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La historia oculta de nuestro viejo amigo, el ajo

Ahora que las investigaciones modernas confirman su potencial benéfico, no viene mal saber cómo se enteró la abuela que el ajo hacía bien.

El
ajo, o ALLIUM SATIVUM, pertenece a la familia de las Liliáceas y es originario de Europa y Asia.

El
ajo y los antiguos

Los
egipcios honraban a estos bulbos, considerándolos un obsequio de sus dioses
primigenios. Los griegos, en cambio, prohibían la entrada en el templo a quiénes
habían comido ajos.

En lo que respecta a sus efectos medicamentosos, fueron muy apreciados en todas
las épocas.
Del Cáucaso viene la costumbre de utilizarlos para eliminar los parásitos
intestinales (acción antihelmíntica).
Escrituras chinas provenientes de la época dinástica Ming, consignan su
infalibilidad como callicida aplicándolo directamente sobre la piel.

Los sanadores que acompañaron a Gengis Khan en sus campañas de conquista, lo
utilizaban para combatir la sarna y la tiña.

En infusión, los médicos romanos lo recetaban como antirreumático y
expectorante.
Los moros, durante su dominación hispánica, lo tenían en alta estima para el
tratamiento de la hidropesía y los cálculos urinarios.

Paracelso, médico y alquimista alemán del siglo XVI ensayó su uso para paliar
las crisis causadas por la hidrofobia.

Botánica Oculta

Para
evitar maleficios y liberarse de los hechizos para toda la vida, la fórmula
consistía en ensartar siete ajos en un cordel de cáñamo y colgarlos del
cuello durante siete Sábados.

Para alejar los pájaros de un árbol, basta con untar las ramas con un ajo.
Si se desea obtener ajos inodoros, hay que plantarlos y recogerlos cuando la
Luna aún se encuentra por debajo del horizonte.

Uso
Homeopático

Indicado
en personas afectas a cometer excesos alimenticios, con tendencia a la obesidad,
aquejados de frecuentes trastornos digestivos.

Presta servicios innegables en mujeres con menstruaciones abundantes y con
inflamaciones mamarias durante los períodos; y a aquellas que padecen de herpes
genitales frecuentes.
Ha curado reumatismos y bronquitis rebeldes.