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Mis padres se separan, ¿cómo es posible?

Cómo afecta un divorcio a los hijos adultos

Divorcio:
¿quién dijo que sólo afecta a los niños?

El
común de las personas parece pensar que el divorcio de los padres no afecta a
un adulto, no cambia en nada su vida. Pero en realidad, este tipo de separación
afecta enormemente a los adultos.

En
realidad lo que se afecta es la mente de estas personas, no necesariamente sus
rutinas diarias.

Los
adultos no se culpan generalmente por el divorcio como sí lo hacen los
niños, pero sin embargo se preguntan a menudo si podrían haber hecho algo para
prevenirlo.
Y esta clase de separación puede llegar a ser tan traumática como una muerte para
muchos hijos adultos.

Y en un sentido es una muerte -una muerte familiar-. Los hijos adultos pasan a
través de las mismas etapas de tristeza, cólera, negación, etc que si fueran
menores. La situación
lleva a menudo a poner a estos hijos adultos en el centro de la misma
-esperando que sean un mediador o confidente, o que tomen partido por alguno de
los dos-.

Separación
= pérdida

Los
hijos adultos del divorcio pierden muchas cosas cuando sus padres se divorcian.
Muchos pierden el sentido de cómo era su niñez. Los padres dicen con frecuencia
que “preferimos separarnos cuando los chicos crezcan”. Esto hace que esos hijos
cuando crezcan se pregunten si toda la felicidad vivida en la niñez fue una
mentira.


Los
hijos adultos también pierden su sentido del hogar y de seguridad. La seguridad
que les brindaba saber que pase lo que pase en sus vidas, siempre podrían volver a
casa.
Esta seguridad puede ser muy importante para los hijos de alrededor de 20 años
que han comenzado recientemente su “vida propia”.

Sin embargo, el hogar eran mamá y papá
y una familia amorosa, pero esa familia se destruye. Estos hijos sienten
que ya no pertenecen a un hogar, tienen que redefinir lo que significa un hogar
para ellos, y de una manera muy drástica.

Muchos
hijos adultos pierden su confianza en las relaciones con el sexo opuesto.
Piensan “si papá tuvo una relación extramatrimonial todos estos años, cómo
puedo confiar en un hombre”, o “si la unión de mis padres fue tan mala, cómo
puede ser que yo confíe en el matrimonio”. 

Estas situaciones son difíciles de
tratar, y pueden traer problemas a los hijos en un futuro, o llevarlos a
desconfiar del matrimonio o cualquier relación que entablen.

Los
hijos adultos del divorcio también pueden perder a sus modelos o héroes. Los
padres a los que admiraban ahora pueden pasar a ser personas muy falibles,
principalmente si están implicados o son culpables del divorcio.

También
pierden tradiciones de las que habían gozado toda su vida. Pierden simples
placeres como cenar con mamá y papá. Pierden vida aunque los cambios no sean
muy significativos.

Mis
padres, esas personas…

Otra
complicación que enfrentan los hijos adultos es que “como adultos, podemos ver toda la verdad”. Los padres se convierten en gente real, con
problemas reales.

Una
de las más grandes razones por la que se pueden ver afectados por el divorcio
tiene que ver con que ahora comprenden mucho más las cosas. Aunque también los
niños entienden más de lo que realmente piensan los padres.

La
infidelidad es el comportamiento más importante que shockea a los hijos
adultos. Los hijos adultos están enterados de que eso existe, pero nunca
pensaron que sus padres podrían hacerlo.

Después de todo son los propios padres los que inculcan que esas cosas son
incorrectas. Un padre, al que respetan, no es posible que haga eso. Esto
encoleriza y/o deprime con frecuencia a los hijos adultos.

Sin
embargo, la infidelidad marital es apenas una porción del divorcio, y es uno
entre muchos otros factores.

A
continuación otras sensaciones que pueden sentir los hijos adultos:

·
A muchos de nosotros
nos enseñaron a creer que el matrimonio dura para siempre. Pero cuando nuestros
padres deciden separarse, ¿qué significa eso?. De alguna manera es como la infidelidad
marital: nuestros padres son contradictorios con lo que nos enseñaron.

·
Egoísmo: los hijos
adultos sienten esto de sus padres cuando ellos se divorcian. Cuando un padre
decide ir a juicio por los bienes materiales con la otra parte, cuando un padre
rechaza hablar con el hijo si este sigue teniendo relación con el otro, o
cuando no le dan lugar al hijo porque creen que no es su “problema": en estas
situaciones es cuando los hijos adultos ven a sus padres como egoístas.

Por
otra parte, cuando el padre rechaza superar el divorcio, continuando con una
demanda de ayuda y compasión, puede también ser considerado como egoísta.
Muchos más comportamientos de “menor importancia”, tales como rechazo de un
padre de darle al otro las fotos familiares, por ejemplo, también crean este
sentimiento en el hijo. Ver tal egoísmo en un padre puede enfurecer a los hijos
adultos.

·
El divorcio hace
que los hijos adultos vean a sus padres
como individuos particulares en vez de un par, y como “personas” en vez
de “padres”. 

Los hijos descubren aspectos de la personalidad de sus padres que
jamás vieron en sus vidas, y pueden observar actitudes “nuevas” que jamás
imaginaron que sus padres podían tener. Si esto disgusta al hijo, puede ser que
cueste recomponer la relación que mantenían antes del divorcio.

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