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Atún con cebollas: una parábola sobre la comunicación con un hijo adolescente

Actitudes para comunicarse con un hijo adolescente…

Marta conversaba con su hija Brenda de 18 años… Bueno, en realidad intentaba comunicarse. 

Eran tiempos difíciles para la madre de una adolescente, que no sabía qué hacer con su corazoncito, que palpitaba más de la cuenta. 

Brenda partió rumbo al colegio y Marta la alcanzó, apurada y casi sin aliento logró decirle: hoy preparo atún con cebolla.

B- ¡Ay sí!. Dale, eso me encanta. ¡Ves, que en algo coincidimos!..

Marta cerró la puerta, respiró profundo y repitió en voz baja:"coincidimos en un plato de atún con cebolla". 

Antes de seguir la jornada, tomó el anotador de la mesita del teléfono y escribió:

Mariposita te veo volar y volar… y quisiera que te detuvieras en más flores.

Te lo digo, pero tú quieres revolotear por el bosque pasando entre los árboles salteando espinas o algún insecto mayor que te pueda lastimar.

Te miro y te pido. Detente un poquito más en cada florasí descubres cada perfume, cada color, cada sabor.

Y tú vas de una en otra, henchida de fugaces sensacionessin poder perpetuar en tu ser; ninguna. 

Te veo airosa y altanera, te ríes y tragas algún polen

Los pimpollos te rodean y tú con tus alas te abres paso entre ellos.

Algunos te quieren acariciar y brindarte su integridad. Y tú sigues y sigues.

Hay un Nardo que te atrae mucho, hasta te atreves a bajar las alas en la tersura que te entrega.

Y a vos te gusta que te mime con sus pétalos.

Te quedas y le dices que le quieres, que te encanta posarte en él

Entonces… El se atreve, al verte tan joven y radiantese pone tierno y efusivo. 

Tú cuando le ves tan próximo, medio asustada y algo presumida partes y lo dejas con su mirada clavada ante tanta insolencia.

No entiende, se enfurece y entristece.

Tú detrás de una hoja le miras cómo palpita confundido,pero no atinas a esclarecerlo

Lo miras nuevamente y con cierta nostalgia partes, con tu aleteo entre otros capullos.

Sé que te suceden cosas en el afuera y sobre todo en el adentro.

Ni hay tantos enemigos, ni es tanta tu soledad.

Estamos aquí, mientras revoloteas sin un rumbo demasiado claro, hasta que la tormenta de tu corazoncito pase y seas una mariposa deseosa de volar y posarte sabiendo en quién y por qué.

Seguramente entonces, podremos coincidiren algo más que “atún con cebolla.”

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