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Platos regionales cordobeses

Los platos típicos de las sierras cordobesas (y los mejores lugares para comerlos)

Chivito, colaciones, y otras exquisiteces

Otros platos regionales son el “chivito” (cabrito) a la parrilla o al asador o bien a la cacerola, el “pollo al disco”, realizado en una especie de olla construida con el disco de un arado, y entre los dulces el típico alfajor cordobés consiente en muchos casos de cuatro tapitas de galletita unidas por dulce de leche repostero, otros con dulces regionales y cubiertos con un baño de azúcar, también las colaciones, consistentes en una galletita cóncava rellena de dulce de leche y cubierta con un baño de azúcar (tipo glasé real mezclado con merengue para que quede más esponjoso), además de otros dulces como “alfeñiques” y los típicos arropes de chañar, algarroba o higo de tuna.

Cremonas y varenikes

Siempre que voy a la villa me atrapan los “criollitos con chicharrón” (cremonas – panes hojaldrados amasados con grasa –manteca-) para el mate de la mañana o la tarde. Esta vez mi amiga Silvia Cohen (03541) 42-2908 [email protected], me invitó a un festival de pastas caseras que ella misma elabora y vende, degustamos deliciosos ravioles y sorrentinos –algunos con masa a la espinaca- con distintos rellenos, los ravioles de papa y tocino (panceta) fueron mis favoritos ya que me recordaban a los “perojé” (aunque algunos llaman perohé o perogé o pegoguis a los cocidos al horno y vareniki a los hervidos, para otros “pyrogy” y “varenyky” es la misma comida con diferencia de dialecto) de mi abuela paterna, que en todo caso cuando estaban recién hechos eran hervidos y para recalentarlos se los tostaba sobre una plancha de hierro caliente o al horno.

Siguiendo con el viaje, en el trayecto entre Buenos Aires y Córdoba se pueden apreciar campos extensos con diversos sembradíos que terminan en el infinito o son interrumpidos por pequeños bosquecillos y cascos de estancia, algunos muy antiguos y otros modernos; plantaciones de frutales, los naranjos como manchas en una gran pintura naif y los duraznos, algunos en flor, otros con sus verdes hojas nuevas surgiendo luego del largo invierno a la vida; cuentan las crónicas de principios de 1800 que los árboles de durazno traídos por los conquistadores se adaptaron tan bien a estas tierras que llegaron a formar sendos bosques a las afueras de Buenos Aries, y dada su gran cantidad y polución hasta se usaba su madera para hacer fuego.

En el mismo trayecto se pueden observar también barrios privados (countrys club) con costosas casonas y mansiones que contrastan con los barrios carenciados construidos con chapas, restos de madera y cartón, hechos estos que marcan la acentuada diferencia de clases socio económicas de la Argentina actual.

Solo un hecho me molesto mucho, en todo el viaje, tanto en los montes como en los campos y ríos he visto cantidades de basuras (deshechos) contaminándolo todo, por lo que si alguna autoridad municipal, provincial o nacional lee esta nota, le suplico que se preocupen un poco más y tomen acciones para que nuestro planeta no se convierta en un gran basurero destruyéndolo todo y perdiendo los recursos naturales y productivos.

Bibliografía y llamadas:

Fotografías propiedad de Norberto E. Petryk 

(1)  Cf.: Sotelo de Narváez, "Relación de las Provincias de Tucumán", en: "Relaciones geográficas de Indias. Perú", Ministerio de Fomento, T.II, pp 143-153. Madrid (1885)

(2)  Cf.: Canals Frau, Salvador (1944/1953) "Poblaciones Indígenas de la República Argentina". Sudamericana, Buenos Aires

(3)  Cf.: Tovar, Antonio (1940) "Catálogo de las lenguas de América del Sur". Edit. Sudamericana, Buenos Aires. Cf. Reed.: 1961

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