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Sexualidad Tántrica, Sanación del Alma Humana

La Unión Sexual Tántrica: Utilizar la energía que nos dio vida, como vía suprema de sanación del Alma.

Tantra es la denominación que recibe en la Edad
Media una filosofía de vida, patrimonio cultural de la Humanidad toda, y cuyos
primeros vestigios de existencia son hallados en la región del valle del río,
llamado hoy, Indo, situado en la antigua Bháratha (en la actualidad, India y
Pakistán). 

Constituye, en realidad, una conciencia del
Hombre y del Universo que cultiva el cuidado, el respeto por las leyes de la
Naturaleza, dentro de la que la especie humana está incluida. Para el Tantra,
somos una manifestación de la energía del Universo, tanto en nuestros planos
físicos, mentales, emocionales. Por lo tanto, nuestras conductas, acciones, y
formas de relacionamiento deberían responder a las leyes de esta energía. Así
como “el día respeta la llegada de la noche”, los seres humanos deberíamos
corresponder a los ciclos universales. 

Esto es, mantener la esencia humana en su estado
genuino, lo que incluye, una Sexualidad concebida y vivida como algo espontáneo
y natural, no sujeta a condicionamientos culturales y temporales.

 

Las innumerables hordas invasoras de aquellas
regiones, en su afán de poder y dominio, encontraron en esta fuerza poderosa, el
más alto poder de sometimiento. Es por ello que, los primeros rastros de
comUnidades Tántricas datan hoy, según los arqueólogos, de más de 15.000 años de
Antigüedad.

 

Tal como destacados estudiosos de la psiquis
humana demostraron milenios después, la inteligencia biológica y el instinto de
supervivencia de la especie humana, están íntimamente ligados a la preservación
de su salud sexual. Toda alteración de la misma produce desequilibrios en el
sistema humano y sus conductas. Así, bajo el impacto de tal perversión, el
Hombre, erra su camino, arrastrando en tal proceso, el movimiento de todo el
Universo.

 

Algunos “sobrevivientes” de aquellas primeras
tribus aborígenes, sostuvieron intacta, gracias a su poderosa fuerza, esta
filosofía, viviendo en catacumbas y tornándose, el Tantra, una ciencia
hermética, y de transmisión iniciática.

 

Alrededor del siglo VIII d. C., los depositarios
de estos tesoros humanos intentan volver a aparecer, justamente en el auge de la
oscuridad de una época que, culturalmente, representa el gran quiebre de los
máximos valores de la Humanidad. Es entre los siglos IV a VIII d. C., que los
primeros textos sagrados sobre esta ciencia compuesta por una colección de
tratados denominados “los Tantra”, son escritos. Por un lado, constituyen los
primeros testimonios de su existencia. Por el otro, la primera gran adulteración
de sus principios auténticos.

 

La historia demuestra que sólo lo Verdadero
permanece y trasciende en el tiempo. Los sobrevivientes Tántricos que resurgen
en la Edad Media, son nuevamente perseguidos, torturados y castigados,
tornándose sectas muchísimo más secretas, casi hasta nuestros días.

 

Existe una energía superior, la del Universo y
las leyes que rigen sus ciclos. En los albores del tercer milenio, el Tantra no
solamente comienza a ser nombrado, investigado, estudiado, y procurado por los
seres humanos. Hoy, en medio del caos de una sociedad que, a nivel mundial, no
reconoce sus prioridades esenciales, más allá de toda guerra bélica, la
Humanidad se encuentra ante un gran peligro: el de perderse a sí
misma.

 

La inteligencia universal, siempre guarda el más
noble de sus recursos en tiempos de peligro: recuperar la conciencia de lo
cíclico y la importancia de la experiencia de la Unidad. El interés por el
Tantra, la Ciencia Milenaria que se ocupa de volver al Origen o de recuperar el
sentido de nuestra Sexualidad Primitiva, se ha tornado para el hombre de hoy,
más allá de una moda, de una inquietud, de un “snobismo”, una necesidad urgente
para salvar la Humanidad.

