Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Quédate en la cruz, Jesús

Si un día descendieras, sin duda te pediría…


Pagina nueva 1


Perdona que te lo diga.


Disculpa si en mi hay ofensa;


Pero me nace decirlo


Cada que esto viene a cuenta.

Y
es que cuando te veo clavado


Con tu enorme carga a cuestas.


Con tu corona de espinas


encarnadas en la frente,


con tu costado sangriento

y
tu lasitud de muerte.


Con ese martirio eterno


Que te dimos como suerte.

¿
Dime quien disfruta al verte;


dime que justo o que niño

al
mirarte se divierte?

¡
Quien te bajara Jesús,

de
esa cruz  y para siempre!


Porque nadie te ha bajado.

Tu
sangre solo a marcado

en
conciencia a pocas gentes.

Te
abandonamos ahí,

en
tus clavos herrumbrosos

y
en tu soledad  inerme.

Si
regresaras Jesús,

a
redimirnos de nuevo;

a
dar salud al enfermo


revelando tu misterio


recordando tu palabra,


dándonos juicios certeros.


Mas solo sueño y lo entiendo.

No
inquietas estando muerto,


Preocupas mas como vivo

y
entre los hombres ungido,


pues siendo tanto la luz


teme el mundo tu castigo.


Mas si lo hicieras un día

si
en tu poder descendieras


conmoviendo nuestras vidas,

y
me dejaras dar fe….


Sin duda te pediría

te
quedaras en la cruz.


Porque la humana caterva

ni
ha vivido con tu ejemplo,

Ni
a tu palabra se acerca.

El
placer y la ignorancia,

la
injusticia  y la venganza,


han podido mas que tu.

¡
Quédate en la cruz Jesús!


Que no hay odio redimido,

ni
crimen arrepentido,

ni
acción desinteresada.


Que no hay alma consagrada,

Ni
justos, ni convertidos.


¡Quédate en la cruz Jesús!


Que hasta ahí te violentamos


cuando mentimos, robamos,


cuando violando y matando,


sin remordimiento alguno


diario te crucificamos.


¡Quédate en la cruz  te digo!


Que en cada humano un Pilatos,

un
Judas, o un mal cristiano,

te
conducirá al calvario;


demostrando en tu martirio


que fracasaste Jesús.


Que tus mejores aliados;


vienen, a ser potentados.

Y
tus devotos custodios;


Clerecía de cortesano,


que entre la seda y el oro

tu
humilde huella extraviaron.


a tu regreso Jesús,

no
has de levantar la mano


para luchar por tu hermano


con tu divino poder.

Si
tan solo padecer


vuelves a oponer el mal…


¡Quédate en la tosca cruz!

En
tu madero oprobioso,


con tus clavos herrumbrosos

y
en pesarosa actitud.

Y
en tu voluntad piadosa..


tenme compasión, Jesús

Yo
sin querer ofenderte


pudiera por ti perderme;

si
fuera en mis desatinos;


quien necio empuñe el martillo


que te volviera a la cruz.

De
ello líbrame… Jesús.