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Una bailarina del Moulin Rouge

La pintura como una necesidad interior, de todos y para todos

 

La
melancolía, un estado de ánimo que llevamos todos como en una maleta, su color
diría es el peltre,
es nuestro otro payaso, en el Circo, el Teatro, el Cabaret.

Lugares,
donde solemos ser mas auténticos y honestos, donde parecería que nos ponemos
la mascara y en realidad es la inversa.

La
ironía, el sarcasmo, lo obsceno, suelen jugar como mecanismos de defensa. En un cabaret o bien hoy diríamos lugar “under”, todos somos
iguales, no saber quien es quien, ni cual es cual.

Cuando
ella termina su show, retorna a su melancolía, nosotros también. Había un pintor que casualmente lo unía a ella en una gran amistad, a
través de la melancolía. Quizás ella no lo sabia, pero el en su hipersensibilidad podía
entenderla, o bien identificarse.

El
espacio: un cabaret, pero para ese pintor, era el de su cuerpo separado del
mundo, con un movimiento virtual: la percepción , que lo unía a esa realidad.

Su
pintura, un espacio soñado, y en los cuadros donde la pinto a ella – Jane
Avril -, son sus declaraciones de amor, sumergido en su “ser” y su melancolía.

“El
primer Hombre que invento un espejo, lo hizo tan largo como el. El motivo es muy fácil: quería verse de cuerpo entero en ese espejo. Tal espejo es bueno y bello, porque es útil y no quiere ser más que útil.

La invención fue obligada, pero todo lo que surge de una necesidad
interior es bueno y legitimo. Después de ese hombre vinieron otros que se dijeron: hasta hoy se ha
puesto al espejo verticalmente.

Se dieron cuenta de que también se podía poner horizontalmente; por
supuesto que se puede hacer tal cosa, pero la pregunta, es si tiene sentido e
importancia. Lo
hicieron porque era nuevo y porque su novedad les gustaba, pero una cosa nunca
es bella solamente por ser nueva.

En nuestro tiempo hay muchos artistas que hacen algo solamente porque es
nuevo; ven en esa novedad su valor y su justificación; se equivocan: la novedad
es muy rara vez lo mas importante. De lo que se trata siempre es: la superación de las cosas desde su
esencia.”

HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC

1864-1901