 

Esta intensa necesidad de búsqueda AÚN NO
SACIADA, es la causa de numerosos síntomas y enfermedades de los que padece la
Humanidad toda: insatisfacción, falta de motivación, stress, infelicidad, falta
de interés por la vida, miedo al éxito y la felicidad.

 

Todos nacemos o venimos a la vida para cumplir
una tarea. Más allá de lo expuesto, y de asegurar que recuperar la Sexualidad
Natural perdida, y por ende nuestra capacidad de amar, me propongo, en esta
obra, basada en mi propia experiencia, transmitir a quien lo reciba, que la
recuperación de una Sexualidad plena no sólo es capaz de frenar este proceso de
la Humanidad sino que se ha transformado hoy, en un sendero de sanación de toda
enfermedad.
 


La Unión Sexual Tántrica: Utilizar la energía que nos dio vida, como
vía suprema de sanación del Alma.

 

En el Tantra, la Sexualidad, es “utilizada” como el más poderoso detonante
o acelerador de la llegada a un estado de Unión con la energía Cósmica, de
éxtasis, de disolución de la conciencia egoica. Llegar a trabajar, hasta dominar
y administrar la energía que se desprende de nuestra Sexualidad, es alcanzar un
potencial vital sin precedentes.

 

El Tantra es una cosmovisión del hombre y del Universo muy diferente a la
que la Humanidad vive hoy y que se alcanza a través de una Unión Sexual,
usualmente desconocida.

 

En esta Unión Sexual, los estados de conciencia que se obtienen constituyen
un manantial de energía que produce vibraciones beneficiosas en los compañeros
que la alcanzan y que se propagan a sus pensamientos, sentimientos y emociones.
Y por lo tanto a su actitud frente a la Vida.

 

La experiencia del Orgasmo Tántrico proporciona sensaciones de pérdida de
límites, entrega, expansión de conciencia, plenitud e iluminación.

 

Sin embargo, el contexto sociocultural, los paradigmas, casi genéticamente
instalados en mujeres y varones, hacen que hoy, pocos hayamos tenido la fortuna
de vivirlo.

 

Aún así, la búsqueda del Tantra y de la Sexualidad Tántrica, más allá de
una moda, se ha tornado hoy en una necesidad de la Humanidad toda.

 

Muchos lo buscan en forma intuitiva. Otros, aún habiendo tenido una mínima
señal, quedan a mitad de camino. La mayoría abandona la búsqueda y hasta termina
por no creer que el Tantra sea una realidad. Esto hace que la paz y la serenidad
que la Sexualidad debería proporcionar, aparezca como algo fuera de nuestro
alcance o reservado a “elegidos” o a seres de otras culturas.

 

No sólo está al alcance de todos, es un derecho natural con el que todos
hemos nacido, que todos merecemos y que la Humanidad, hoy, necesita.

 

La falta de experiencias iniciáticas, el exceso de palabras e
interpretaciones, el contexto sociocultural en el que han transcurrido, hasta
hoy, nuestras vidas, que utiliza la Sexualidad para fines que no la vierten por
su cauce original, a través del continuo estímulo de la publicidad y sus
mensajes subliminales, la sugestión y hasta el vocabulario cotidiano,
produciendo así desequilibrios energéticos, rotulados como enfermedades, la
dificultad para comprender conceptos que parecen de “otra cultura”, han llevado
a una gran distorsión del Tantra y fundamentalmente, de uno de sus aspectos más
importantes: la Sexualidad, comprendida y vivida como un camino de evolución y
de unión con la energía cósmica.

 

Sintiendo que estos son sólo algunos de los obstáculos para que la
“experiencia” del Tantra, hoy, sea accesible al hombre de nuestra sociedad,
revertir las creencias que, de manera interesada y cruel para con los seres
humanos, los instrumentos de poder, han generado, se torna una necesidad urgente
para quienes anhelamos un futuro feliz para todos.

