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Cómo convivir con un jefe más joven

Con frecuencia los empleados senior tienen jefes mucho más jóvenes, y no siempre es fácil enfrentarlo. Pautas para transformar el problema en una oportunidad.

En el empleo tradicional, la carrera laboral reflejaba la
evolución natural del desarrollo profesional de sus empleados. Superiores de
mayor edad, compañeros de trabajo dentro del mismo grupo etario, y los
“novatos” siempre más jóvenes.

Pero, con el auge de las tecnologías de
la información y la importancia cada vez mayor de los aspectos financieros y el
marketing, cada vez más empresas contratan ejecutivos jóvenes para dar una
nueva dirección a la empresa, o incluso para cambiar las reglas
habituales hasta ese momento.

Pero más allá de la sorpresa, y el
enojo iniciales, siempre es posible enfrentar exitosamente estos cambios, si se
piensa y actúa estratégicamente.

Piense primero

Es natural en los seres humanos que se
midan las situaciones de una forma muy subjetiva, basada sólo en las propias
experiencias y temores del pasado. Sin embargo, sólo si logra desprenderse de
estos prejuicios podrá conducirse de la manera más conveniente para usted.

Evalúe la situación objetivamente, de la
siguiente manera:

En primer lugar, no se debería asumir
como natural que su jefe esté pensando en reemplazarlo por algún amigo o compañero
de universidad, que tal vez sepa algo más de computación. En otras palabras,
no se apure a discriminarse a usted mismo. Si piensa que lo peor ocurrirá,
seguramente así será. En este sentido, no se enloquezca tratando de solucionar
problemas que aún no sabe si existen.

Tampoco debe pensar, automáticamente, que
su jefe no sabe nada. El jefe no puede saber tanto acerca de su función (la de
usted) en el
trabajo como usted. Pero de hecho, tampoco tiene la obligación de saberlo, y
por eso usted está allí.

Por último, no debería creer que su jefe
está mucho más cómodo con la situación de lo que lo está usted. Póngase en
el lugar de su jefe, y verá las dificultades de estar por encima de alguien
que, claramente, es más experimentado, tiene una historia en la organización,
y ya lo puede haber “marcado” como un arribista. El temor de su jefe se
puede esconder detrás de la jactancia, cierto, pero sigue estando allí.

Recuerde: el “nuevo” es él. Usted no
tiene nada que demostrar además de lo que hace habitualmente, pero él sí.

Nada más, y nada menos,
que su jefe

Olvídese de la edad. Un jefe es un jefe,
que tiene la obligación (¡para eso lo contrataron!) de hacer lo que todos los
jefes hacen, sea cual sea su edad.

Por lo tanto, no es su hijo, ni ninguno de
los amigos de su hijo, y no debe tomar una actitud paternalista frente a él:

– Trate de recordar los roles. Visto desde
una perspectiva generacional, usted es el que debe manejar la situación, y ese
joven arribista que está enfrente es un "niño". Sin embargo, él o ella son niños
con responsabilidades, requisitos y autoridad. Por lo que debería ubicarse en
los roles laborales, y no en los generacionales.

– Pídale una opinión a su jefe antes de
ofrecer la propia. Por cierto, la misma podrá no gustarle, pero debe entender
que, aunque sea más joven, su jefe puede contar con mayor información -sin
mencionar la autoridad- de la que usted puede no estar enterado.

– Comprenda las expectativas de su jefe. Una
razón por la que ha logrado tanto, es por saber lo que sus propios jefes
quieren -y cómo lo quieren- para luego entregárselo. No crea que por ser más
joven esa persona estará esperando algo distinto.

Sorteando la brecha
generacional

Utilice los recursos con los que cuenta
para mejorar y hacer positiva la relación, y no para caer en un conflicto
innecesario:

Busque formas de acercarse a su jefe,
incluso cuando él no lo requiera. Hágalo sutilmente. ¿Su jefe está abierto a
sugerencias? Pregúntele. Y entonces ofrézcale su experiencia. Recuerde: Hable
y escuche. Nada de clases magistrales.

Los jefes tienen que dar órdenes, y el
suyo no es la excepción. De hecho, usted sabe que ellos también están bajo la
presión de asegurar resultados por parte del personal a su cargo, y que esa
presión se traslada hacia abajo. Escuche el mensaje, y olvídese del mensajero.


Trate a su jefe como a un colega. Y como
un aliado. En el análisis final, usted y su jefe tienen que aprender a confiar
el uno en el otro. Usted tiene la madurez necesaria para manejar esta situación, por
lo que no sería malo que haga el primer movimiento.

Lo importante, es que recuerde que hacer
de este tipo de situaciones algo positivo está a su alcance. No a
pesar de la diferencia de edad, sino a causa de la misma, pues usted podrá
utilizar su mayor experiencia para manejar esta cuestión de forma positiva y
efectiva.

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