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Las consecuencias negativas de un vínculo codependiente

Una relación codependiente, es una relación donde uno de los miembros de la pareja actúa como “tutor” del otro. Y si bien esta persona podría tener las mejores intenciones de ayudarlo, la realidad es que tan sólo le está impidiendo crecer interiormente

Una relación de
codependencia se define como una relación donde se trata de cuidar de otra
persona, cuando en realidad ésta necesitaría cuidarse por sí misma. Una relación
donde una parte de la pareja se transforma en la consejera personal de la otra,
imposibilitándole así transitar un camino propio, -y necesario-, para lograr su
independencia y plenitud. 

 Por supuesto, no se trata
de ignorar las necesidades de alguien que verdaderamente le importa, pero si de
hacer sólo ciertos cambios en la vida de otra persona, -y no vivir a su
disposición-, para que, en este nuevo contexto, esta persona pueda luego
hacerlos por sí misma.



 
¿Vive en una relación de codependencia?

 Una pregunta que podría
hacerse si usted piensa que quizás viva en una relación de codependencia, es
cuanto se compromete emocionalmente con otra persona que la lleva a tener
problemas en su propia vida.

 ¿Siente que usted podría
ser el único en mostrarles un camino diferente, al margen de todo lo que los
demás pudieran decirle? ¿Piensa que si se comporta de forma férrea y dice algo
diferente de lo que esa persona espera, ella se dará cuenta repentinamente de lo
que debe modificar en su vida?

 Si todavía le cuesta
entenderlo, trate de considerar este ejemplo. Una mujer está casada con un
alcohólico. Durante años, ella ha tratado de controlarle su propensión a la
bebida, diciéndole cuando y donde él sí podía beber, como si esta persona fuera
incapaz de tomar tal decisión. Pero, repentinamente, un día en que ambos deben
permanecer separados, él comienza a beber sin su permiso. Esto significaba que
ella ha perdido el control sobre ciertos hábitos de su marido (los relacionados
al consumo alcohol).

 Muchas personas, podrían
pensar que esta historia narrada tuvo un mal final. Pero si bien es cierto que
el alcohólico había vuelto a su vicio, no menos real es que, en términos de la
relación, había dado un giro positivo, ya que efectivamente, este hombre adulto
necesitaba ser, el mismo, quien decidiera cuando iría a beber. 

Por lo tanto, no era más
otra persona quien estaba al control de sus decisiones de vida. La esposa puede
haber pensado con muy buena intención que ella lo estaba ayudando a bajar los
hábitos de beber, pero la realidad era que lo estaba imposibilitando de tomar
sus propias decisiones y haciéndolo sufrir por estas consecuencias, lo cual
hacía que el problema se esconda, pero no se solucione, e incluso se potencie.

 Por cierto que es una
transición muy difícil el hecho de aceptar que se mantiene una relación
codependiente. Incluso, esto no sólo puede tener que ver con una relación donde
un miembro de la pareja sufre de algún vicio.

 De hecho, una relación
codependiente se podría gestar en cualquier tipo de pareja, sin importar si
alguno de los miembros tiene algún problema considerado “serio” para el resto de
las personas. Por ejemplo, podría darse el caso que una mujer no se anime a
salir de compras sin su marido, a causa de que no se siente segura de lo que va
a elegir o a comprar.

 En definitiva, de lo que
estamos hablando, es del nocivo acto de cuidar a una persona de tal manera, que
esta no pueda tomar el control y realizar decisiones personales sobre su propia
vida.

 Cuidar de verdad a
alguien, significa no sobrepasar estas fronteras, y permitirle hacer sus propias
decisiones, incluso cuando esas decisiones no sean las mejores.

 Siempre que la vida de la
otra persona no esté en peligro, y ninguna ley se rompa, se debe permitir que la
otra persona tome sus propias decisiones, incluso equivocadas, para alentar su
crecimiento interior, y poder, de esta forma, realizar por sí mismas cambios
saludables para sus propias vidas.

 Por eso, debe pensar dos
veces antes dejarse llevar por sus impulsos de ayudar a una pareja (o incluso a
un hijo) que parecieran estar en medio de una crisis, asegurándose en principio
no continuar este nocivo círculo vicioso que provoca que ellos no puedan
ayudarse por sí mismos.

 Para el caso que vea que
su pareja es impotente para solucionar su propio problema, busque una ayuda
profesional, pero no se convierta en el consejero propio de esa persona.