Niños que roban
Es normal que un niño pequeño tome algo que excite su interés o que le llame la
atención.
Esto no se puede considerar como robo hasta que el niño sea suficientemente mayor, generalmente de tres a cinco años, y pueda entender que las cosas pertenecen a una persona en particular.
Los padres tienen que educar de forma activa a sus niños acerca de los derechos
de propiedad y la consideración hacia los demás.
Aunque hayan aprendido que el robar es malo, los niños mayores y los
adolescentes roban por varias razones.
Un joven puede robar para tener cosas iguales a las de su hermano o hermana, quien aparentemente es favorecido con regalos y cariño.
Algunas veces, un niño puede robar como muestra de valentía
ante sus amigos, o para hacerles regalos y así aumentar su popularidad en la
escuela.
Los padres deben preguntarse si es que el niño ha robado por la necesidad de
recibir mayor atención. En tales casos, el niño puede estar expresando ira o
tratando de "cobrárselas" con sus padres, y el objeto robado se convierte en un
substituto del afecto. Los padres deben de hacer un esfuerzo y darle más
reconocimiento al niño como miembro importante de la familia.
Si los padres toman las medidas adecuadas, en la mayoría de los casos el robo
cesa según el niño va creciendo. Los especialistas recomiendan que cuando los
padres se den cuenta de que su niño ha robado, ellos:
ayuden al adolescente a pagar o a devolver el objeto robado;
le digan al niño que robar es malo;
se aseguren de que el niño no se beneficie del robo bajo ninguna circunstancia;
eviten sermonearle, pronosticar mal comportamiento futuro, o decir que ahora se
le considera al niño un ladrón; y
dejar en claro que su comportamiento es totalmente inaceptable dentro de las
costumbres familiares y de la comunidad.
Cuando el niño ha pagado o ha devuelto la mercancía robada, los padres no deben
traer de nuevo el hecho a colación, de manera que el niño pueda comenzar
"limpio" otra vez.
Si el niño roba persistentemente y los robos continúan a pesar de haberse tomado
estas medidas, el robar probablemente sea el resultado de un problema mayor en
el desarrollo emocional del niño.
Los niños que roban repetidamente tienen dificultad para confiar en los demás y
para establecer buenas relaciones con otros.
En vez de sentirse culpables, ellos
culpan a otras personas por su comportamiento y le echan la culpa a los demás
alegando que "ya que ellos se niegan a darme lo que necesito, yo lo tomo".
Algunos niños roban por el temor a la dependencia: ellos desean no tener que
depender de nadie, de manera que roban lo que necesitan.
Al tratar a un niño que roba persistentemente, el psiquiatra de niños y
adolescentes diagnosticará las razones reales por las cuales el niño tiene una
necesidad de robar y planificará un programa de tratamiento.
Algunos aspectos importantes del tratamiento son ayudar al niño a establecer una
relación de confianza, y ayudar a la familia para que apoye al niño en una
trayectoria positiva de desarrollo.
Fuente: American Academy of Child and Adolescent Psychiatry