 

Es preciso, verter las creencias sobre lo que la Sexualidad es
verdaderamente, hacia su cauce natural: la experiencia de la unión sexual, como
sendero de conocimiento de la ley que rige todos los ciclos vitales, y del amor
fundamental.

 

En un mundo más preocupado en conquistar que en “amar”, es tiempo de
profundizar en qué es estar vivo y cual debe ser la función de la Sexualidad,
para “sanar” las heridas que nos impiden amar con plenitud.

 

Las creencias e intereses, que han pervertido la vivencia de la Sexualidad
son, entre muchas:

 

El poder maravilloso de su energía. Aquello que por su poderosa fuerza es
capaz tanto de, traernos a la vida, como de, permitirnos expresar cuanto somos
capaces de amar, conocer nuestros más altos niveles de placer, unirnos a
nuestros pares complementarios para tener la experiencia de la Unidad y conocer
el milagro de procrear, es utilizado en las sociedades actuales para: generar
experiencias que, de tan nocivas, nos apartan de la felicidad y del instinto de
estar bien y disfrutar la vida, transformándose, en manifestaciones de
violencia, odio y maltrato en lugar de permitirnos amar y dar. Se convierten en
vehículos de insatisfacción, dolor y desdicha, nos separan, en lugar de unirnos,
culminando más en apartarnos de la sensación de estar vivos que es la máxima
manifestación de la plenitud que ello, significa.

 

Así, nuestra cultura nos conduce a exaltar y “celebrar” más, el dolor que
el placer, la tristeza que la alegría, el “mal” que el “bien”, la enfermedad que
la salud, el fracaso que el éxito, condicionando así nuestras tendencias y
actitudes de vida. La actitud de vida occidental, no está basada en alcanzar la
experiencia de la Unidad, lo que supone, además una actitud amorosa para con la
vida toda.

 

Nuestra cultura, nos entrena para que “todo sirva” y esto, desvirtúa todos
los modelos de la vida, reduciendo toda posibilidad de experiencias profundas a
que todo sea fugaz, poco profundo, intenso y breve o sin limites de cuidado.
Cada vez, el estímulo deja de ser más importante para ser más eufórico y
efímero, basándonos en el concepto de que todo debe “completarse”.

 

Sin embargo, en la vida, como en la felicidad y en el amor, la experiencia
más que intensa necesita ser plena.

 

En la Sexualidad y en el amor, las cosas no son diferentes. La Sexualidad,
debería dar la sensación de “completud”. Sin embargo siempre perece que algo no
se funde completamente. El hecho es que, es el amor el que genera la posibilidad
de bajar las barreras de la represión para no temer a la pérdida de límites, a
la entrega, al dejar de ser “yo”, por otro.

 

Las creencias erróneas sobre la Sexualidad, interfieren, deformando su
verdadera esencia. Para que exista “completud”, debe producirse la fusión, la
sensación de vacío, lo que implica la no-existencia de “un uno” y “un
otro”.

 

Mientras esta dualidad exista, existirá también, la sensación de atracción
y rechazo, que radica en el miedo a perderse uno mismo. La mera Sexualidad, por
mejor manejo de las técnicas que se tenga, no produce, “completud”. Es el amor
el que genera esta sensación. Para no asustarse de perderse uno mismo por
entregarse a “otro”, primero hay que afirmar la propia personalidad –
energéticamente, el centro es la cadera, elemento agua, aquello que puede fluir.
En realidad, lo que subyace en esta “defensa”, es el miedo a sentirse solo al
volver al estado individual.
 


Sanar toda lesión emocional, psicológica, mental, física, energética.
El dominio de las leyes de la existencia.

 

Ahora bien, ¿porqué la experiencia personal de Vida me ha conducido a
sentir que la SEXUALIDAD ES UN CAMINO DE SANACIÓN DE TODO TIPO DE
ENFERMEDADES?

