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Preguntas de un hombre sobre los hijos y la separación

El psicólogo Norberto Inda, acaba de publicar en un matutino, un articulo excelente denominado “Hombres mirando su vida”. En el expresa diversos conceptos demostrando una realidad latente. A continuación detallo puntualmente algunos de ellos brindando mi opinión sobre los mismos.

»¿Por
qué en el momento de un divorcio, (propuesto mayoritariamente por las esposas),
deben ser los varones los que se tienen que ir del domicilio?»

Esta pregunta refleja una cruda realidad latente: ¿Por
qué

se beneficia a la madre, permitiéndole continuar viviendo en su hogar,
disponiendo del mismo y de sus hijos a su entera voluntad? Utilizándolos como
si fueran de su “exclusiva propiedad privada”

¿Por qué se aleja al padre del hogar, al que se lo castiga insumiéndolo
en un estado psíquico angustiante, obligándolo a vivir en cualquier refugio que encuentre, imponiéndosele regímenes de visitas
para ver a sus hijos? ¿Se piensa en el daño psíquico que sufrirán el padre y sus hijos? ¿ Se juzga a la madre con la misma vara?

¿Qué
medidas arbitra la justicia para conocer si es acertada su determinación? ¿Y
si no lo fuera? ¿Que ocurre con las falsas denuncias? ¿Se investigan? ¡No! ¿Quién
se hace responsable?

De por sí, el hecho que el padre sea obligado a abandonar
su hogar, establece un claro favoritismo a favor de la madre. Demostrando una
clara parcialidad, hacia una de las partes. Desde el momento que el padre se
retira del hogar, sé esta colaborando hacia la rotura total de la pareja.

Cuando por el contrario, la obligación moral y ética de la justicia debe ser
arbitrar todos los medios a su alcance para intentar la salvación del grupo
familiar. Lo que la “justicia” ignora totalmente. Este tipo de acciones
contribuyó y contribuyen a la disolución de muchos matrimonios que podrían
haber sido salvados.

Que merecían una oportunidad. Que quizá solos no podían
resolver sus problemas y necesitaban ayuda. No se puede tomar este tema a la ligera. Manejarse solamente con normas y
sentencias técnicas facilistas.

También debe pensarse en el “Sagrado derecho
de los Niños”, a los cuales se los afecta espiritualmente y psíquicamente,
al privárselos de la presencia de su padre en el hogar. Lo cual los juzgados y
los jueces parecen ignorar.


»¿Por qué debemos relegar la crianza de nuestros hijos solamente a las
mujeres? ¿Por qué nos las perdemos?«

Otra gran barbaridad. Tan valedera, real y
angustiante que no se tiene un sentido cabal de su significado. Cuando un
elemento de un vinculo cambia, todo el sistema educacional de los niños se ve
conmovido. Al quedar la crianza en manos exclusivamente de la madre, los hijos
pierden el sentido de la paternidad.

Pierden el respeto que impone el padre en
su hogar. Quedan totalmente desprotegidos, de los consejos, las enseñanzas, la
complicidad sana y la autoridad que solo un padre puede brindarles. Queda su
formación mutilada en un cincuenta por ciento.

Con el tiempo se observan las
consecuencias. Hijos con serios problemas de conductas, con trastornos
educativos y morales. Los cuales quedan marcados en su carácter de por vida.
Transformados en unos semejantes devaluados.

Síntomas
muy frecuentes en la sociedad actual. Altamente explosivos Que se notan
especialmente en los adolescentes. Los cuales luego de protagonizados ya es
tarde para arrepentirse.

Tampoco en este punto priva el sentido común. Y esto
implica desconocer la realidad por parte de los responsables de administrar
justicia. Los hijos que gocen del derecho a la educación de ambos padres, tendrán
muchas mas posibilidades que otros de alcanzar una adolescencia feliz.


» ¿Por qué con tanta frecuencia los jueces y el sentido común suponen que
los hijos, luego de la separación son “naturalmente” tenencia de las madres
y no de ambos padres?«

La justicia arcaica, piensa que por su instinto
maternal
, solo las madres pueden cuidar bien a sus hijos. Lo cual es tan
incoherente como inexacto.

Cuando se dicta el derecho de tenencia
a una madre,
automáticamente, se le esta dando el derecho a que considere a sus hijos como
propiedad privada.

Que los utilice como un elemento de presión, de venganza, de
cobranza, contra su padre. Una famosa jurista expresó que: “ a las madres que
consideran que sus hijos son propiedad privada, habría que enviarlas a la cárcel”.

¿ Quién asegura que no será así? ¿Quién
garantiza que la conducta de la madre en ausencia del padre, es la ideal para el
bienestar de sus hijos? La tenencia de los hijos debe ser de ambos padres. Y
cada uno velar porque el otro mantenga una línea de conducta coherente en pos
de sus hijos.

Librar la tenencia exclusivamente a una de las partes, habla de
una parcialidad manifiesta. Lo cual es inadmisible. Es un formato desconocido de
la realidad. Implica claramente atentar contra la integridad de hijos. Es
atentar contra el “interés superior de los niños como principio general de
derecho, en el fundamento de una sociedad justa y solidaria”.

Estos son los valores en
que la justicia debe reparar, antes de aplicar sentencias con fundamentos
generalizados. Con la obligación y responsabilidad antes de dictar sentencias
en firme, de implementar todos los medios intentando salvaguardar el matrimonio.
Formar un hogar lleva muchos años.

Destruirlo por medio de simples papeles muy
poco. También es obligación de los padres, pensar que desde el momento que
trajeron niños al mundo, es su deber primordial, intentar salvar su matrimonio,
acompañarse, no dejarse en los malos momentos.

Compartir desde el tiempo hasta
él ultimo resto de bienes materiales. Buscar ayuda de un tercero si no pueden
con sus problemas. Solamente pensando en sus niños. Porque las culpas y las
responsabilidades en una pareja, siempre son de ambas partes por igual.

No se
puede privar los niños de su padre. De la felicidad que disfrutan a su lado. No
hay funcionario, ley ni ser humano
que tenga derecho a ello. Solo Dios, con su sabiduría infinita puede hacerlo.

Debe con carácter de urgente existir una justicia acorde a la realidad. Una
justicia la cual debe renovar sus conceptos. No manejar los asuntos familiares
como un simple expediente mas a despachar. Darle la importancia que merece.

Actualizarse al compás de los tiempos y en el plano social, especialmente en
casos de familia, intentar salvar y no destruir, dándole al padre el lugar y el
respeto que merece, tanto como a la madre.