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¿Son verdaderamente útiles los antioxidantes?

Un amplio estudio llevado a cabo en los Estados Unidos, contradice la creencia en las funciones benéficas de las vitaminas E y A sintéticas, y agrega además que esta última podría subir el riego de mortalidad.

Tradicionalmente, la comunidad médica pareció
concordar en el hecho de que los suplementos con antioxidantes como las
vitaminas A y E tenían funciones benéficas para las personas, especialmente
aquellas que sufrían de problemas cardiovasculares.

Sin embargo, un minucioso estudio en amplia escala
llevado a cabo por el Departamento de Medicina Cardiovascular de la Cleveland
Clinic Foundation, demostró que la vitamina E sintética no otorga ningún tipo
de beneficio a quienes la consumen, mientras que la vitamina A sintética puede
ser incluso perjudicial.

El estudio se realizó tomando como base ocho vastos
estudios científicos realizados en el pasado sobre los suplementos con vitamina
A y el precursor de esta vitamina, el beta caroteno, y siete sobre la vitamina
E.

Los estudios elegidos debían ser por sobre los mil
pacientes, “randomizados” (es decir suministrar al azar vitaminas reales y
placebo, para evitar sugestionar al médico o al paciente) y sobre una población
bien alimentada de países desarrollados, para evitar confundir el beneficio de
las vitaminas con una compensación provocada por las mismas frente a una
carencia de vitaminas preexistente.

En consecuencia, el estudio total contó con casi
140.000 pacientes que habían consumida vitamina E, y más de 80.000 que habían
hecho lo propio con la A y los beta carotenos.

El resultado, fue que en absolutamente todos los
estudios realizados (por separado), por un lado la vitamina E no produjo ningún
tipo de beneficios, y, por el otro, la mortalidad general de quienes tomaron
beta caroteno experimentó un aumento en su tasa, pues la sufrió el 7,4 por
ciento de los pacientes que lo consumieron frente al 7 por ciento de quienes no
lo habían hecho. Especialmente, se pudo notar un leve incremento en la
mortalidad cardiovascular de quienes la habían consumido, pues la tasa fue de
3,4 por ciento frente al 3,1 de las personas que no la tomaban.

El descubrimiento no fue del todo novedoso, pues ya
desde 1999 se habían realizado estudios que apuntaban a desmitificar el beneficio
de estas vitaminas sintéticas. Pero por la envergadura de esta última
investigación, la misma difícilmente podrá ser refutada.

Según señalan los especialistas, la errada idea de
que el beta caroteno y las vitaminas sintéticas podían ser beneficiosas,
sostenida durante tiempo por la comunidad médica, puede deberse a una serie de
factores, entre los cuales se destacan el hecho de que:

a. Quienes la solían tomar acompañaban esta
práctica con una mejora en su calidad general de vida;

b. Muchos reconocidos profesionales firmaron
artículos de opinión, pero no de investigación, en revistas muy prestigiosas,
en los cuales las recomendaban; y

c. La propaganda efectuada por los laboratorios.

De hecho, es tal el grado de esta creencia, que aún
hoy en día continua creciendo el consumo de suplementos en base a estas
vitaminas, y de hecho el beta caroteno se encuentra presente en una gran
cantidad de suplementos multivitamínicos, lo cual pone en riesgo la salud de
quienes los toman.

De cualquier forma, los especialistas señalan que
deben quedar claras las diferencias entre los suplementos vitamínicos de
vitaminas A y E sintéticas, y las vitaminas naturales, que se encuentran en los
alimentos. En este último casos, sí se pudo comprobar la propiedad antioxidante
de las vitaminas, por lo que la ingesta de frutas y verduras que las contengan
es recomendable para la prevención de trastornos cardiovasculares, en el caso
de que los mismos surjan de procesos oxidativos.

Asimismo, estos expertos señalan que existe la posibilidad
de que estas vitaminas antioxidantes puedan ser beneficiosas para personas que
tengan un alto “estrés oxidativo”, como es el caso de los diabéticos, los
fumadores y las personas que se encuentran en diálisis.