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Don Orione

Desde el 30 de agosto el corazón del beato descansa en un nuevo santuario, acorde a su deseo más íntimo de regresar a la Argentina.

La
promesa del beato elevado al altar en 1980 por el papa Juan Pablo II se hizo
realidad. “Vivo o muerto volveré a la Argentina”. Y volvió un 30 de agosto
de 2000, después de muerto, y escoltado por miles de fieles argentinos y
latinoamericanos que lo recibieron entusiasmados y realizaron largos festejos
por su recibimiento durante 5 horas.

Cuatrocientos
jóvenes escoltaron desde Italia el corazón de don Luis, luego de haber estado
con el Papa en Roma y lo acompañaron en su viaje, depositándolo en el
cottolengo de Claypole.

Desde
el santuario de la Virgen de la Guardia, en Tortona, una ciudad del Piamonte
vecina a Lombardía, en el norte de Italia, se extrajo el corazón de Don Orione,
y el 29 de agosto llegó a la Argentina, lugar donde ya no lo moverá nadie según
sus propios deseos, dado que constituyó el segundo hogar del beato, luego de
sus viajes.

Don
Orione fundó el santuario de la Virgen de la Guardia y de la Pequeña Obra de
la Divina Providencia en 1935 y desde ese entonces su obra se fue expandiendo en
la fe de los argentinos.

El sacerdote que con el tiempo y su obra convocó a
miles de devotos, que se posicionaron a recibir su corazón en esta oportunidad,
había nacido en el año 1872 en Pontecurone y a pesar que su obra es muy
actual, su muerte se produjo en 1940, en la ciudad de San Remo, Italia.

Ese
mismo martes 29 de Agosto, su corazón fue directamente llevado a Claypole,
localidad del gran Buenos Aires, donde está la mayor exposición de su obra en
el mundo y se celebró allí el día de la Virgen de la Guardia.

La parte
derecha del santuario edificado por don Orione, fue el lugar elegido para el
descanso del cuerpo del sacerdote, dentro de una gran caja de cristal, para
proteger el corazón de quien supo convocar y propagar sus enseñanzas a lo largo de 36 escuelas y hogares, con gran
cantidad de niños, adolescentes y adultos discapacitados que se valieron de su
misericordia y recibieron la obra de Dios a través de su intermedio.

Eso
explica por qué hoy cuatrocientas mil personas lo recuerdan permanentemente y
visitarán el santuario donde yace permanentemente, en agradecimiento a su acción
y en una búsqueda de extender sus acciones a más gente.

El
corazón traído desde Tortona, Italia, fue extraído intacto 25 años después
de muerto el sacerdote ante un público de más de 5000 personas que incluía a
latinoamericanos de Chile, Uruguay y el resto de los países limítrofes con la
Argentina.

La obra del sacerdote Don Orione
está inspirada en Don Bosco, quien fue su maestro y en la obra del santo José
Cottolengo, los dos fueron piamonteses del siglo XIX. Don Bosco trabajó
particularmente en mejorar la educación y Don Cottolengo en el cuidado de los
discacitados.

¿Cuáles
fueron los principios fundantes de la obra de Don Orione?

El
sacerdote buscó siempre brindarse al pueblo, de modo que no perdiera la fe, en
prosecución de las ideas de defensa de los trabajadores. Sus mayores amores
eran el Papa, la Iglesia y el Pueblo. Así lo transmitió y así se sintió.

La
obra del sacerdote no sólo es reconocida por sus devotos, sino por la máxima
autoridad de la Iglesia Católica, el Papa Juan Pablo II, quién en 1980, lo
beatificó públicamente. Ya sea que muchos crean en su obra, u otros no tanto,
de lo que nadie puede dudar fue de su amor por los pobres.

El
resto del mundo también lo conoce y lo venera, como el fundador beato de la
Pequeña Obra de la divina Providencia.

Su
obra no fue fácil, debió vencer una serie de
barreras sociales y eclesiales
que le impedían actuar, y para eso, debió confrontar con personalidades de la
política, la cultura y la Iglesia.

Pero sus palabras, al igual que sus
escritos, transmitieron siempre fortaleza, fe y fue lo que convenció a sus
interlocutores a abrir camino a sus misiones. Ilimitada confianza en Dios, su
humilde consideración de servidor y caritativo constante lo definían como
persona.

Su
obra fue reconocida mundialmente en ocasión de su muerte, por las máximas
autoridades eclesiásticas. El 12 de marzo de 1940, Pio XII lo definió:
"Padre de los pobres e insigne bienhechor de la humanidad dolorida y
desamparada".

El papa Juan Pablo II lo beatificó al 26 de octubre de 1980
presentándolo a la Iglesia como "una maravillosa y genial expresión de la
caridad cristiana".

Su
carisma parece desparramarse permanentemente por la gente, a pesar de su muerte.

¿Cómo
reconoce el mundo la acción de su obra?

Hoy
su fundación, está desparramada en más de treinta naciones del mundo,
integrando a las Congregaciones religiosas de los Hijos de la Divina
Providencia, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, el Instituto
Secular y una enorme cantidad de laicos en el mundo, que necesitan fortalecer el
espíritu.

Su
obra fue una congregación religiosa nacida para los pobres, en los centros
obreros y barrios más humildes, al margen de las grandes ciudades industriales.

De modo de acercarles el Evangelio, el amor al Vicario de Cristo y al Papa. Su
lema para ejercitar todo esto fue siempre "hacer el bien siempre, el bien a
todos, el mal nunca a nadie".

Entendió
que su misión era: recorrer los caminos del mundo para atraer a su Corazón
muchas almas.

En
1927 Don Orione funda las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, esa rama
de la Pequeña Obra de la Divina Providencia para las invidentes.

En la fiesta
de la Asunción de la Santísima Virgen, Don Orione consagró a las cuatro
primeras hermanas, imponiéndoles el hábito blanco y el escapulario rojo con la
hostia bordada en el lado del corazón.

Les dio nuevos nombres: Sor Mª Tarsicia
de la Encarnación, Sor Mª Josefina de la Asunción, Sor Mª Clara del Santísimo
Sacramento y Sor Mª Anunciata de la Santísima Trinidad.

El Fundador les dijo
que quería ofrecer a la Santísima Virgen esa flor, la nueva rama de las
Sacramentinas, para que ella a su vez, con sus purísimas manos, la ofreciera a
Jesús.

En
los comienzos, no faltaron las dificultades, varias veces debieron mudarse.
Finalmente, en noviembre de 1930 se establecieron en una casa del barrio del
Groppo.

El Fundador pareció haber visto en esa casa una hostia grande, signo de
la presencia de Jesús en el lugar. Por lo tanto, decidió echar raíces allí
hasta que crezca la primera comunidad de Hermanas Sacramentinas.

Después
fueron surgiendo otras casas en Italia, Argentina, España, Brasil, Chile, Kenia
y Albania.

Por
eso el corazón de Don Orione quedó en la Argentina, pero su obra se difundió
por todo el mundo.

Sitios
recomendados

La
obra de Don Orione en Argentina: www.donorione.org.ar

El
sitio oficial de la obra de Don Orione en el mundo: www.donorione.org

La
pagina del pequeño cottolengo Don Orione: www.cottolengo.org.ar