 

Tal como mencioné antes, la experiencia del Orgasmo Tántrico es
inusualmente vivida. No es la palabra Tantra, ni el logro sexual lo importante.
LA VIVENCIA DEL VERDADERO ORGASMO, DEL ORGASMO que el primer aborigen de la
Humanidad, tal vez, vivió, debería siempre y en forma espontánea “retornarnos”,
en el instante en que se vive, a nuestro ORIGEN.

 

EL ORGASMO BIOLÓGICO, NATURAL DEL SER HUMANO, debería permitirnos
recrear en cada Unión Sexual, la experiencia de la llegada a la Vida, la
experiencia del pasaje por el canal de parto, de la primera inspiración, del
primer contacto con la piel de un ser humano, nuestra madre…, que es nuestra
primera noción del bienestar que el amor produce.

 

Sin embargo, la Humanidad condicionada por lo anteriormente mencionado,
pasa por la Vida sin lograr vivir o revivir esa EXPERIENCIA.

 

Y así, poco a poco, nos apartamos de la esencia del ESTAR VIVOS, de nuestro
origen, de qué significa realmente sentirnos vivos.

 

Busquemos juntos, entonces, cuales pueden ser los motivos que impiden la
experiencia del Orgasmo Biológico (o Tántrico).

 

Para ello es preciso diferenciar, reconocer la experiencia de aquello que
es socialmente llamado orgasmo, del ORGASMO PARA QUE TODOS LOS SERES HUMANOS,
HEMOS NACIDO CAPACITADOS.

 

Habitualmente se considera orgasmo al espasmo nervioso, tanto en mujeres
como en varones, en que, por estimulación genital, se llega a niveles de
excitación máxima que desencadenan en ambos un movimiento espasmódico que, una
vez iniciado, ya no tiene retorno.

 

En la mujer se experimenta como una sensación agradable de mucho placer,
similar a una onda que recorre el canal vaginal, socialmente denominado
“acabar”. La experiencia de este “orgasmo”, queda, sin embargo en el PLACER
PROPIO, PERSONAL y A NIVEL GENITAL, sin producir la experiencia de Unión,
Fusión, Paz y Serenidad ( estados que a su vez, generan vibraciones benéficas
que se graban en la corteza cerebral y en las células físicas).

 

En el varón, se experimenta como una sensación agradable de mucho placer,
en la que el nivel de excitación al llegar a su punto máximo, es, al igual que
en la mujer, una onda espasmódica que recorre desde la próstata el canal
uretral, produciendo además, la expulsión del fluido eyaculatorio. Podríamos
decir que el proceso es casi el mismo, sólo que en el varón, el espasmo
nervioso, llega “normalmente” acompañado de la eyaculación.

 

La experiencia de este “orgasmo” queda también en el PLACER PROPIO,
PERSONAL y GENITAL, sin producir sensaciones de fusión que otorguen Paz y
Serenidad y que generen quietud mental, lucidez y vibraciones benéficas. En el
caso del varón, se suma que la expulsión de fluido eyaculatorio, produce grandes
niveles de pérdida de energía vital.

 

El conocimiento de que el ORGASMO es una experiencia muy diferente a lo
usualmente conocido, es para el Tantra, la única posibilidad de recuperar la
Sexualidad PRIMORDIAL PERDIDA.

 

Estamos ante el momento histórico y trascendental de la Humanidad: el de
preguntarnos por qué la Sociedad ha perdido de vista no sólo el sendero de
encuentro, sino también el de retorno, con aquello que la conecta con su estado
original de Salud y Felicidad.

 

La Sexualidad está condicionada a preservar hábitos y costumbres. Por ello,
la vivencia de una Sexualidad desconocida que implica ampliar el sentimiento de
sensibilidad y “entrenar” la mente en el amor, la quietud, la serenidad, el
equilibrio emocional, son cambios que, por un lado, se desean y por otro, se
temen…

 

A nivel físico, es fundamental, llegar a un total equilibrio respiratorio y
a través de él, al conocimiento del propio cuerpo físico, de los órganos que
involucra nuestra Sexualidad, su dominio y el de las técnicas para
alcanzarlo.

