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Las fiestas de fin de año, una tortura para muchos

La Ansiedad Social se intensifica con los eventos de fin de año, según los especialistas

Infeliz Año Nuevo

El fin de año conlleva muchas situaciones sociales difíciles de evitar para quienes sufren Ansiedad Social. El principal problema que deben enfrentar son los  eventos sociales y familiares.

Tanto en las fiestas sociales relacionadas con el ámbito laboral, las formales como casamientos, o hasta las tradicionales celebraciones familiares de Navidad y Año Nuevo, la Ansiedad Social puede potenciarse en aquellas personas proclives a contraerla.

Esta situación fue confirmada por el Centro Especialista en Trastornos de Ansiedad (CEETA), que explica que en los últimos años se ha registrado un considerable aumento de pacientes que padecen estos trastornos y que es común que a fin de año tiendan a intensificarse.

Según la Licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA, “las personas en las que se presenta este cuadro, sufren por anticipado dichos encuentros pensando en las fiestas desde muchos meses antes; se preguntan quien irá, dónde y con quién me sentaré, qué tema van a tocar, qué tipo de iluminación habrá; si quedarán o no expuestos, entre muchas otras cuestiones".

Además, explicó que este tipo de enfermos "necesitan tener extremo control sobre las situaciones sociales, ya que temen hacer el ridículo, ser rechazados, aburridos, poco atractivos, o quedar en un incómodo silencio, al cual no saben cómo hacer frente. Lo peor, temen que todos sus síntomas se evidencien, y queden expuestos haciéndolos quedar más en ridículo aún”.

Si a todo esto se suma el cansancio y el estrés acumulados durante el año y momentos difíciles que hayan tenido que afrontar, menos fuerza y valor tendrán para hacer frente a dicho cuadro.

La situación más característica es querer escapar de los encuentros mediante excusas, o intentan proveerse de acompañes que los ayuden a transitar el engorroso momento.

“Muchos suelen medicarse con el fin de atenuar los nervios y la ansiedad anticipatoria, con ansiolíticos, o bien con alcohol, lo cual, comienza siendo un principio de solución, pero termina siendo una complicación, ya que de a poco, se va produciendo una adicción a dicha sustancia”, agrega Martínez Castro.

Propensión a la Ansiedad Social

Las personas propensas a sufrir ansiedad social son aquellas que poseen una herencia biológica, de familiares de primer grado, padre o madre, ansiosos.

También influye el ambiente sociocultural donde ha crecido el individuo, es decir, cuidadores ansiosos, tímidos, reticentes a las relaciones sociales, y ansiosos, temerosos o sobre protectores.

Por último el hecho desencadenante, que consiste en haber padecido una situación social desagradable en la cual haya sufrido el ridículo o haya presenciado el ridículo por otros seres cercanos.

“Los síntomas más frecuentes con la ruborización, temblores, sudoración, taquicardia, agitación respiratoria, deseos intensos de escapar de la situación social, y hasta, en los casos más graves, ataques de pánico.

Si todos estos síntomas o sensaciones se presentan, significa que estamos ante la presencia de un cuadro de ansiedad social”, explica la Lic. Martínez Castro.

Situaciones frecuentes que ocasionan Ansiedad Social

Las situaciones más frecuentes que ocasionan ansiedad social son: hablar en público, concurrir a eventos sociales, hacer una conquista amorosa, comer o beber en público, hacer una representación en público, usar un baño público, participar en grupos pequeños o grandes, devolver una mercadería fallada, dirigirse a personas de autoridad, rendir examen, ser el centro de atracción, telefonear a gente que no conoce muy bien, mirar a los ojos a personas que no conoce bien y etc.

Tratamiento de la Ansiedad Social

La Licenciada Gabriela Martínez Castro expresó que el tratamiento de la Fobia Social se divide en dos etapas: una individual y otra grupal.

La primera de ellas consiste en la “Psicoeducación”, basado en un reentrenamiento respiratorio, refocalización de la atención, reestructuración cognitiva y tareas conductuales y cognitivas a realizar como deber. 

En un segundo paso, el individuo deberá enfrentarse a un grupo de 4 a 8 personas, todas las semanas durante aproximadamente dos horas.

De esta manera, a lo largo de 12 sesiones se buscará que la persona adquiera confianza en sí misma y pueda así mejorar su estilo de vida.

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