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Talleres para nosotros, los mayores

Ellas vienen decididas expresando en su cuerpo la historia de los años pasados. Ellos más tímidos, casi siempre luchando con su soledad. Tal vez vengan a escuchar en otras voces palabras oídas, sentir el roce de otras manos que en un primer momento tranquilizan y luego acompañan y estimulan…

Cuando
nos tomamos para formar una rueda, cerramos los ojos e imaginamos la energía
corriendo dorada de mano en mano, de cuerpo en cuerpo y se aúnan por un
instante nuestras mentes.

Nuestra
época no aprecia las arrugas, ni las
pieles avejentadas, ni los cabellos
blancos.

Nuestra
moda no es comercial. El maquillaje más que exaltar intenta ocultar, no es bien
vista nuestra vejez.

Ni
siquiera por aquellos a quien tanto
amamos, nuestros hijos.

El
nuestro es un espejo donde no desean mirarse.

En
muchos casos por oposición se idealiza la vejez :somos sabios, justos, buenos .
Nos obligan a un modelo inexistente.

Pero
estamos aquí, intentando no ser ni lo uno ni lo otro. Estamos tratando de ser
nosotros mismos.

Y
dice la mujer: -¡Qué vieja estoy!.

Y
dice el hombre: -¡Qué viejo está mi hermano! .

Por
eso nos encontramos, nos reunimos, nos entregamos a la actividad , la
creatividad y la reflexión para encontrar una nueva dirección a nuestra fuerza
y entusiasmo.

Despertando
la conciencia sobre nuestras dificultades, aceptando las limitaciones y animándonos
a cambiar.

La
salud, el trabajo y el apego son obsesiones que nos acechan.

Algunos
piensan que la salud es un capital estático que deben mantener con excesivas
atenciones y miedo permanente a la enfermedad y los accidentes.

Otros
se abandonan prematuramente:- Es la edad. Y nada mas que decir.

El
trabajo ha sido en muchos casos el motor dinámico de la vida. Cuando este
disminuye o cesa, la vida languidece.

Nos
apegamos a las personas y a las cosas.

Intentamos
vivir y controlar la vida de los hijos, permanecer en ellos y con ellos, obligándonos
a esforzarnos en ser útiles e imprescindibles .

¿Qué
nos queda por hacer?

Iniciar
un re-conocimiento de nuestro cuerpo, de nuestra mente, de nuestras
posibilidades creativas . Intentemos una nueva manera de vivir.

Descubramos
como se armonizan el cuerpo y la mente, permaneciendo tranquilos, simplemente en
el presente.

Inventemos
nuevas formas de tejer lazos sociales.

Practiquemos
Yoga. Desarrollemos nuestra creatividad. Ocupemos espacios donde expresarnos

Una
práctica adaptada a nuestra edad.

Un
simple trabajo respiratorio puede abrir los ojos de nuestra mente, hacernos
recuperar la calma y encontrar la energía para seguir.

Una
lectura o escribir sobre lo que
sentimos e imaginamos es una puerta abierta a la liberación y el desapego de la
rutina diaria.

Agreguemos
un momento de juego y creatividad .

Encontremos
un espacio para reflexionar juntos
sobre un cuento, una poesía, una historia, un sentimiento.

Aprendamos
a reír.