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Los cuidadores y la depresión

¿Acaso la tristeza, la soledad o la ira que siente en estos momentos pudieran ser una señal de advertencia de la depresión? Es posible. No es raro que los cuidadores sean víctimas de una depresión leve o incluso más grave, como resultado de las exigencias permanentes de cuidar a un ser querido enfermo.

 


Las labores del cuidado propiamente dicho no provocan depresión, ni todos los
cuidadores experimentarán los sentimientos negativos que se asocian con la
depresión. De todos modos, al esforzarse por darle el mejor cuidado posible a un
familiar o amigo, los cuidadores muchas veces sacrifican sus propias necesidades
físicas y emocionales.

Además, las vivencias emocionales y físicas del cuidado
pueden llevar a una situación límite, incluso a las personas más capaces. Los
sentimientos resultantes de ira, ansiedad, tristeza, aislamiento, agotamiento—y
también la sensación de culpa por albergar esos sentimientos—pueden ser una
carga muy pesada.


Todas las personas tienen en algún momento
sentimientos negativos que surgen y
desaparecen con el tiempo, pero cuando esos sentimientos cobran una mayor
intensidad y hacen que los cuidadores se sientan totalmente fatigados, que
lloren con frecuencia o que se enojen fácilmente con su ser querido o con otras
personas, pueden ser una señal de advertencia de la depresión.

Hay que empezar a
preocuparse por una posible depresión cuando la tristeza y el llanto son
permanentes, o cuando dichos sentimientos negativos desbordan la capacidad de
resistencia de la persona.


Lamentablemente, muchas veces los sentimientos de depresión se consideran más
una señal de debilidad que un aviso de que algo anda mal.

No se ayuda a la
víctima con frases como "¡alegra esa cara!" o "son ideas que tú te haces", que
no hacen más que reflejar la opinión de que los problemas de salud mental no
tienen una existencia real. No lograremos que los sentimientos negativos se
desvanezcan con sólo negarlos o echarlos a un lado.

El
tratamiento temprano de los síntomas de depresión mediante el ejercicio físico,
una dieta saludable, el apoyo positivo de familiares y amistades, la consulta
con un profesional médico o de la salud mental pueden ayudar a impedir que con
el tiempo se consolide un estado grave de depresión.


Problemas especiales de los cuidadores


¿Qué tienen en común la falta de sueño, la demencia y el hecho de que usted sea
hombre o mujer? Cada uno de esos factores puede contribuir de cierta manera al
riesgo especial de depresión que gravita sobre los cuidadores.


La demencia y los cuidadores

Los investigadores han comprobado que las personas que cuidan a un paciente de
demencia tienen el doble de probabilidades de deprimirse que quienes cuidan a
pacientes que no son dementes.

Mientras más grave sea el estado de demencia,
como el que provoca la enfermedad de Alzheimer, más probable será que el
cuidador sea víctima de la depresión. Es indispensable que los cuidadores, sobre
todo los que se ven en este caso, reciban apoyo continuo y seguro.


  • Cuidar a un paciente de demencia puede ser demasiado agobiante
    .
    No es igual a otros tipos de cuidado. Los cuidadores no sólo tienen que
    dedicar muchas más horas semanales al cuidado, sino que también tienen más
    problemas laborales, estrés personal,
    problemas de salud física y mental,
    tienen menos tiempo para hacer las cosas que disfrutan, menos tiempo para
    dedicar a otros familiares y más conflictos familiares que aquellos otros
    cuidadores que atienden a pacientes no dementes.

    Aunque los cuidadores siempre
    se ven afectados por el deterioro de la capacidad mental y física de un ser
    querido, la atención a conductas demenciales contribuye aún en mayor medida a
    provocar síntomas de depresión.

    Los síntomas asociados con la demencia, tales
    como el vagabundeo, la agitación, el esconder los bienes personales y las
    conductas impropias, hacen que cada día traiga una nueva crisis y hacen
    difícil que el cuidador pueda descansar u obtener ayuda.


  • Las mujeres sufren de depresión en mayor grado que los hombres.

    Las mujeres, principalmente las esposas e hijas, forman el grueso de los
    cuidadores. En los Estados Unidos, aproximadamente 12 millones de mujeres
    padecen cada año de depresión clínica, lo que es alrededor del doble de la
    cifra de hombres.

