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Tangay, la alternativa del dos por cuatro para los homosexuales

Si bien es el baile insignia de la seducción heterosexual, pocos saben que el tango nació como un baile entre malevos. Hoy, en pleno siglo veintiuno, un grupo de gays aficionados a este baile, se propone repetir aquellos tiempos… pero quitándole salvajismo y agregándole sensualidad y glamour.

Si para bailar el tango
sólo se necesitan dos personas… ¿Por qué nosotros no podríamos hacerlo? Esta es
la retórica pregunta de muchos homosexuales amantes del tango, que, cansados de
presentarse con pudores o directamente ser rechazados en las academias
tradicionales de tango, decidieron crear su propio espacio para poder practicar
este tradicional baile, el cual se encuentra, por supuesto, en Buenos Aires.

 El centro se denomina
“LugarGay”, y, durante todos los domingos, varios hombres se dan cita el salón
ubicado en la calle Defensa 1120, a metros de la plaza Borrego, en el arrabalero
barrio de San Telmo, en Buenos Aires. Además, quienes se inclinen por la
milonga, tienen la oportunidad de dirigirse a “La Marshall” en el barrio de
Monserrat.

 En rigor, el tango nació
entre hombres, los cuales simulaban un duelo, y mostraban, a través del mismo,
su machismo y coraje masculino. Además, se sabe fehacientemente que, a
principios del siglo pasado, en el local “La Red”, también ubicado en San Telmo,
varios malandrines se juntaban para desafiarse a un baile.

 Asimismo, muchos jóvenes
que concurrían a prostíbulos, y frente a la temporal ausencia de las
“trabajadoras”, se ponían a bailar entre ellos, o bien cuando, durante el día,
al escuchar el celebre “organito”, se largaban improvisadamente a practicar el
baile, puesto que estaba mal visto que las mujeres bailasen en la calle.

 Por cierto, no había nada
de homosexualidad en ellos, pero, con todo, ciertos movimientos que allí se
realizaban les sirvieron a los precursores del tango gay para tener una
referencia “a la medida” de sus integrantes.

 Así y todo, no son muchas
las conexiones entre aquel tango de malevos y este de gays, ya que mientras en
el primero se buscaba demostrar coraje, y ambos alternaban el lugar de hombre
conductor, en el segundo, se intenta recrear un clima más sensual, y es uno de
los dos quien toma en todo momento el papel de la mujer.