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¿Quién tiene la culpa de que los niños se porten mal?

Si tienes problemas para conseguir que tu hijo o hija tenga un buen comportamiento debes partir de analizar tu propia conducta, aseguran los especialistas…


Algo que compartimos todos los profesionales que trabajamos en el mundo de la
familia es que detrás de un hijo o
hija con problemas…; hay como mínimo un
adulto con problemas.


Por favor,  no me malinterpretes, estas dificultades no tienen por qué
significar que uno de los progenitores es drogadicto o que maltrata a su pareja.
Normalmente se trata de problemas para relacionarse, falta de autoestima o por
ejemplo, pocas habilidades para manejar el estrés. Pero lo que si es cierto, es
que es algo que  hay que superar si se quiere ayudar a los hijos a desarrollarse
de forma positiva.


Cuál es el primer paso para mejorar la conducta de mis hijos


Lo primero que debes hacer es analizar la forma en la que te relacionas con
ellos, es decir, el estilo educativo que empleas en la práctica diaria.


Las siguientes preguntas te pueden ayudar a conocer el estilo de disciplina que
empleas con tus hijos. No existen respuestas correctas o falsas, lo que importa
es que reflexiones sobre las respuestas que das a estas cuestiones.

1. ¿Qué nivel de
intimidad tienes con tus hijos?

2. ¿Con qué frecuencia le das
muestras de cariño a tus hijos?

3. ¿Cómo suele ser la
comunicación con tus hijos?

4. Cuando estableces normas a
tus hijos, ¿explicas las razones?

5. ¿Tus hijos consideran que
las normas de la casa están establecidas de forma clara?

6. ¿Cómo actúas cuando tus
hijos cometen un fallo?

7. ¿Les has prometido alguna
vez a tus hijos recompensas que no has cumplido?

8. ¿Qué es lo más importante
en la
educación de tu hijo?

9. ¿Cómo actúas cuando surge
un problema complicado en casa o en el trabajo?


Según hayas respondido a estas cuestiones, te darás cuenta de que el estilo
educativo que utilizas con tus hijos es:

Principalmente
Autoritario
(lo importante es que obedezcan órdenes);

Más
bien Permisivo (deben hacer lo que quieran, que para eso son niños); o

De
tipo Democrático (lo que buscas es enseñarles a ser personas
responsables).


Las ventajas de educar empleando el estilo democrático


En la sociedad del siglo XXI, que exige tanto de cada uno de nosotros, el estilo
más recomendable es el democrático porque preparará a tu hijo o hija para ser un
ciudadano responsable, con una personalidad equilibrada y una conducta pro-social
que le hará más fácil sentirse feliz en el día a día.


Pero, para conseguir este objetivo es fundamental que te plantees esta otra
pregunta:

¿Tu pareja comparte tu misma filosofía educativa?


Si es así fantástico, conseguirás muchos y buenos resultados con tus hijos.
Pero, si crees que él o ella no te apoya lo suficiente, deberías trabajar en
ello cuanto antes porque puede causar un impacto negativo en la vida presente y
futura de tu hijo o hija.


Eres el resultado del estilo educativo de tus padres


La mayoría de los progenitores que tienen hijos con problemas de conducta
emplean un estilo de disciplina permisivo o autoritario; o como ocurre con más
frecuencia, una mezcla de ambos.


Esto hace que sus hijos no los vean como adultos-guía en el que poder confiar,
ya que les temen o no se los toman en serio. Lo peor de todo, es que no son sólo
los hijos los que adoptan este tipo de actitud hacia ellos, sino la mayoría de
las personas que conocen.


El adulto que emplea un estilo permisivo con sus hijos suele tratar de “darles
todo lo que no le dieron a él o ella misma en la infancia”. Estas personas
suelen adoptar una actitud pasiva hacia los problemas y con frecuencia, sienten
que los demás abusan de su entrega.


Son personas que ayudan a todo el mundo,  con las que siempre se puede contar,
pero…que con frecuencia no pueden contar con mucha gente cuando la necesitan.


Por otro lado, los padres que se inclinan hacia el estilo autoritario, suelen
ser personas temerosas que sólo tratan de que sus hijos sean aceptados por los
demás. Es decir, están seguros de que “si son obedientes, todo el mundo los
querrá”.


Estos adultos pueden tener problemas en el trabajo por ser excesivamente
perfeccionistas, rígidos o intolerantes, lo que les lleva a ser apartados por su
grupo de compañeros. Por esta razón, no saben cómo enseñar a sus hijos
habilidades para integrarse en un grupo; y de hecho, no lo hacen.


Estos son algunos ejemplos de los problemas que pueden ser la causa real de que
los padres y madres no consigan que sus hijos manifiesten una conducta
socialmente aceptable, que sean responsables, que estudien y que muestren
respeto hacia sus iguales. Por eso, es fundamental que empiecen a trabajar en
ellos mismos y así, el cambio en sus hijos se producirá con más facilidad.

Por
Jenny Guerra Hernández


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