    Una encuesta de la Asociación Nacional de Salud Mental (National
    Mental Health Association) sobre la actitud y las creencias del público
    general con respecto a la depresión clínica, reveló que más de la mitad de las
    mujeres encuestadas aún consideran que es "normal" que las mujeres se sientan
    deprimidas durante la menopausia.

    Ese estudio también reveló que muchas mujeres no buscan tratamiento para la
    depresión, porque se sienten avergonzadas o quieren ocultar los sentimientos
    depresivos. De hecho, 41% de las mujeres encuestadas expresaron que los
    sentimientos de vergüenza les impedían buscar tratamiento.


  • Los cuidadores varones enfrentan de otra manera la depresión.

    Es menos probable que los hombres admitan que padecen de depresión, y también
    es menos probable que los médicos diagnostiquen depresión en el caso de
    varones. Es muy frecuente que los hombres busquen espontáneamente un alivio a
    los síntomas depresivos de ira, irritabilidad o desolación por medio del
    alcohol o la sobrecarga de trabajo.

    Aunque los cuidadores varones suelen estar
    más dispuestos que las mujeres a contratar empleados externos para ayudar en
    las tareas del hogar, también suelen tener menos amistades en quienes buscar
    apoyo y menos actividades positivas fuera del hogar. La creencia de que los
    síntomas depresivos son un signo de debilidad también dificulta especialmente
    que los hombres busquen ayuda.


  • La falta de sueño contribuye a la depresión.

    Aunque esto admite muchas variaciones, la mayor parte de las personas
    necesitan ocho horas diarias de sueño. La falta de sueño como consecuencia de
    cuidar a un ser querido puede conducir a una depresión grave.

    Lo más
    importante que hay que recordar es que usted necesita dormir, aunque no sea
    posible lograr que el paciente descanse durante toda la noche.

    Algunas de las
    vías para cumplir con sus deberes de cuidado y al mismo tiempo dormir el
    tiempo necesario pueden ser el contratar a un empleado que cuide al paciente
    mientras usted duerme, o buscar un centro donde se pueda atender a su ser
    querido, o coordinar con otro familiar para que venga a sustituirle algunas
    noches.


  • La depresión puede persistir aún después de ingresar al paciente en un centro
    especializado.

    La decisión de ingresar al ser querido en un centro especializado es muy
    angustiosa.

    Si bien muchos cuidadores logran descansar y recuperarse, la
    soledad, los sentimientos de culpa y la supervisión de la atención que se le
    brinda en el centro al ser querido pueden ser nuevas fuentes de estrés. Muchos
    cuidadores se sienten deprimidos al ingresar al paciente, y algunos se siguen
    sintiendo deprimidos por mucho tiempo.

A
veces se cree que el estrés resultante de la atención al paciente desaparecerá
una vez que se interrumpa el cuidado directo. Sin embargo, los investigadores
han comprobado que algunas (personas que eran) cuidadores siguen padeciendo de
depresión y soledad incluso tres años después del fallecimiento del cónyuge
demente. Al tratar de recuperar la normalidad, es posible que los "ex
cuidadores" necesiten ayuda para la depresión.


Qué debe hacer si sospecha que padece de depresión

La depresión tiene que atenderse con la misma seriedad que cualquier otra
enfermedad, tal como la diabetes o la hipertensión arterial. Si le resulta
incómoda la palabra "depresión", dígale al médico que "se siente melancólico" o
"decaído". El médico sabrá entender. Lo importante es buscar ayuda.


Los pacientes de enfermedades crónicas también pueden padecer de depresión. Si
considera que esto le está ocurriendo a su ser querido, busque la oportunidad de
compartir su preocupación con el paciente. Si el paciente se muestra renuente a
conversar con usted sobre este tema, trate de que una amistad de confianza
converse con el paciente, o avísele al médico sobre esta preocupación antes de
la próxima consulta.


Estrategias

Si
obtiene la ayuda directa de otras personas para atender a su ser querido, con el
fin de que usted disfrute de un tiempo de descanso, si recibe el apoyo positivo
de los demás, si se imbuye de ideas positivas y participa en actividades
recreativas, todo ello contribuirá a aliviar la depresión.

Asista a las clases y
los grupos de apoyo disponibles a través de las organizaciones de apoyo a los
cuidadores, pues en ellos aprenderá o practicará estrategias eficaces para la
solución de problemas y para enfrentarse a las dificultades inherentes al
cuidado del paciente. En aras de su propia salud y de la salud de quienes le
rodean, tómese algún tiempo para cuidarse a sí mismo.

Fuente: FCA (USA)