En   Cómo hablar con tus hijos
¿Tiemblas ante la idea de hablar con tus hijos? ¿Crees que no eres capaz de tener una charla interesante con ellos? Es tiempo de que te pongas a estudiar el arte de hacer que tus hijos hablen
 

 

 

 

¿Cómo lograr que tus hijos te hablen? 

Ser padres no es fácil. Algunos días, el simple hecho de tener a toda la familia reunida, al mismo tiempo y en el mismo lugar, te podría parecer como un “sueño imposible”. Entre las actividades extracurriculares, los deportes, el trabajo, los recados y los viajes, no es de sorprender que casi la mitad de los padres, en una reciente encuesta, declararan sentir una distancia creciente entre ellos y sus hijos. 

Los chicos de hoy tienen más cosas que enfrentar que las que tenían los chicos de hace veinte años. Drogas, violencia, metamensajes en la publicidad, presión social, y agendas inamovibles, entre otros, son los encargados de poner un peso extra sobre sus espaldas. 

De modo que, en medio de todo este caos, ¿cómo encuentras tiempo para hablar con ellos? Y lo más importante, ¿cómo haces para que ellos te hablen a ti? 

Ideas de comunicación para hablar con tu hijo 

Éstas son algunas ideas que pueden serte útiles: 

  • Coman todos juntos (como una verdadera familia de otras épocas) al menos tres veces por semana. Las conversaciones fluyen con mayor facilidad alrededor de la mesa. Si en un principio encuentras dificultades para iniciar la conversación, piensa en algunos disparadores antes de cada comida. Planifica unas vacaciones familiares, dejando que cada uno diga dónde quisiera ir y qué quisiera hacer. Hablen sobre hechos de actualidad, sobre las últimas películas o acerca de los eventos especiales que se aproximen. Formúlales preguntas de final abierto, de modo que se vean obligados a contestar con algo más que un sí o un no. 
     
  • Desconecta el mundo exterior. Establece un “tiempo familiar” cada noche y haz que todos apaguen sus teléfonos celulares, computadores y televisores. Deja saber a tus amigos y familiares que no estarán disponibles durante ese tiempo, y no hagas concesiones. Puede que tus hijos, sobre todo si son adolescentes, se rían de esta práctica, pero en el fondo, seguramente, la disfrutarán. Utilicen este tiempo para reconectarse unos con otros. Jueguen a un entretenimiento de mesa, lean en voz alta en turnos rotativos, canten, bailen, etcétera; sea lo que sea, háganlo juntos. 
     
  • Al menos una vez por semana, preparen la comida todos juntos. Incluso tu hijo más joven puede hacer algo para ayudar. Si tu cocina es demasiado chica para todos, realiza un programa asignando tareas correlativas para cada una de las partes de la preparación de la comida. Durante estas actividades, tu familia estrechará sus vínculos e incluso podrían ser los niños quienes, naturalmente, comiencen a proponer temas de conversación. Y, si no es así, siempre podrás poner a rodar el balón contando las historias de las actividades que realizabas con tus padres –sus abuelos-. 
     
  • Haz que tus chicos se sientan seguros al hablar contigo. Déjales saber que no te enojarás ni los regañarás si te cuentan sobre lo que está sucediendo. Si te dicen algún “trascendido”, entonces déjalo de ese modo (excepto en emergencias y en situaciones peligrosas). 
     
  • Escucha lo que tienen para decir. Si estás trabajando, o haciendo algo más cuando los chicos comienzan a hablarte, entonces podrían darse por vencidos al ver que tu atención está puesta en otro lado. Dale a tus hijos la misma cortesía que les darías a tus amigos o allegados. Siempre que te estén hablando, ofréceles el 100% de tu atención. 
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  • Utiliza las técnicas de recepción activas. Asegúrate de comprender lo que tu hijo te está diciendo. Repite lo que te ha dicho y formula preguntas. 
     
  • Establece un tiempo para pasar con cada uno de los chicos. Puedes pedirles que te acompañen a hacer las compras o que te hagan compañía mientras te encuentras limpiando; siempre de a uno y por separados. Hazles saber que valoras lo especial de sus compañías. 
     
  • Sé paciente. No esperes una familia perfecta. Nadie te está juzgando. Recuerda que las familias perfectas no existen.

Sigue intentando, y aprenderás que el arte de platicar con tus chicos no es tan difícil como muchos dicen.
 

 
 
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