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Volver al futuro

La planificación financiera es una etapa fundamental para poder vivir un futuro sin los inconvenientes que trae como consecuencia la improvisación.

En
Estados Unidos, uno de cada tres habitantes tiene algún producto de inversión
como bonos, acciones o fondos comunes de inversión. En los países
latinoamericanos la proporción es de 1 cada 250 habitantes. Menos del 1% de la
población invierte en estos activos directamente. Por otro lado, las
estadísticas muestran que menos del 35% de la población alguna vez hizo una
transacción con un banco. Es decir, que el 65% de la gente guarda la plata en el
colchón o caja fuerte, fuera de los circuitos bancarios.

El
futuro de nuestros hijos y nietos es uno de los motivos por el cual es
imprescindible saber cómo iniciarnos en esta tarea pre-jubilatoria.  

Si
bien la planificación financiera puede hacerse por varias razones, en diferentes
etapas de la vida, por lo general el objetivo es alcanzar y mantener la
seguridad financiera de la familia.


Así se podrá minimizar impuestos, mejorar el retorno de las inversiones,
proteger lo logrado, asegurar un adecuado ingreso durante el retiro, reducir los
costos de herencia a los beneficiarios y lograr la tranquilidad de conciencia de
que existe un plan en el que todos saldrán beneficiados.  


 El planeamiento financiero no es algo que se hace una sola vez en la vida, es
un proceso contínuo. Puede comenzar a cualquier edad y no se necesita ser rico
para sacar provecho del plan. Desde un principio, es necesario establecer unas
metas y un plazo para cumplirlas. Éstas deben ser específicas y realistas de
acuerdo con los ingresos, edad y cualquier otra condición relevante en la vida
de la persona. 

Es indispensable conseguir y elaborar toda la información
necesaria. Luego se necesita registrar ingresos y gastos hasta tener un balance
anual, establecer una lista de bienes y deudas y actualizar el valor del
patrimonio obtenido por la diferencia entre bienes y deudas. 


Establecidos claramente los ingresos y gastos el paso siguiente es armar un
presupuesto, que se elabora con el fin de conocer la relación de ingresos con
gastos y el detalle de los gastos, como paso previo para comenzar a ahorrar. Si
el primer ejercicio no arroja grandes resultados, no hay que desalentarse, el
segundo será sin duda mejor. 


Hay que estudiar los impuestos para saber si pueden reducirse y luego analizar
las deudas y buscar la manera de consolidarlas a una menor tasa de interés. El
presupuesto muestra en qué se gasta el dinero y permite evaluar si vale la pena
mantener o eliminar algunos de los gastos o invertir ese dinero para conseguir
las metas.  


Con las finanzas en orden es mas fácil ahorrar e invertir para el futuro. Luego
es necesario examinar nuevamente y de forma periódica las metas y monitorear los
progresos. Las metas se van adaptando de acuerdo con las condiciones que cambian
constantemente. Basta con recordar que las acciones involucran el planeamiento
de una solución financiera sólida y una rutina de ahorro e inversión. 


Nunca es tarde para empezar a planificar nuestras finanzas de cara al futuro,
pero también debe tenerse en cuenta que tampoco es demasiado temprano para
hacerlo…Es preciso actuar nuevamente, así se podrá obtener el equilibrio que
siempre se ha buscado en el aspecto económico. Todos los miembros de la familia
lo agradecerán.


Fuente:
El Éxito.com