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Los lácteos pobres en grasa reducen la presión arterial

Los resultados de un estudio reciente indican que los lácteos descremados -junto con una dieta en general pobre en grasas- ayuda a mantener a raya a la presión arterial

Muchas investigaciones en los últimos años han intentado promocionar los beneficios del consumo de productos lácteos, desde reducir el abdomen hasta mantener la diabetes a raya.  

Ahora, un reciente estudio muestra que consumir lácteos bajos en grasa puede reducir la presión arterial. También demuestra que los lácteos bajos en grasa, como parte de una dieta muy baja en grasas, pueden reducir aún más la presión arterial.  

Más específicamente, sus resultados mostraron que las personas que consumieron una mayor cantidad de productos lácteos tuvieron presión arterial sistólica menor que quienes no lo hicieron. 

La presión arterial sistólica es el valor máximo de una lectura de presión arterial. Mide la presión arterial en las arterias a medida que el corazón late y se considera un buen indicador del riesgo de enfermedad cardiaca. Entre mayor sea el valor, mayor será el riesgo.  

La investigación, publicada en revista “Hypertensión” de la American Heart Association se basa en datos de cuestionarios sobre alimentos llenados por 4.797 pacientes que participaron en el Family Heart Study del National Heart, Lung, and Blood Institute.  

Muestra que la presión arterial sistólica de las personas que consumieron la mayor cantidad de lácteos bajos en grasa (más de tres porciones diarias) fue 2.6 puntos inferior que en los que consumieron la menor cantidad, menos de media porción diaria.  

Dieta baja en grasa + muchos lácteos = presión arterial menor 

Cuando los investigadores observaron con mayor detenimiento las dietas de los pacientes, encontraron que aquellos cuyas dietas eran muy bajas en grasa (menos del 11 por ciento de las calorías provenientes de ésta) obtuvieron el mayor beneficio de consumir la mayor cantidad de lácteos bajos en grasa. Su presión sistólica fue 3.5 puntos inferior que la de aquellos que consumieron la menor cantidad de lácteos.  

Y cuando los investigadores consideraron otros factores de hipertensión arterial, como la edad, el índice de masa corporal, la diabetes y la enfermedad cardiaca, hallaron una probabilidad 36 por ciento menor de hipertensión en quienes consumieron la mayor cantidad de lácteos.  

Lo que no hallaron fue si el calcio de los lácteos era el ingrediente clave de una presión arterial más baja. Los resultados fueron independientes de la cantidad de calcio consumida. Anotan en su informe que otras investigaciones han demostrado que tomar suplementos de calcio ha tenido poco o ningún efecto sobre la presión arterial.

En cambio, los investigadores aseguran que el potasio y el magnesio podrían ser en parte responsables de los resultados del estudio.  

Entonces, también podrían serlo las dietas de quienes consumieron la menor cantidad de lácteos. El estudio demostró que esos participantes consumieron más mantequilla, perros calientes, hamburguesas y huevos, lo que podría explicar en parte su hipertensión en general. 

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