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Orejas grandes, cuidados mayores

El característico aspecto de un Cocker, Beagle, o Basset hound, es también su punto débil: las orejas. Sepa cómo cuidarlas


Una de las partes más lindas del
Cocker, son sin duda sus largas y sedosas
orejas. En efecto, esta parte de su cuerpo es como “la marca registrada de la
raza”, por lo que llaman más la atención que cualquier otra de sus
características.

Pero la mayoría de los perritos de esta raza, al igual que
muchas de otras, como el Beagle o el Basset hound, por ejemplo, viven
arrastrando por la tierra sus orejas, sobre todo cuando juegan y se recuestan en
el piso.


Por supuesto que la solución no será elegir un tipo de perro de estas razas que
tenga oreja más cortas, ya que, de hecho, las grandes dimensiones de las mismas,
junto con el hocico bien estirado, dan cuenta de la pureza de la raza.

Además,
como perros rastreros, sus muy grandes oídos les permiten mantener un
determinado olor al agachar la cabeza, que les servirá para ubicar a su presa.


Pero son justamente estos muy funcionales oídos, los que también les provocan
varios problemas de salud, por el hecho de entrar en permanente contacto con la
tierra. De esta forma, esta parte de su cuerpo recibe toda la suciedad y el
polvo exterior, así como los gérmenes y bacterias de la misma casa.


Además, al ser muy pesados, permiten poca circulación de aire dentro del canal
de oído, lo que es un gran caldo de cultivo para que crezcan otros
microorganismos que pueden causar muchas infecciones, algunas de ellas de
extrema gravedad.

Por eso mismo, para mantener a su Cocker, Beagle, Basset
hound, o cualquier otro perro de orejas largas, bien sano, es fundamental que
también mantenga limpios sus oídos.


Empezando la limpieza


Su veterinario podría ofrecerle algún shampoo especial para el oído, para
utilizar regularmente. Pero como sustituto, también se puede utilizar una mezcla
de vinagre blanco y agua (ambos en un 50 por ciento). El vinagre frena el clima
que contribuye a criar los gérmenes, y ayuda a reducir la probabilidad de que el
perro sufra una infección.


Actualmente, los especialistas están desalentando el uso del hidrogeno peróxido
o alcohol isopropilo, como ingredientes para el lavado casero de oído de perros.
Esto es así por haberse encontrado que el hidrógeno peróxido debilita el tejido
fino, mientras que el alcohol, incluso diluido, podría quemar alguna leve
irritación ya producida.


Los oídos se deben limpiar abajo diariamente, para quitar toda la suciedad
general. Un paño húmedo o una toallita pre-humedecida, funcionan muy bien para
hacer esto.

Se debe, por lo menos tres veces a la semana, pasar alguna solución
de limpieza, para limpiar las en profundidad todas las grietas y arrugas del
interior de la oreja.

Es importante también que, al bañar al perro, le ponga un
par de bolas de algodón, para que no se humedezcan mucho sus partes más
profundas ¡No utilice nunca una esponja para remover la suciedad más profunda de
los oídos de su perro!: podría causarles algún dolor o daño más serio.


Para mantener el interior de la oreja en un estado limpio y sano, utilice alguna
solución de limpieza en temperatura ambiente. Vierta suavemente una gran dosis
en el oído del perro, hasta llenar todo el canal y, desde exterior, aplique
masajes en esa área.

La mayoría de la gente se sorprendería de ver cómo puede
llegar a limpiarse el canal interno del oído, pasando sólo una solución de
limpieza, y masajeando el exterior unos pocos segundos, sin dejar que las orejas
vuelvan a tomar contacto con el suelo en el corto plazo.


Utilice el algodón para taponar la parte más profunda del oído del animal, sin
presionar demasiado en los canales internos.


Naturalmente, su mascota sacudirá su cabeza después de algunos segundos de
limpieza en el oído: esto ayudará a remover cualquier impureza que haya quedado
dentro. S

in embargo, si hay una fuerte acumulación de cera o la misma está muy
endurecida, no podrá ser quitada ni por su perro ni por usted mismo. Por lo
tanto, necesitará dirigirse al veterinario, para asegurarse de que no se
produzcan problemas mayores.

Si su perro parece rasguñar en sus oídos o
frotarlos más de lo habitual, y su limpieza regular no releva el problema,
debería también programar una cita con el veterinario.


Otra señal que le indique que es necesario ver a un profesional, es el olor a
"queso" distintivo de una infección de oídos. A veces, será necesario prescribir
una medicación, para que se le suministre al perro como parte de el rutinario
mantenimiento del oído, pero primero deben descartarse otro tipo de problemas.


Para reducir al máximo el riesgo de infección de oído, mantenga las orejas de su
perro tan secas como le sea posible. Séquelas cada vez que estén húmedas o
mojadas, y, al bañar su perro, utilice grandes bolas de algodón para evitar que
el agua del baño consiga entrar en los canales del oído.