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Adolescentes: cómo saber cuando buscar ayuda

La evaluación debe hacerse entre los padres, los educadores, y otras personas significativas que coincidan en una preocupación digna de ser consultada a un profesional que lo a afrontar el problema existente.

Generalmente,
los síntomas son claros. Sin embargo por una cuestión afectiva, muchos padres
o parientes cercanos “no quieren darse cuenta” de lo que está sucediendo.

Es por eso de la importancia de la consulta a otras personas cercanas, que
puedan saber si en los últimos tiempos hubo cambios marcados en el aprendizaje
en la escuela.

Si
se sospecha o se sabe de un posible Abuso de drogas o de alcohol, que pueda
sugerirse en alguna dificultad para enfrentarse a los problemas, situaciones o
actividades diarias. Si notaron cambios significativos en hábitos de sueño o
alimenticios, etc.

La
agresividad es moneda corriente en el accionar de los adolescentes, es una forma
de expresarse, pero en algunos casos se supera.

Es importante averiguar si el
joven ha interferido repetidamente en los derechos de otras personas de forma
agresiva o no agresivas; si hubo reto a la autoridad, robo, vandalismo,
mentiras, ausencia a escuela, o algún otro
comportamiento anormal.

Los conflictos de alimentación se extreman en el miedo intenso a tornarse obeso sin
tomar en cuenta su verdadero peso al presente.

Si padece de un estado depresivo
manifestado por un estado de ánimo y actitud persistentemente negativa, con
frecuencia acompañado de apetito pobre, dificultad en el dormir e ideas
relacionadas con la muerte.

Si se muestra rebelde o
malhumorado con repetidas agresiones verbales o incluso físicas hacia sus seres
cercanos o externos al ámbito familiar, que hagan suponer de alguna incidencia
extraña a la conducta natural, aun en épocas de rebeldía y violencia.


Estos cambios, se
manifiestan también en el rendimiento académico. Sus malas calificaciones y en
la preocupación o ansiedad excesiva. Llegadas tarde y pocas ganas de charlar
con nadie, etc.

En estos casos se
recomienda consultar a un especialista que por lo menos nos indique cual es el
mejor camino para no correr un riesgo innecesario y para poder saber, en
definitiva, como comprender mejor a los adolescentes.