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Pros y contras de las hawaianas

También llamadas ojotas o chanclas, son furor en todo el mundo, además de cómodas y económicas, pero también pueden provocar lesiones y dolores. Si quieres conocer todos sus pros y contras, lee esta nota



Las ojotas, o chanclas, siempre estuvieron entre nosotros, como un elemento
doméstico muy práctico pero impensable como calzado para mostrar en público en
ningún lugar que no sea la playa.

Pero en los últimos
tiempos, y gracias a su “adopción” pública por modelos y actrices
internacionales, terminaron por consagrarse como calzado diario tanto para ir al
trabajo como -incluso- a los eventos sociales.


En efecto, hoy en día no
es nada raro ver a personas (sobre todo mujeres, y adolescentes de ambos sexos)
subiendo al autobús en hawaianas, o bien concurriendo, durante una calurosa noche,
a un cocktail munidas de este calzado, combinándolo con polleras, pantalones,
shorts, etc.


Semejante auge pareciera
demostrar que las chanclas son uno de los calzados más convenientes. Y
ciertamente, nadie puede negar que las mismas son muy frescas (lo que previene
también los hongos y malos olores), cómodas (tanto durante su uso como para
calzarlas), prácticas, y, casi siempre, más económicas que un zapato o una
zapatilla.

No sólo beneficios

Sin embargo, los
especialistas en traumatología afirman que las ojotas tienen un lado negativo.
Uno de sus principales, es que carecen de un taco, de como mínimo dos
centímetros, que pueda equilibrar el peso de una persona, ya que es justamente
el talón la parte que más esfuerzo debe hacer para sostener al cuerpo. 

Una de
las consecuencias de esto, es que con su uso prolongado podrían aparecer una serie de dolores, y además,
producirse problemas en la zona lumbar.

Además, obligan a realizar un movimiento para impulsar el calzado en el momento
del despegue de la marcha, lo que favorece las contracturas en los gemelos.


Asimismo, las ojotas
carecen de contrafuerte, una parte del calzado ubicada en la zona del talón que sirve
para proporcionar estabilidad al pie en su conjunto, ayudando también a evitar
lesiones en los tobillos.

Otro elemento presente en
el calzado tradicional, pero no en las hawaianas, son las punteras, fundamentales
para proteger una de las áreas más delicadas y sensibles del pie, los dedos.

Por su parte, existen
algunos riesgos de dolores o lesiones en la zona metatarsiana, por lo que el uso
prolongado podría hacer que el pie se ensanche y pierda el calce
adecuado. Además, la falta de plantillas impide que se absorba la transpiración,
lo que podría fomentar los hongos en la planta del pie. 

De cualquier forma, los
especialistas desmienten que las chanclas puedan vencer el arco del pie.


Con todo, la mayoría de
los expertos coincide en que, si bien este calzado no es el ideal, sobre todo
para los chicos que aún se encuentran desarrollando la musculatura del pie,
tampoco se podría considerar que sea “nocivo” para aquellas personas que
terminaron de desarrollarse, es decir mayores de 16 o 17 años.



Por último, los expertos no dejan de señalar que, antes que las hawaianas, es
preferible que se utilicen zuecos, puesto que los mismos son una muy buena
alternativa para quienes busquen comodidad similares pero quieran proteger
más el talón. 
Sucede que este tipo de calzados cuenta con, como mínimo, dos
centímetros de taco, lo cual es muy útil para distribuir mejor el peso del
cuerpo.



Eso sí, si los zuecos tienen tacos muy altos, el problema persistirá, aunque
trasladado al antepié, y en el caso de que cuenten con plataformas muy altas,
también existirán más riesgos de torcerse el pie.

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