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Cómo se lustran las monedas de colección

El valor es muy subjetivo en una colección de monedas. Quienes hayan reunido una gran cantidad de ellas, generalmente se confiesan reacios a ponerles un valor comercial, se apegan a ellas, como si fueran los mejores testigos de su evolución… pasados unos años, se van poniendo añejas y rejuvenecerlas pasa a ser una prioridad…

Si
bien es recomendable no limpiar las monedas antiguas, existen casos en los que
las excepciones se hacen lugar.

Al
acuñar la moneda, se prepara el metal a través de aleaciones de diferentes
materiales, que constituirán sus características de rudeza y valor, según el
metal más valioso que la componga.

La
calidad del material es su pureza y a mayor pureza, mejor durabilidad. Un mejor
material, es más fácil de recuperar con el tiempo, a diferencia de una moneda
manufacturada con componentes comunes, que seguramente será imposible de
recobrar al inevitable paso del tiempo.

Al
comenzar la tarea de limpieza de una moneda, sea de plata, sea de bronce, sea de
oro, o de cualquier otro material, es imprescindible tener en cuenta la
importancia del cuidado de su pátina original.

Este
lustre es el recubrimiento que garantiza el brillo y esplendor de la pieza, pero
tiene gran ductilidad a los rayones. No utilizar elementos cortantes ni
puntiagudos al intentar sacar suciedades o impurezas que se hayan adherido.

Monedas
de oro:
en general ofrecen pocos problemas, ya que suelen tener pocas o
ninguna adherencias. Para eliminar el óxido que algún recipiente les haya
podido transmitir, hay especialistas que aconsejan introducirla en
salfuman
(ácido clorhídrico o muriático),

mientras que otros recomiendan sólo aplicar un baño de jabón manual y frotar
suave y exhaustivamente hasta terminar la limpieza.

En
todos los casos, el jabón debe ser de extremada buena calidad y el secado debe
efectuarse sin frotar demasiado a la moneda (pasando un trapo suave), o posicionándola
sobre alguna fuente de calor (estufa, radiador, etc) sin apoyarla y por poco
tiempo.

Moneda
de Plata:
son
un poco más trabajosas en la tarea de limpieza, dependiendo de su grado de
pureza. El sistema más utilizado por sus coleccionistas es el baño de amoniaco
(para las monedas más puras porque el amoniaco no soporta tanto el cobre):

-meter
la moneda en un recipiente con este líquido y cuidar que esté en contacto por
todos lados (levantarla ligeramente de un lado para que esté expuesta también
abajo).

-mantenerla
durante 4 a 6 horas

-sacarla
y enjuagar bien con agua

-enjabonarla
y aplicar agua

-secarla
(de la manera mencionada anteriormente)

Moneda
de cuproníquel (cobre-níquel):

no es recomendable aplicar químicos, pero no hay problema en cepillarlas
abundantemente y pasarles jabón suavemente para sacarles la grasa acumulada.

Moneda
de bronce, cobre y otras aleaciones:
se
recomienda limpiarlas con un baño de agua jabonosa durante quince a veinte
minutos, para luego enjabonar, enjuagar abundantemente y secar de la manera
convenida.

Al
limpiar sus monedas de colección debe tener claro el concepto: la antigüedad
es la base de su valor y muchas veces, hacerla parecer como nuevas, no tiene
demasiado sentido. Si usted ve que el aspecto avejentado no cambia, trate de no
insistir, podría dañarlas definitivamente.

 

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