Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

¿Estás satisfecho con tu vida?

Un test para comenzar a definir un proyecto de vida

Ejercicio
Práctico

Basado en parte
en el libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, de Stephen R. Covey

1.
Busca un lugar tranquilo donde nadie te interrumpa y piensa en el día de tu
muerte. ¿Qué te gustaría que se dijera de ti después de tu muerte? ¿Qué tipo de
hijo /a te gustaría haber sido? ¿Qué clase de amigo? ¿Qué clase de compañero?
¿Qué aportaciones te gustaría haber hecho? ¿Cómo te gustaría haber influido en
las personas que estuvieron a tu alrededor mientras vivías? Piensa en todos los
aspectos como desearías hubiera sido tu vida.
Dedica tiempo para registrar las impresiones que puedas recoger al pensar en tu
propio funeral. Tal vez prefieras utilizar el formulario siguiente para
organizar tus pensamientos 

Área de actividadCarácterAportacionesLogros
Familia   
Amigos   
Compañeros de escuela,
trabajo, etc.
   
Representantes de
Iglesia / Comunidad / servicios / etc.
   

 

2.
Toma unos momentos y describe por escrito tus roles, tal como los ves. ¿Estás
satisfecho con esa imagen de tu vida?

3.
Dedica tiempo a aislarte completamente de las actividades diarias y empieza a
trabajar sobre el enunciado de tu misión personal.

4.
¿Cuál es el centro de tu vida? ¿De qué manera estar centrado en eso afecta tu
vida? ¿Estás cómodo con las implicaciones de tu análisis?

5.
Inicia una colección de notas, citas e ideas que tal vez puedas usar cuando
redactes tu enunciado de la misión personal.

6.
Identifica un proyecto que deberás afrontar en un futuro próximo, y aplica el
principio de la creación mental. Escribe los resultados que deseas obtener, y
los pasos que te conducirán a esos resultados.

Empieza con un fin en mente

Empezar con un fin en mente
significa saber a dónde estás yendo, de modo que puedas comprender mejor en
dónde estás, y dar siempre los pasos adecuados en la dirección correcta. ¿Te
parece difícil? ¡Pero se puede!.

Resulta increíblemente
fácil caer en la trampa de la actividad, en el ajetreo de la vida, trabajar
cada vez más para trepar por la escalera del éxito, y descubrir finalmente que
esta apoyada en la pared equivocada. Es posible estar atareado -muy atareado-
sin ser muy efectivo.

A menudo las personas se
encuentran logrando victorias vacías, éxitos conseguidos a expensas de cosas
que súbitamente comprendes que son mucho más valiosas. Personas pertenecientes
a todos los trabajos (médicos, académicos, actores, políticos, ejecutivos,
atletas y fontaneros) a menudo luchan por lograr ingresos más altos, más
reconocimiento o un cierto grado de competencia profesional, sólo para
descubrir que su ansiedad por alcanzar la meta les ha privado de cosas que
realmente importan y que ya han quedado fuera de sus posibilidades.

Cuán distintas son nuestras
vidas cuando sabemos qué es lo verdaderamente importante para nosotros, y
manteniendo ese cuadro en mente, actuamos cada día para ser y hacer lo que en
realidad nos interesa. Si la escalera no está apoyada en la pared correcta,
cada paso que demos no hará más que acercarnos al lugar erróneo. Podemos estar
muy atareados, podemos ser muy eficientes, pero solo seremos también
verdaderamente efectivos cuando EMPEZEMOS CON UN FIN EN MENTE.

Todas
las cosas se crean dos veces

El hábito de “Empezar
con un fin en mente se basa en el principio de que: Todas las cosas se crean
dos veces. Siempre hay primero una creación mental, y luego una creación
física.

Pensemos, por ejemplo, en
el estudio de una carrera universitaria, uno lo “crea” con todos sus
detalles incluso antes del primer día de clases!. Uno trata de tener una idea
clara del tipo de estudiante que será, la carrera que elegirá, la universidad
que escogeremos, si al regresar trabajaremos en una oficina o en un
laboratorio, si habremos de cambiarnos de ciudad, si trabajaremos a la par que
estudiamos. Si queremos una carrera relacionada con la gente, con los números,
las plantas o los animales, etc.

Todo esto lo hacemos antes
de ingresar a la universidad -es la primera creación-, si no lo pensamos, si no
lo analizamos antes y tratamos de definirlo al estar ya estudiando -segunda
creación- puede ser muy costoso.

La regla del carpintero es
“Medir dos veces antes de cortar una”. Hay que estar seguros de que
los planes de la primera creación sean realmente lo que uno quiere, que se ha
pensado en todo, o casi todo, conforme pase el tiempo, al estar trabajando en
la segunda creación, sabremos que hacer cuando se presenten situaciones previstas.

En grados diversos, las
personas aplican este principio en muchas áreas de la vida. Antes de emprender
un viaje, fijamos nuestro destino y planificamos la mejor ruta. Antes de hacer
un jardín lo distribuimos mentalmente, o tal vez en un papel. Se escriben los
discursos antes de pronunciarlos; se diseña la ropa antes de enhebrar la aguja.

Hacerlo
o dejar que lo hagan

Todas las cosas se crean
dos veces, pero no todas las primeras creaciones responden a designios
conscientes. En nuestras vidas personales, sino desarrollamos autoconciencia y
no nos hacemos responsables de las primeras creaciones, estamos permitiendo por
omisión que otras personas y las circunstancias den forma a gran parte de
nuestra vida.