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La historia de la Opera de la mano de Mozart

En su corta vida Mozart escribió una enorme cantidad de música de todos los géneros, pero se consideraba a sí mismo un compositor dramático. Sus siete grandes óperas, escritas entre 1781 y su muerte en 1791 nunca han salido del repertorio.

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Sólo sus obras juveniles han precisado una recuperación y en<br /> grabaciones han tenido más éxito que en los teatros

Sólo
sus obras juveniles han precisado una recuperación y en grabaciones han tenido
más éxito que en los teatros. La obra completa de Mozart ha quedado disponible
en compact disc.

Wolfgang Amadeus Mozart
nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, hijo de Leopoldo Mozart (1719-1787),
que era compositor, director musical y autor del Versuch einer gründlichen
Violinschule
(Ensayo sobre un método bäsico de violín). La familia procedía
del distrito bávaro de Schwaben. Mozart asombró a toda Europa como niño
prodigio en composición y tocando el piano.

Tenía sólo doce años
cuando escribió Bastien und Bastienne, un Singspiel (ópera cómica
alemana con diálogo hablado) para Viena, pero desde el principio Mozart utilizó
las formas consolidadas de la música dramática y les confirió profundidad, convirtiéndolas
en panoramas de la naturaleza humana, sin "inventar" jamás algo
nuevo, dejando aparte los recursos estilísticos revolucionarios.

Se adueñó
primeramente de los vehículos establecidos y les dio un contenido de
inimaginable riqueza. Sus veintiuna obras para la escena van del Singspiel religioso
y la ópera académica latina, que era tradicional en el arzobispado de
Salzburgo, pasando por algunas óperas serias y casi oratorios escritos
preferentemente para Milán, hasta la humanizada, expresivamente realzada forma
de ópera seria (Idomeneo,1781, La clemenza di Tito,1791), hasta
la opera buffa napolitana (Le nozze di Figaro, 1786; Così fan
tutte,
1790), hasta el dramma giocoso (Don Giovanni,1787) y lo
que fue llamado específicamante "ópera alemana" (Die Zauberflöte,
que está llena de elementos del Singspiel, Mozart prefiere la lengua
alemana a la italiana, más convencional.

Llegaba la época del
hombre común; como cliente que pagaba, el hombre corriente quería que en el
teatro se dirigiesen a él en una lengua que le fuera familiar.

Mozart estuvo toda su
vida preocupado por conseguir que le hiciesen encargos de óperas, tanto en los
años en que ya había crecido y veía oscurecerse su fama de niño prodigio,
como en su última década, cuando se embarcó en la dificultosa vida de músico
independiente en Viena.

Trabajaba con rapidez e intensidad, adaptando las partes
cantadas al carácter y la tesitura de los cantantes con los que contaba. Unas
veces trataba de forma acomodaticia con los libretistas y otras les planteaba
exigencias en beneficio de la obra. Dirigió la mayor parte de las primeras
representaciones desde el clavicordio o clavicémbalo y siempre insistía en la
mayor expresión dramática posible; en pocas palabras, era un inspirado y
estimulante hombre de teatro musical.

Sus primeras obras
fueron recuperadas en Salzburgo en la década de 1950, primero en ejecuciones de
concierto y luego en representaciones escénicas y en grabaciones.

El interludio
latino Apollo et Hyacinthus (1767) mostró cómo se manejaba el muchacho
con el tema culto, mientras La finta semplice (1769), según la obra de
Goldoni, se convirtió en la primera opera buffa de Mozart.

Milán, que estaba
bajo dominio austríaco, contempló las obras escénicas que escribió durante
su adolescencia: Mitridate, re di pronto (1770), Ascanio in Alba (1771)
y Lucio Silla (1772). Basadas en temas convencionales relativos al mundo
antiguo, estaban llenas de audacias expresivas y música suntuosa.

Il sogno
di Scipione
la escribió para Salzburgo en 1772, y en 1775 La finta
giardiniera
para Munich, un enredo amoroso situado a medio camino entre la
seriedad y el humor bufo, cayendo en la categoría de sentimental en cuanto a su
estilo expresivo.

El libreto de Metastasio para Il re pastore está lleno
de poesía a la moda sobre los pastores. La boga de Turquía había llegado al
teatro musical y el exotismo se difundía por la ópera; la primera ofrenda de
Mozart en este terreno fue el Singspiel alemán Zaide (1781).