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El dedo del rey

La vida es como un laberinto con muchos caminos por tomar…

Cuentan
que un rey tenía un consejero que ante circunstancias adversas siempre decía:
"que bueno, que bueno, que bueno".

Un
día de cacería el rey se cortó un dedo del pie y el consejero exclamo:
"que bueno, que bueno, que bueno".
El rey, cansado de esta actitud, lo despidió y el consejero respondió:
"que bueno, que bueno, que bueno".


Tiempo después, el rey fue capturado por otra tribu, para sacrificarlo ante su
dios. Cuando lo preparaban para el ritual, vieron que le faltaba un dedo del pie
y decidieron que no era digno para su divinidad al estar incompleto, dejándolo
en libertad.

El rey ahora entendía las palabras del consejero y pensó: "que bueno que
haya perdido el dedo gordo del pie, de lo contrario ya estaría muerto".


Mandó llamar a palacio al consejero y le agradeció. Pero antes le preguntó
por qué dijo "que bueno" cuando fue despedido. El consejero respondió:
"si no me hubieses despedido, habría estado contigo y como a ti te habrían
rechazado, a mi me hubieran sacrificado".

La vida es como un laberinto con muchos caminos por tomar. En el diario caminar
podemos estrellarnos contra las paredes cuando las circunstancias son difíciles.
Nada ganamos angustiándonos, preocupándonos y torturándonos con los
problemas.

Para cualquier
dificultad en la vida existe una razón, que muchas veces escapa a nuestra
perspectiva y no entendemos en el momento. No podemos entender el por que de
todas las paredes del laberinto, a menos que nos elevemos y veamos la figura
completa.