mueso.

 En
1981, el presidente Francois Mitterrand llevó adelante un nuevo proyecto
denominado  "Le Grand Louvre". Este plan, incluía una extensión y una
remodelación completa del museo. Actualmente, una ilustre pirámide de cristal
Pei, marca la nueva entrada al museo.

Allí dentro, se pueden observar todo tipo
de antigüedades griegas, romanas, orientales y egipcias, junto con esculturas
medievales y cuartos repletos de objetos y decoraciones del Renacimiento, así
como cientos de pinturas modernas. Algunas de las estatuas más famosas del
mundo, como la "Victoria con Alas" o la "Venus de Milo", también se pueden
observar en el Louvre.

Los techos del
museo están decorados con mosaicos, pinturas y tallados. Algunas
de sus cerámicas, datan de 5.000 años atrás. Varias de sus extraordinarias
pinturas francesas, son tan enormes que no cabrían en las paredes de nuestros
hogares. Muchas pinturas tienen un significado religioso, como "La balsa de la
medusa" y "La última cena", y casi todos los visitantes que las han observado,
describen esta experiencia como la de un vuelo espiritual.

 Antes, durante, y después de su visita al Louvre, no deje de tener en cuenta que
se podrían pasar meses enteros dentro de este maravilloso museo, y aún así no
poder verlo todo.

 Si
está planeando una visita, también le aconsejamos llegar allí bien temprano,
para evitar hacer colas detrás de la enorme muchedumbre, -proveniente del mundo
entero-,  que aguarda en las puertas, y no ser muy molestado por el flujo
constante de gente que recorre el museo durante todo el día.