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Relación del Rol del Psicólogo con la Ética

Creemos que el rol del psicólogo en relación a la Etica estaría vinculado con estas preguntas:

          ¿Se deja de ser humano por ser psicólogo?

          ¿Qué hago con lo que transferencialmente me produce una intervención terapéutica?

          ¿Cómo se articula adecuadamente o desde el punto de vista ético la técnica, el conocimiento, el saber que poseemos, con el poder que esto conlleva en un vínculo terapéutico?

          ¿Cómo usar correctamente esa información que tenemos para realizar una buena praxis?

          ¿Se le soluciona un problema a un otro o se habilita un espacio de generación de herramientas que le permitan apropiarse de su situación y tener la libertad de elegir un camino a seguir?

          ¿Se aliena más de lo que venía alienado? ¿se trata de “adecuar” a una realidad?

          ¿De que manera actúa el psicólogo en cualquier intervención siendo inevitablemente atravesado por un contexto sociocultural?

          ¿Qué marco y modelo de sociedad es propicio para un accionar ético del psicólogo? ¿Hay un apropiado marco legal que garantice una buena intervención, o buena praxis de los sicólogos a nivel nacional? 

          Y por último esta pregunta que plantea Gilles Deleuze: “¿Cómo puede un ser atraer a otro a su mundo, aún conservándole o respetando sus propios mundos y sus propias relaciones?” 

Estas preguntas nos llevan a pensar que el rol del psicólogo estaría pautado éticamente por un énfasis en tratar de realizar una buena praxis, acentuando la escucha del paciente y/o la demanda del que consulta.

Tiene que diseñar una estrategia acorde con esta escucha y la demanda planteada con la utilización de las herramientas y recursos con los que el psicólogo cuenta.

Siendo conciente y autocrítico del saber con que cuenta y el poder que conlleva dicho saber en una relación terapéutica o intervención clínica.

Tratará de utilizar el saber que tiene para luchar contra la reproducción del modelo médico de sometimiento del paciente al poder del saber con que cuenta el técnico, convirtiéndolo en mero objeto pasivo de la intervención.

Sin dejar de ser humano para ser psicólogo ya que esto es imposible. Utilizando lo que me produce transferencialmente un vínculo terapéutico en pro del mismo, trabajándolo también a nivel de las supervisiones y de la terapia personal de cada psicólogo. Ésta sería una postura ética en el quehacer del profesional del ámbito psi.

Si bien los valores morales atraviesan al terapeuta en un contexto sociocultural, el sicólogo tendría que poder ir más allá de éstos valores morales y jerarquizar los aspectos que tengan que ver con una buena praxis que desembocarán en el mejor beneficio del que consulta.

Esto sin caer en el error de pensar que lo que el terapeuta considere que es lo mejor para el que consulta sea efectivamente lo mejor para él. Sino que se trataría de habilitar el espacio de reflexión y generar las condicionantes y posibilidades para que el que consulta pueda apropiarse de su situación y tener la libertad de optar por un camino a seguir.

El terapeuta tendría que poder discernir en qué momento los valores morales están condicionando su trabajo técnico y repercutiendo directamente en una mala praxis y por lo tanto allí estaría fallando éticamente.

Es decir, obrar éticamente bien o de forma ética para el sicólogo no pasa por actuar “moralmente”.

Como lo explicita A. Raggio en su “Por una ética de la intervención. Notas acerca de la dimensión ética de la práctica psicológica”:

“…Es necesario establecer una discriminación entre estas dos dimensiones: la moral, está referida a valores trascendentes, válidos en cualquier espacio – tiempo, la ética, es algo diametralmente opuesto, en tanto lógica de los encuentros y las afecciones, se refiere a los valores inmanentes producidos en el encuentro de los cuerpos. La ética es por ende amoral.”

Una buena praxis se traduciría o sería el resultado del quehacer de un psicólogo con una buena formación o instrucción, con capacidad crítica a todo nivel y con el respeto a lo vinculado con su quehacer terapéutico como por ejemplo la confidencialidad,

También, lo que tiene que ver con el marco de libertad en el cual el psicólogo debe actuar para poder desarrollar su actividad, es decir, lo que tiene que ver con el respeto a sus derechos como profesional y el contexto democrático que debe existir para habilitar estos derechos a nivel del psicólogo y de toda la sociedad.

Así mismo creemos que la ética y la buena praxis se irán desarrollando cada vez más en la medida que estos criterios que se plantean en el código de ética por ejemplo sean normativizados, uniformizados, reglamentados y lo que tiene que ver con una mayor eficacia legislativa en cuanto al ejercicio profesional del psicólogo que garantice realmente que quienes ejerzan esta práctica profesional en Uruguay cuenten con los requisitos mencionados más arriba.

Por Licenciado en Psicologia Sebastián Méndez Errico
http://www.psicologo.4t.com