Según una investigación realizada por una fundación privada española SM, el 77
por ciento de las mujeres encuestadas considera prioritario tener un trabajo o
vida económica estable. Solamente el 17 por ciento de las participantes
interrogadas considera como principal intención el casarse.
Características del estudio
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Fueron 2.500 entrevistadas españolas (1800 casadas y 700 que conviven de manera
estable).
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Menores de 40 años
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El estudio también reveló que la edad media para contraer
matrimonio es de 31
años para las mujeres y 34 años para los hombres.
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La cuarta parte de las encuestadas asegura estar menos enamorada de sus parejas.
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Más del 40 por ciento de las mujeres también ha confesado el disgusto que
encierra el tener que encargarse del ciento por ciento de las
tareas domésticas
Motivos de este tendencia
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En la actualidad la mujer trabaja por necesidad. En general, con un sueldo no
alcanza para sostener una pareja y se necesita que ambos miembros o que más de
un familiar trabaje en la familia.
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El pensamiento de la mujer se ha transformado. Hoy en día opinan que si no
tienen trabajo, no se puede conformar un matrimonio y mucho menos tener un hijo.
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Para poder triunfar en una sociedad capitalista como la actual, hay que
incorporarse sí o sí al mercado laboral.
El estudio pone de manifiesto preocupaciones que revisten gravedad si no se
revierten. “El agotamiento por la sobrecarga de tareas, el estrés que implica
no tener dinero para llegar a fin de mes y la falta de ayuda para poder
encargarse de los hijos son los factores que hacen que la pareja se sienta
inestable y desenamorada.
En este ámbito de realidades frustrantes es lógico que
se quiera priorizar el trabajo y la obligación antes que al amor y al placer que
implica el ver crecer y criar a los hijos”, sostiene la socióloga argentina
Carla Belmonte.
Recomendaciones para equilibrar la vida personal con la laboral
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A pesar de las exigencias capitalistas, hay que intentar tomarse un tiempo para
poder disfrutar con la pareja o con la familia. “De a poco todo irá
poniéndose en su lugar si se organizan bien las prioridades.
Es fundamental que
la mujer no se obsesione con el trabajo o el dinero aunque sea relevante y
permitirse poder armar un proyecto personal. Una cosa no quita la otra. Hay que
hacer el esfuerzo e intentar compatibilizar tanto la vida personal como la
laboral”, dice la especialista.
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Cambiar la mentalidad no se hace de un momento para otro. “Es un proceso que
no se hace sin colaboración externa.
La sobrecarga de tareas solamente lleva a
la alienación y a la confusión. Repartir las actividades para equilibrar las
obligaciones ayuda mucho a aclarar la mente y dejar escapar los pensamientos
nocivos”, finaliza comentando Belmonte.
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