Doctor   Peligros de la autoexigencia
Cómo establecer un límite para evitar volverte un dictador de ti mismo...
 

 

 

 

Mantener un control sobre las acciones es positivo, pero como todo, debe existir un límite que si se traspasa trastocará todo lo bueno que se haya podido conseguir.

“La persona que es demasiado exigente consigo resulta ser autoritario, déspota y termina teniendo el mismo nivel de exigencia con su entorno”, comenta la psicóloga argentina Sofía Prat.

Síntomas para saber cuándo hay que suavizar la marcha:

·         No poder decir que no a ninguna obligación

·         Mantienen una conducta autoritaria no solo con uno mismo sino con amigos, familiares y compañeros de trabajo

·         Nunca se está al nivel de las circunstancias y las metas conseguidas no son importantes ya que siempre se podría haber logrado una mejor performance

Tener plena conciencia de las advertencias hará que sea más sencillo tomar el control y mantener a raya una conducta exagerada e inapropiada:

Recomendaciones prácticas:

·         Hay que cuidar las amistades. “La gente suele alejarse cuando una persona se la pasa criticando y nunca aceptando los límites que tiene cada uno”, comenta la especialista.

·         No descuidar la familia. “Son los primeros que sufren los embates del exigente que va muy de la mano con el perfeccionista. No hay que someterla a las propias aspiraciones”, opina la profesional.

·         Tener en claro que la perfección no existe. “Cada uno tiene pretensiones y está muy bien tenerlas, pero también es preciso darse cuenta que las cosas tienen un margen, un marco que las sostiene y no hay que escapar de ellas. Hay que cumplir las expectativas que se encuentran dentro de esos bordes”, reflexiona Prat.

·         No hay que tener miedo a cometer errores. “Es importante planificar el día y si queda algo pendiente hay que aprender a dejarlo para el día siguiente. Es fundamental aprender a priorizar las actividades”, sostiene la psicóloga.

·         Incorporar hábitos sanos y no llenar todo el tiempo que se tiene con obligaciones. “Comenzar con una hora a la semana y luego ir agregando más tiempo.

Mantener hábitos que alejen del estrés cotidiano son fundamentales para tomar conciencia de las exigencias que son importantes y de aquellas que son generadas como producto de la patología
”, analiza Prat.

Tarde o temprano, el cuerpo y la menta pasan factura por las exigencias desmedidas. “El estrés es un enemigo que está ahí, latente y al acecho.

No hay que descuidarse y poder remediar mientras se esté a tiempo este problema de conducta antes que desencadene un episodio complejo e irreversible”
, finaliza diciendo la psicóloga.

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