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El peligro de las temperaturas extremas

Tanto en el invierno como en el verano, es muy importante que las personas mayores o de mediana edad con problemas médicos, tomen las precauciones necesarias para hacerle frente a los climas más rigurosos


Casi todas las personas conocen los
trastornos más comunes que provocan las
temperaturas frías del invierno, como la gripe, los resfríos, o las dificultades
para respirar a causa del el aire frío.

Sin embargo, el invierno también puede
causar otro tipo de problemas mucho más serios, como la
hipotermia,
es decir una
temperatura corporal inusualmente baja, por debajo de los 35.5 grados C, (la
normal es de 37 grados C). La hipotermia grave, puede causar un ritmo cardíaco
irregular, lo que puede conducir al paro cardíaco y a la muerte.


Algunos de los síntomas provocados por la hipotermia, son la confusión, los
latidos lentos e irregulares, la somnolencia, la lentitud y dificultades para
hablar, muchos escalofríos, y una presión sanguínea baja.


Esta baja de la temperatura corporal, suele ocasionarse por el hecho de
mantenerse quieto durante mucho tiempo, sin un abrigo correspondiente, y en un
lugar muy frío.


Para reducir este trastorno o cualquier otro que pudiera generarse debido al los
climas muy fríos del invierno, es importante que, siempre que le sea posible,
permanezca dentro de su casa.

Es
fundamental también que, tanto dentro como fuera de su hogar, se mantenga bien
abrigado, usando incluso un sombrero que proteja su cabeza y orejas. Además,
debe mantener su cuerpo bien seco, por lo que si se moja, debe cambiarse la ropa
de forma inmediata.

Otro clima, otros problemas


Pero por supuesto que los trastornos físicos producidos por las temperaturas no
son exclusivos de los climas fríos. En el verano, los climas muy calidos también
pueden provocar peligrosos riesgo, como las hipertermias. Este término, se
utiliza para denominar a las varias enfermedades que tienen relación con el
calor, como por ejemplo la insolación o la baja presión.


Algunos de los síntomas relacionados con el calor, son las nauseas, los mareos,
la sensación de debilidad, los calambres musculares, la piel muy pálida, los
fuertes dolores de cabeza y la desorientación.


Para reducir estos trastornos, o cualquier otro que pudiera generarse debido a
los climas muy cálidos del verano, es importante que, siempre que le sea
posible, permanezca en cuartos que posean aire acondicionado. Si no, también
pueden servir los ventiladores, cuando los días no sean muy húmedos.


También es fundamental beber muchos líquidos como por ejemplo agua o jugos de
frutas, pero se deben evitar las bebidas alcohólicas o que posean cafeína.


Dentro del hogar, recuerde siempre tener sus cuartos bien ventilados, con las
ventanas abiertas pero cubiertas a la exposición directa del sol, ponerse poca y
holgada ropa, de tejidos naturales, y tomar muchos baños seguidos durante el
día.