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Receta para tratar a un hombre con pánico a no poder

¿Alguna vez te preguntaste “y si no puedo”, “y si hago un papelón”?

Nos creemos los
mejores del mundo en todo, pero un pajarito me ha contado (no pregunten ahora
qué pajarito) que muchos hombres sienten temor a no funcionar sexualmente cada
vez que van tener un encuentro amoroso con una nueva mujer en su vida,
especialmente si la dama les importa mucho y la seguridad se les cae como los
relojes desinflados del famoso cuadro de Dalí.

“¿Y si no puedo?”, “¿Y si hago un papelón?” se pregunta nuestro héroe en un
instante dramático e imperceptible, mientras tembloroso se ajusta el nudo de la
corbata antes de salir con ella. Para peor la cultura no lo ayuda: a Rolando
Rivas, a McGyver, al mismísimo James Bond …¡jamás les falló la tonada!.

Pasa que los hombres queremos ser el Mesías en la vida de la joven en cuestión,
y abrir el mar de su existencia en dos para que ella crea que hay “un antes y
un después” de habernos conocido……en la cama, convirtiendo a la chica en
una involuntaria jueza de espadachines y trapecistas.

Así es que el homo eroticus se obliga a hacer un gol de media cancha y de
taquito cada quince minutos, razón por la cual manda todas las pelotas al
corner y no se gana ni la Mercosur  ni
una copa de leche. En síntesis:, querida lectora, le doy estos consejos útiles:

1) Nunca acepte intimar con él en la primera salida, sobre todo si lo nota
tartamudear, y lo ve invadido por un sudor frío y la mirada propia de un
paracaidista con ataque de vértigo.

2) Si van a cenar a un lugar romántico, aproveche la distracción del varón para
agregarle vino o licor a su vaso, a fin de que una bebida espirituosa lo libere
de temores y ansiedades. Eso si, sea moderada, porque si se excede con la
receta solo le va a desinhibir su tendencia a roncar con silbatinas o se va a
poner a cantar Aída parado sobre la mesa.

3) En la noche de bodas jamás se le ocurra contarle que su novio anterior fue
un incomparable “stripper” negro que hacía horas extras en películas
condicionadas. Tampoco, para parecer culta, se refiera a historias de abejas
reinas que devoran al macho zángano durante el acto sexual.

4) Si lo invita a escuchar los conciertos domingueros en su parroquia, evite
frases como “lo importante no es el órgano sino el organista”, que pueden ser
tergiversadas. Si en el lecho ve que ni dos tabletas de Viagra le hacen efecto
al individuo, no lo atosigue con frases de maga y prestidigitadora como: “¿nada
por aquí….nada por allá?”.

5) Si el chico no la impresiona en lo más mínimo, tampoco lo deprima con “ qué
bueno que tenés otros talentos”, o “¿y si mejor pasamos directamente a los
cigarrillos?” y jamás dispare un “a lo mejor se ve más grande con luz natural”.

6) El hombre de hoy es como un retoño debilucho al que hay que regar con
elogios para que crezca un poco. Cuando se desnude, usted mírelo y diga
disimulando asombro: “¡ Oh my God!” . Lo tendrá atado a la correa de su narcisismo
dependiente toda la eternidad.

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