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Esas benditas comparaciones

Usted le hace un flaco favor a su hijo si está todo el tiempo comparándolo con otros. Aprenda como deshacerse de esos prejuicios, y dejar que tome su propio camino.

Dice Marta J.:

"Le
dije a mi hija: G
aby, yo querría
que te pruebes para uno de los coros de la escuela. Tan pronto como hice ese
comentario, sabía que mi hija me respondería con un desafiante "¡no!".

La mayor, Raquel, y yo, disfrutamos mucho cantando. Lo hice en varios coros del secundario y de la iglesia, y Raquel siguió mis pasos.

Gaby
podía cantar también. Algunos años atrás, ella había actuado en uno de los
papeles principales en una obra escolar, y yo no le había dicho que lo haga. Ella
concurrió por sí misma.

Durante el estreno, me sorprendió
ver a mi hija más pequeña interpretar sus líneas con energía, cantando sola
con una gran habilidad. Era un talento que yo nunca supe que tuviera. Repentinamente, tuve sueños y visiones de que ella lo
usaría en varios lados. Pero Gaby tenía otras ideas”.


Hermanas, pero como la noche y el día

"Mis
hijas son tan diferentes como la noche y el día. Incluso sus aspectos físicos
son diferentes. Raquel tenía unos ojos verdes que
hechizaban. Gaby tenía unos que eran vibrantes y
hermosos, aunque parecía no darse cuenta y se mantenía descuidada.

Cuando Raquel creció, la gente continuó
comentando cuan linda era, frecuentemente ante los oídos de su hermana menor.

Gaby
no era ninguna tonta. Comenzó a notar cómo su hermosa hermana mayor sobresalía…
en absolutamente todo. Los que habían visto lo que hacía Raquel, o que conocían
su rebosante personalidad, no se sorprendían de lo que era capaz de hacer.


Ella no se mataba estudiando, pero siempre se llevaba los honores. Se distinguía
en las charlas y debates. Tenía instinto para la actuación, y sus bailes y
desempeños en el coro daban cuenta de sus capacidades naturales.

Gaby había sido expuesta a estas situaciones desde la
infancia, y ya era grande para hacer apreciaciones. Ella sabía que su hermana
mayor la eclipsaba. Inconscientemente, ella decidió que si no podía competir
con su hermana, evitaría hacer cualquier cosa que pudiera compararlas.

No se
probaría para el coro. No cantaría en la
iglesia. Su decisión era no involucrarse en nada en lo que estuviera su hermana,
y que pudiera causarle dolor.


Pero, como madre que también tuvo una hermana mayor que sobresalió, entendí sus
razones".

No haga comparaciones entre hermanos


Comparar a un hermano con otro puede ser mortal. Martha es una música y
compositora con mucho talento, pero ella ha sido terriblemente tímida para
cantar desde que era una niña pequeña.


Un día en que Martha estaba sentada en el piano acompañando a su hermana,
mientras ella ensayaba una canción, su madre entró a la habitación y les dijo
"¿No es bárbaro?". "Emilia puede cantar y Martha puede tocar". Esas palabras
penetraron en ella como un puñal.


No es inusual que los hermanos mayores sobresalgan en actividades académicas o
extracurriculares. Desde que nacen concentran todas las atenciones de los
padres. Todos los "mayores" son recordados con un gran amor en los álbumes
familiares.


Todo se le festeja, sus primeros pasos, sus primeras palabras, etc. Cuando llega
el segundo hijo, las comparaciones comienzan. ¿Por que Julio no habla o camina
todavía, si Juan lo hacía a su edad?

Desde el comienzo, solemos comparar un niño con otro,
tomando al mayor como una vara que mide a los demás. Comparamos sus aspectos físicos
tratando de ver a quién se parece más. Comparamos niveles, esperando que cada
chico aprenda de forma semejante, y decepcionándonos cuando no lo hacen.

Comparamos sus talentos y capacidades, incluso insistiendo a un chico para que
realice
las mismas actividades que sus hermanos mayores han realizado en algún momento.
Creemos que porque el primero las disfrutó, el hermano también lo hará.
Incluso comparamos su carácter.

Nos es casi imposible no comparar a un hermano
con el otro. Las comparaciones surgen naturalmente, y, sin embargo, algunos
padres no tienen en cuenta cómo ello repercute en la autoestima de sus hijos.

Las comparaciones no
sólo suceden en la casa sino también
en la clase. Cuando un maestro ya estuvo con un hermano mayor, tiene a menudo un
prejuicio sobre él. El más joven puede ser visto como una copia, para bien o
para mal, de su hermano o hermana.

Las comparaciones son una tierra fértil para la
rivalidad entre hermanos. Pueden minar la autoestima de los chicos. El forzar
altas expectativas para un chico sólo porque sus hermanos las han satisfecho
previamente, puede provocar en él la falta de ánimo -o de deseo- de
realizarlas.

Lo peor, al comparar a los hermanos, es que les estamos diciendo
“No sos un individuo. No sos importante para vos mismo". También envía
un mensaje subliminal: “Si hacés esto, te voy a querer más”.

Deje al adolescente su espacio y su camino

Al reconocer las habilidades reales de sus hijos, los
ayudará a dejar de lado sus prejuicios sobre las habilidades y talentos que
ellos deberían tener.

Este año, Gaby eligió realizar un viaje de aventuras en
vez de invertir su dinero en sus habituales clases de gimnasia. Para una de las
actividades del grupo, debieron trepar una roca para llegar al centro deportivo
más cercano. Le encantó.

Unas semanas atrás su familia realizó una visita hacia un
centro deportivo familiar, donde pudieron observar asombrados cómo Gaby escalaba
hábilmente una pared en el interior del recinto.


Luego, su cara brilló intensamente por lo que había logrado hacer. El hecho de
saber que habían concurrido allí especialmente por ella, fue una gran carga de
presión… pero también de autoestima.

Dejar que un adolescente encuentre su propio lugar y
logre realizarse, es vital para su desarrollo como individuo. Mantenga sus ojos
y oídos abiertos a sus potencialidades, para que éste las pueda aplicar en su
propio medio.

Cuando vea algo que piensa que puede interesar a su hijo, apúntelo,
pero esté seguro de dejarle a él la ultima palabra. Déles el permiso de
intentar y de fallar. En el proceso, ellos descubrirán en qué pueden ser
buenos. Demostrar un amor incondicional sin importar el éxito o el fracaso
disminuye nuestra necesidad de comparaciones.

Evite las
comparaciones

· Concéntrese en encontrar
las capacidades y potencialidades de cada uno de sus hijos.

· Hágase un hábito el incentivarlo por su peinado, su ropa,
sus logros, etc.

· Pase un rato con cada chico
de forma separada, charlando en su cama, haciendo salidas, yendo de compras,
etc.

· Cuando alguien le hable sobre
los chicos que sobresalen, asegúrese también de resaltar los logros de sus
otros hijos.

· Afirme la capacidad única del chico.

· Ofrézcale distintas actividades para realizar fuera del horario escolar.

· Déle
pequeñas satisfacciones para demostrarle que usted entiende sus gustos, mas allá
de que los comparta o no.

· Deje a sus chicos probar diferentes actividades y
comprométase a APOYARLOS aunque fallen.

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