 

El equilibrio emocional, la ausencia de miedos, la actitud de entrega,
concentración mental, atención y cuidado, para con otro Ser Humano, son “logros”
esenciales en la Sexualidad Tántrica.

 

Paradójicamente, sólo imaginar que, si estos beneficios se alcanzan en el
momento de la unión sexual, implica que se han logrado, EN TODOS LOS ASPECTOS DE
LA VIDA PERSONAL, constituye el principal obstáculo con el que se enfrentan la
mayoría de los seres humanos.

 

Por sobre todo lo anterior aquello primordial a “ser entrenado”, es
la DEPURACIÓN de los sentimientos egoicos, de la pureza de intención y la
sinceridad. La pureza en los actos es la clave para la experiencia de la Unidad
mediante la Sexualidad. Tal plenitud en la Sexualidad se desarrolla rescatando
el instinto natural de amar y el Amor sólo se entrena amando…

 

Las dificultades occidentales para los primeros pasos en el “aprendizaje”,
residen en que implica cambiar hábitos y creencias “normales” y desarrollar un
alto grado de sensibilidad.

 

El “amor fundamental” parecería ser algo sólo perteneciente a mística,
filosofías o religiones, cuando no a las “teorías metafísicas”. La experiencia
del amor fundamental es inherente a la vida de todo ser humano. Hoy la biología
ha demostrado que los seres humanos estamos “equipados” para las experiencias
llamadas metafísicas…

 

Lo que sucede es que, “normalmente”, la sociedad nos enseña que es “raro” o
“especial” alguien que muestra un amor no egoísta, da sin esperar recibir nada a
cambio, ni se pregunta si va o no a recibir algo, es espontáneo y así lo expresa
y su certeza y convicción es tan profunda que el dar, brota espontáneamente, no
juzga o valoriza personas o circunstancias como mejores o peores. El amor no
posesivo, sin deseos personales de recibir, siente que al dar, en verdad está
recibiendo.

 

Otro aspecto sumamente importante, es que las sociedades han desvirtuado
los roles de lo femenino y lo masculino. La mujer en su lucha por la igualdad de
derechos, ha errado el camino, confundiendo derechos con roles y queriendo
igualar al varón en muchos aspectos. En tal “lucha”, la mujer ha ido perdiendo
su esencia femenina más genuina.

 

Existe el mito de “hacerse desear”, de “tener que ser conquistada”, de no
permitirse demostrar aquello que realmente siente, la necesidad de Unión. Toda
necesidad natural mal canalizada, produce alteraciones en la conducta, que son
popularmente conocidas hoy como, “femeninas”…

 

El varón, acostumbrado a estas conductas, se siente “exigido” a tener que
ser el que siempre conquista, siempre puede, siempre gana, y se ve impedido de
demostrar su sensibilidad, sus miedos, su timidez y hasta sus sentimientos de
ternura y calidez. Es que, ¡hay que ser fuerte para vencer!

 

Más allá del desgaste energético que es para ambos, el haber tergiversado
valores humanos, representa una incalculable pérdida de tiempo y de
energía.

 

Sin embargo una mujer es seductora, cuando es complicado “conseguirla”,
pero cuando un varón se encuentra con una mujer abierta, sincera y transparente,
una mujer receptiva, cuidadosa, sensitiva y tierna…, su poder de atracción
parece ser irresistible, pero permanecer cerca de ella, asusta.

 

Por mi propia experiencia de Vida, practicando las milenarias técnicas
hinduístas y guiada por mi propia intuición, fui descubriendo en el laboratorio
de mi propio cuerpo, que la esencia del Ser en femenino, es SER PENETRABLE.
Obviamente, esto no involucra el plano físico solamente, sino una actitud que
nace primero desde un sentimiento genuino interno.

 

SENTIR LA ENERGIA FEMENINA, la necesidad de fusión, implica abrirse desde y
hasta las más “ocultas” y aparentemente inaccesibles, profundidades.

