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Trastornos sexuales en las mujeres

Los problemas sexuales no son exclusivos de los hombres. Gran cantidad de mujeres padecen de este tipo de trastornos, a veces difíciles de determinar y diferenciar de los ocasionales.

La
subjetividad del concepto “disfunción sexual”, causa puede causar
preocupación injustificada en mujeres que creen estar afectadas por alguna
enfermedad crónica, sugestionadas por la difusión del tema en los medios de
comunicación, que ayuda a la auto exageración.

El
deseo

Además
¿qué es una buena respuesta sexual? La respuesta es tan variada como cantidad
de mujeres hay en el planeta. Cada una de ellas, tiene su propia normalidad.

Sin
embargo, también existen numerosos factores que pueden afectarlas: los niveles
hormonales, salud física, edad, experiencia sexual (o falta de ella), educación
(incluyendo la familiar y religiosa), experiencias sexuales traumáticas,
respuesta emocional hacia su pareja actual, y/o miedo a quedar embarazada, por
mencionar sólo algunos.

El
deseo sexual depende de todos los sentidos y está presente en todas las
etapas de la femineidad, y la falta de deseo suele atribuirse a un trastorno
sexual. El problema de este tipo de diagnóstico es saber con certeza, ¿cuánto
es suficiente?.

Ni
siquiera es
posible medirlo haciendo una comparación con su
pareja, no tendría porque coincidir. Cada persona necesita cosas diferentes, no
solo en el sexo. Mas todavía, si se tiene en cuenta que la falta de deseo no es
impedimento para la actividad sexual, una mujer puede hasta disfrutar de un
orgasmo, bajo estas condiciones posiblemente causadas por diversos factores.

El
cansancio, alguna enfermedad, la utilización de medicamentos (para úlceras,
depresión, ansiedad o presión alta), un tratamiento oncológico, cambios
hormonales, periodo de embarazo o lactancia, hormonalmente, la disminución de la testosterona o de estrógenos en la
menopausia, o la extracción de los ovarios en la mujer, también afectan al
deseo sexual.

Sin embargo, no todas las causas de
este tipo de trastorno sexual son de origen físico. Emocionalmente, una persona
con problemas de pareja puede sufrir sus consecuencias, al igual que alguien que
no obtiene del otro, una estimulación e incentivación adecuada.

Esto puede
provocar una desconfianza propia de dos desconocidos y por ende a una depresión
lógica que incluye la falta de intimidad y el poco contacto sexual.

La autoestima y el cuidado físico son dejados de lado y así comienza un
circulo de insatisfacción sexual que se irá agravando con el correr del
tiempo.

Otro
factor de desencanto es la que provoca una persona con “ideales sexuales”
inamovibles y poco propenso a adaptarse al otro, a sus necesidades. Con poca
concentración y rutinaria, que parece tener que seguir un libreto escrito por
quien sabe quien.

La
excitación

La
impotencia sexual masculina, tiene un equivalente en el genero femenino. Es un
trastorno de la excitación que se relaciona con la falta de congestión sanguínea
en los genitales.

Este fenómeno es un paso natural imprescindible en la
estimulación sexual femenina, que comienza con el agrandamiento del clítoris y
tejidos circundantes (comparable a la erección masculina), la secreción de
lubricación vaginal, y la relajación y ensanchamiento de la abertura vaginal
para permitir el coito.

Esta
perturbación se origina en algunas condiciones corporales adversas como la
diabetes, la presión alta, la aparición de infecciones o irritación en la
zona vaginal, un coito doloroso, o los efectos secundarios de algún método de
anticoncepción.

Sin
embargo, en la mayoría de estos casos, la causa no es física sino emocional.
La depresión, una pelea de pareja, el estrés, o el poco entendimiento, son
factores comunes y provocadores garantizados de la falta de excitación en la
mujer.

El
orgasmo

El
otro trastorno sexual femenino es el orgásmico. Esta patología se diferencia
de la anterior por la falta de orgasmo como resultado de una relación sexual
normal, con la suficiente excitación para llegar a él. Esto ocurre estadísticamente
en el 10% de las mujeres que practican alguna actividad sexual y no pueden
llegar a la excitación final, casi nunca.

Este
trastorno se origina generalmente en la falta de experiencia sexual, o bien por
la ansiedad de la mujer por llegar a experimental un orgasmo. Aunque también
puede verse en personas con malas experiencias o restricciones antiguas.

Otras
causas son los antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina (Prozac), dolor durante el
coito, que resulta de una lubricación vaginal insuficiente, heridas menores en
la vagina, infecciones vaginales, endometriosis (tejido uterino presente fuera
del útero) o reacciones a productos o aparatos anticonceptivos.

Tratamiento

Cuando
acuda a la consulta del medico, se le indagará sobre su estado físico actual,
presencia o historia de enfermedades (de cualquier tipo, no obvie lo que usted
considera innecesario), medicación actual, actividades diarias, relación con
su pareja, traumas, conocimientos sexuales y educación, etc.

Es
imprescindible dar al médico todos los datos que le requiera, para poder ayudar a un diagnostico mas certero del problema. No se inhiba
ante preguntas como ¿como son tus practicas sexuales actuales?, o ¿ le duele
la zona vaginal durante el coito?, serán vitales para saber cual es el origen
del trastorno.

La forma de tratar, se determinará según los síntomas que se presenten:

*La
sequedad vaginal se trata con algún lubricante.

*Eliminar
medicamentos que pudieran provocar el problema.

*Cambio
de método anticonceptivo.

*Si
es emocional, iniciar un tratamiento psiterapéutico o mejorar la relación con
la pareja.

*Ejercicios
de Kegel (desarrollan los músculos que rodean a la vagina y mejoran la sensación
de placer).

*Estimular las fantasías
sexuales con películas o escenas que recuerde.

Hay una corriente que
sugiere el uso de Viagra (sildenafil) en la mujer. Se sabe que esta droga
aumenta el flujo sanguíneo en la zona genital y que puede llegar a funcionar
efectivamente.

Algunos estudios realizados en Europa y Estados Unidos están
analizando las posibles utilidades en el uso femenino, pero mientras estos
resultados se den a conocer, el Viagra no está recomendado para la mujer.

Si
bien estos trastornos no son extremadamente graves, deben tratarse adecuadamente
debido a las consecuencias que pueden traer a quienes lo padecen. Origina
disgustos de pareja y frustración en ambos pudiendo terminar en rompimientos o
separaciones.

La disfunción sexual
afecta a ambos integrantes de la pareja, por lo cual es imprescindible
afrontarla de manera conjunta y apoyándose uno al otro, con la guía de un
medico especialista