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El placer también se aprende

Aunque suene extraño, ninguna mujer nace sabiendo cómo tener un orgasmo. Es hora de dejar los complejos de lado, y comenzar a aprender…

Cierto es que son muchas las mujeres que dicen jamás haber experimentado
un orgasmo, aun cuando lo intentaron por todos los medios. Pero antes que nada,
debería preguntarse qué la hace estar tan segura de que nunca ha tenido un
orgasmo.

 

Sucede que,
según señalan muchos sexólogos, a sus consultorios concurren muchas mujeres que
se quejan, inicialmente, de que nunca han tenido un orgasmo, aunque luego
comentan haber experimentado sensaciones similares a las de un orgasmo.

 

El problema,
es que muchas de ellas no tienen una idea realista de lo que es un orgasmo pues,
a diferencia de lo que señala el sentido popular, los orgasmos no siempre hacen
‘ver las estrellas’ y ‘llegar al cielo’.

 

Pero también
es posible que usted sea una de las cientos de miles de mujeres alrededor del
mundo que jamás han podido, efectivamente, experimentar la sensación de un
orgasmo.

 

En estos
casos, libros, recomendaciones médicas, sugerencias de amigos, hierbas,
inciensos, y demás elementos, formaron seguramente parte de su búsqueda, aunque
el resultado fue siempre estéril, y por demás frustrante.

En busca del orgasmo

Llegar al
orgasmo no es una ciencia ni un privilegio de pocas. Sobre todo, cuando se ponen
en práctica ciertas acciones que podrían predisponer mejor a su cuerpo para el
momento en que se esté llegando al clímax sexual.

 


1. La
masturbación

 

En primer
lugar, sería bueno probar con la masturbación, pues muchas mujeres encuentran
más fácil tener un orgasmo teniendo sexo con sí mismas, es decir mediante la
masturbación, que manteniendo sexo con otra persona.

 

En este
sentido, sería bueno probar con los vibradores, especialmente con aquellos más
útiles para las mujeres a las que les cuesta mantener un orgasmo, como por
ejemplo los que combinan el estímulo vaginal y clitorideo, y en donde cada forma
de estimulación posee sistemas de control separados, para que pueda adaptarse
más específicamente a las necesidades de cada cuerpo.

 


2. La
comunicación

 

Por supuesto,
la mayoría de las mujeres buscarán también alcanzar el orgasmo en una relación
de pareja. Sin embargo, a menudo, las mujeres tienen dificultades para llegar al
orgasmo con sus parejas por el hecho de que ellas no están seguras de cómo
comunicarle lo que más le gusta, o bien lo que más le disgusta.

 

Por eso, si
apreciaría experimentar con algo nuevo, o bien dejar de hacer algo que le causa
displacer, no debería dudar en comunicarlo.

 

En este
sentido, si tiene problemas, debería preguntarse cómo es la comunicación con él.
Por ejemplo, cuando algo no le agrada… ¿cómo permite que su pareja lo sepa? O,
por el contrario, ¿cómo permite que su pareja sepa cuando algo le sienta
especialmente bien?

 

También es muy
común que, a menudo, por el hecho de que la presión por tener un orgasmo sea tan
grande, muchas mujeres (y hombres) se encuentren a sí mismas diciendo a sus
parejas que de hecho han tenido orgasmos, cuando en realidad jamás los
experimentaron realmente, sólo por el hecho de hacer que la otra persona se
sienta bien.

 


Lamentablemente, es cierto que muchas veces cuesta mucho decir estas verdades a
la pareja, pues cuando ellos se enteran suelen creer que una no los quiere
sexualmente, pues si él le resulta atractivo  se supone que usted habría tenido
un orgasmo.

 

Sin embargo,
siempre debería ser honesta con usted misma y repensar si alguna vez se animó a
comentarles a sus amantes que en realidad nunca había tenido un orgasmo. Sucede
que si usted no oculta su problema, es más posible que ambos trabajen en
conjunto en pos de solucionar el problema.

 

Pero además,
muchos hombres tienen una extraordinaria habilidad para realizar a sus parejas
maniobras que ellas nunca podrían hacer por sí mismas, mediante las cuales tal
vez sea posible que lleguen al orgasmo. No sólo le pueden brindar sexo oral,
sino también utilizar sus dedos para llegar al punto G y continuar incluso
cuando usted ya habría parado.

 


3. La
predisposición

 

También
debería preguntarse cuán buena es usted siendo ‘egoísta’ y dedicándose solo a
recibir placer ¿Siente como si siempre necesitara dar antes que recibir? ¿Podría
estar -cómodamente- una noche entera en la cual usted nunca, o casi nunca, toque
ni estimule a su pareja, sino que este se ocupe totalmente del tema y la
estimule a usted?

 

Sucede que, en
muchas oportunidades, las mujeres experimentan dificultades para
tener un orgasmo sólo porque ellas se sienten incómodas en su posición de
receptoras. Por eso, el aprendizaje sobre cómo relajarse y gozar del momento,
dejándole el trabajo al ‘otro’, puede ser clave para sortear estas barreras.

 


4. La
relajación

 

Además, sería
bueno que se pregunte cómo sabe realmente cuándo está relajada. Esto es
importante porque tener un orgasmo es, en parte, una respuesta física a un
estímulo, con lo que si una puede aprender a relajarse lo suficiente, el cuerpo
tendrá, naturalmente, una mejor respuesta.

 

Para
relajarse, algunas mujeres han encontrado que son necesarias dos diferentes
formas de estímulo. Uno de estos tipos de estímulo, son aquellos que podrían
hacerla sensibilizarse lo suficiente como para llegar al orgasmo, mientras que
la otra forma de estímulo está diseñada para ‘distraer’ al cerebro permitiendo
así que sea el cuerpo quien tome el control.

 

Por ejemplo,
algunas mujeres que están muy incómodas con el estímulo anal, han encontrado que
ese mismo estímulo anal combinado con el sexo oral, les permitía de hecho llegar
al orgasmo.


En suma…

Más allá de
todo, sería importante que no se desespere por tratar de alcanzar el orgasmo. Si
lo piensa bien, se dará cuenta de que esto es muy importante, pero… ¿Cuáles
serían las grandes diferencias que podría tener en su vida después de haber
tenido un orgasmo? ¿Cómo mejorará su vida general? ¿Qué cosa se imagina que
podría cambiar tanto?

 

En muchas
oportunidades, habrá que, simplemente, poner en práctica estas sugerencias, y
luego esperar sin ansiedades o desesperación, pues el orgasmo podría llegar
justamente en el momento menos esperado.

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