 

Es sentir que la capacidad de entrega es la clave de la esencia de ser
femenina: la capacidad de albergar y cobijar. La existencia del útero, – más
allá de la anatomía física, debería inducir a la mujer a RECIBIR, DAR LA
BIENVENIDA, HACER SENTIR BIEN, CONTENIDO y CUIDADO, en su interior a su PAR
complementario.

 

Ser MUJER, es ser capaz de ofrecer todo sin miedo a la pérdida del “yo”,
sino segura de que esto, la afianza en ese sentimiento de SER. En ese abrirse,
una mujer siente que todo su cuerpo son “dos brazos que contienen” a su
compañero, y también siente el suyo como incluido en “un otro cuerpo”, el de su
compañero. Y se siente, “en buenas manos…”

 

Cuando es vivido, el corazón estalla y quien lo vive desea que todos
accedan a ello.

 

Sin embargo, las mujeres buscan un varón seguro, que demuestre que “todo lo
puede” y que jamás se muestre débil, que siempre posea toda la potencia, que le
dé toda la seguridad – que ella no tiene. Un varón que conquiste, todo…

 

Cuando una mujer se encuentra con un varón que, distendido se entrega, y
tiernamente, muy seguro de sí mismo, refleja su seguridad en ella y confía,
despliega toda su potencia y se brinda. Cuando un varón acaricia, llega
suavemente sin buscar imponerse, como el viento, sutilmente, penetra en su vida
y mientras él descubre qué es el ser masculino, ambos descubren el origen de la
Vida.

 

Siempre que el varón no inicie aquí, la huida…

 

Siendo esto, la huida, lo más frecuente, lo que ambos se aseguran, es que,
jamás serán felices, no experimentarán la belleza de darse por entero, el bien
que pueden darse mutuamente, hacer sentir placer y bienestar a “un otro ser”, su
compañero o compañera.

 

Si consideramos que la ausencia de plenitud sexual, produce insatisfacción,
stress, agotamiento físico y nervioso, y un sentimiento de gran vacío en la
vida. Si tenemos en cuenta que esto se traslada a todos los planos de un ser:
amistades, trabajo, relaciones, familia, rendimiento, lucidez, deportes, salud
en todos sus aspectos, sociedad y muchos ámbitos más, podremos comprender
fácilmente la importancia y la urgencia de ocuparnos YA de la búsqueda de una
Sexualidad diferente: EL VERDADERO ORGASMO COMO CAMINO DE SANACIÓN.

 

Las prácticas Tántricas, despiertan tanto en la mujer como en el varón, los
sentimientos genuinos de la esencia de lo masculino y lo femenino. La “práctica
del Tantra” existe, claro, y transforma la existencia de un ser en todos sus
planos, posibilitando tanto a mujeres como a varones desplegar todo su potencial
sexual femenino o masculino, SIN DEJARSE CONDUCIR por los modelos sociales que
pervierten la Sexualidad Genuina y por lo tanto, la experiencia del amor
fundamental.

 

La falta de esta experiencia, desde la infancia, pasando por la
adolescencia y permaneciendo muchas veces aún en la adultez, es la causa de la
mayoría de las enfermedades clínicas conocidas y de las que aún no han
encontrado diagnóstico definido.

 

La unión sexual, que es la vía más profunda de conocimiento entre un varón
y una mujer, es hoy, habitualmente, un factor de alejamiento.

 

Un varón y una mujer al unirse sexualmente, tienen la posibilidad
más elevada que les ha sido dada, de experimentar la plenitud del ser. Fundidos
en el éxtasis amoroso, son capaces de reproducir el ciclo de la Naturaleza
misma, la circulación constante y continua de la energía que mantiene al
Universo vivo. Es decir, en la unión sexual, reside la gran
posibilidad que, dos seres humanos, tienen, de reproducir aquello que es
superior a ellos. La experiencia de lo sagrado de la vida.

 

Esta posibilidad, la de reproducir a través de la unión sexual, “la
circulación constante y continua de la energía que mantiene al Universo vivo”,
otorga el CONOCIMIENTO DE LA VIDA MISMA, DE LAS LEYES QUE LA DIRIGEN EN TODOS
LOS NIVELES Y POR ENDE EN EL NIVEL HUMANO…

 

Explorar y descubrir, a través de la Sexualidad, las leyes de la
energía que nos ha dado la vida, y por la que permanecemos vivos, equivale al
conocimiento de las señales de la falta del deseo de estar vivos. Este es el
proceso de la enfermedad. Develarlo, nos conduce a su camino de
retorno.

 

La Experiencia de la Sexualidad Tántrica nos abre la puerta al
CONOCIMIENTO de un camino de sanación AÚN NO EXPLORADO POR LA HUMANIDAD, al
revelar el origen y la sanación de toda enfermedad.

 

La propuesta de la Sexualidad Tántrica es aprender a utilizar su poderosa
energía, que todos deberíamos tener activa -Kundaliní, la libido o aquello que
Reich denominó, energía orgónica, usualmente “muerta” o “mal canalizada”,
administrándola y conduciéndola conscientemente, para producir una verdadera
transformación de los pensamientos, sentimientos, emociones y actitudes de vida
de un ser humano y así, poder acceder, gracias a esta purificación, a la
experiencia de la Unidad con el Cosmos. Al sentirnos uno con “un otro”,
conocemos la Unidad del todo.

 

Este impulso o instinto natural en todo ser humano, el deseo sexual, es la
voluntad de unión, de atracción, hacia otro ser humano y nace, se manifiesta,
como deseo genital.

 

Las técnicas del auténtico Yoga forman, el “soporte técnico” de una forma
de ser, vivir y sentir, llamada Tantra. Mediante ellas, cada centro energético,
Chakra, que tiene correspondencia con alguna región de nuestro cuerpo físico, es
activado, generando canales etéricos, que permiten que la misma se distribuya
por todos los planos de nuestro ser: físico, emocional, mental y
supraconciente.

 

Así, el éxtasis sexual u Orgasmo Absoluto produce tal incremento de la
energía vital, que su intensidad, es comparable a la diferencia que existe entre
tensión y relajación corporal, durante la unión. Si la tensión muscular global
no aumenta demasiado, y si la relación no es profunda, se obtiene poco o ningún
placer y quizás, hasta displacer y el orgasmo no energiza sino por el contrario,
la energía se retrae.

 

La excitación, sin pérdida energética, activa todas las células. Esta
energía que habitualmente es considerada como existente sólo a los fines de la
obtención del propio placer, o para procrear, puede redirigirse, para fines “aún
más trascendentes”.

 

Esto, no significa que “utilizarla” para la obtención de placer sea algo
malo y menos aún, lo es, utilizarla para procrear.

 

A través de una Sexualidad completamente diferente, se transforma
la visión de la misma y por lo tanto nuestros sentimientos, nuestras emociones y
nuestras acciones, conduciéndonos a la verdadera libertad personal, la alegría
de amar, de ser amado, permitiéndonos así expresar lo más bello de cada uno y
disfrutar la vida más allá de toda circunstancia.

 

“Utilizar” la energía del amor a través de la Sexualidad, es el más
poderoso dinamizante del vivir cotidiano y una posibilidad que está al alcance
de todos.

 

El mecanismo biológico a través del que el Tantra actúa como un proceso en
el ser humano, consiste en una especie de truco a la Naturaleza del Cosmos y sus
leyes.

 

Si observamos, la Naturaleza cuida la especie y no el individuo. El ciclo
del ser humano, normalmente, es nacer, crecer, reproducir y morir. Así, una vez
cumplida la función reproductiva, comienza un período de envejecimiento que
conduce hacia la muerte. Asociando esta ley a la Sexualidad, el esperma es la
esencia de la fuerza creativa y el útero femenino, la energía cinética que
“procesa” esa esencia. En cada unión sexual con eyaculación, el varón – y por lo
tanto la mujer, entregan al Universo un porcentaje de vitalidad a cambio de unos
pocos instantes de placer.

 

Sucede que, la Naturaleza es una fuente inagotable de energías y podrá
proveer siempre de ella, pero los seres humanos, al entregar nuestra energía
vital por un poco de placer no estamos dotados de mecanismos, para luego volver
a obtenerla. En algún momento de la vida, esta energía se acaba y nos quedamos
sin ella.

 

La Sexualidad Tántrica propone el entrenamiento en técnicas tomadas del
Yoga que al ser dominadas en el varón como en la mujer produce la experiencia de
una SEXUALIDAD SANADORA. Estas técnicas consisten en dominar los ciclos y ritmos
respiratorios, los músculos que intervienen en ellos, la conexión de los mismos
con los órganos y glándulas específicos que involucra nuestra Sexualidad para
así detonar sentimientos, sensaciones y emociones, que aún siendo parte de la
Naturaleza humana son “normalmente desconocidas”.

 

El dominio de estas técnicas, primero en cada uno de los compañeros, y
luego compartidas, conduce a que a través del intercambio de una respiración
serena y apacible el movimiento ondulante de ambos cuerpos conlleve a un estado
en el que la penetración genital física es la consecuencia de un estado de
fusión y de interpenetración alcanzado previamente.

 

En cada inspiración, la mujer expande toda su capacidad pulmonar bajando el
diafragma, expandiendo el abdomen, y dilatando y abriendo el canal vaginal y el
cuello del útero, así como el introito vaginal. Sus muslos guiados desde sus
articulaciones coxo-femorales descontraídos, se abren, se sueltan sin oponer
resistencia alguna y, por el contrario, recibiendo completamente entregada, como
una ofrenda de confianza a su compañero. En este estado, la penetración física
se produce sin esfuerzo alguno, como una caricia. La exhalación complementaria
del compañero, hundiendo su abdomen, contiene al vientre femenino
expandido.

 

Al exhalar, la mujer, hundiendo su abdomen, y su diafragma llega a sentir
su energía de inducción uterina, contrayendo suavemente el canal vaginal y el
cuello del útero.

 

Así, en este oleaje continuo y constante, el glande peneano es guiado por
la inteligencia biológica, sintiéndose cómodo y deslizándose en un medio acuoso
que, si bien parece desconocido, culmina por llevarlo al mayor de los
conocimientos, el de sí mismo.

 

En ese deslizamiento, el glande penetra en el cuello del útero y permanece
latiendo con él, en la misma frecuencia.

 

Un segundo corazón, en el centro del cuerpo, emite descargas
eléctricas, por las piernas, los brazos, y hacia la cabeza, mientas ambos
corazones, físico y energético, laten juntos, siendo uno. Esta experiencia AÚN
HOY NO EXPLICADA O REVELADO POR LA CIENCIA, tiene un efecto sanador de toda
enfermedad.

 

En este instante, ambos compañero recuperan el estado de
UNIDAD, nuestro estado genuino, cuya ausencia es causante de
enfermedades. En esta experiencia, ambos reviven, o recrean el
pasaje por el canal de parto.

 

Tal vez, la informática tenga hoy más explicaciones que la ciencia médica.
En alguna “célula expectante” guardamos la informática de nuestra biología. La
Sexualidad Tántrica, al darnos la oportUnidad de revivir nuestro nacimiento, es
capaz de activar esa célula expectante que guarda la información del estado
genuino de todo Ser Humano: LA SALUD PERFECTA Y LA FELICIDAD.

 

Una vez activada, esta célula informática tiene el mismo poder de
diseminarse que el de una célula cancerígena, sólo que actúa, en este caso, para
sanar, actuando como un poderoso virus. Estamos en presencia de un virus
benéfico, capaz de borrar, toda información “negativa” que altera el
funcionamiento de nuestros circuitos físico, emocionales y mentales.

 

Para quienes hemos tenido la fortuna de vivir esta experiencia, toda
negación de la misma es mera ignorancia, es mera falta de conocimiento.

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Sexo
y comida: el Tantra del amor

Cocina
afrodisíaca