Cómo lidiar con un mal jefe
Aún si le gusta su trabajo y la gente con la cual trabaja, si no puede trabajar
con su jefe, entonces tiene un problema muy grave.
Si estamos siendo supervisados por un jefe poco calificado, ignorante o egoísta,
muchos de nosotros estamos enfrentando conflictos en el trabajo. Verifique las
consecuencias de tener un mal jefe y cómo puede afectarlo, y aprenda cómo sacar
el máximo provecho de ello... o ponerle fin.
Mentalidad de gerente
¿No le gustaría poder entrevistar a su potencial jefe, de la misma manera en que
él lo hizo antes de contratarla? Después de todo, ambos van a trabajar juntos y
una adecuada interacción es la esencia de este tipo de relación.
Si su supervisor le recuerda a ese personaje de pelo puntiagudo en la historieta
Dilbert, entonces puede tener un problema (especialmente si tiene el mismo corte
de pelo).
Señales de un mal jefe
* No confía en los empleados
* No respeta a los empleados
* No hay un ida y vuelta
* No involucra a los empleados en todos los procesos
* Es maleducado con los empleados
* Intimida a los empleados
* No cree en el equilibrio trabajo / familia
* Da demasiadas tareas y plantea objetivos imposibles de conseguir
Sepa cuál o cuáles de estas categorías se puede aplicar a su jefe y aprenda cómo
lidiar con él.
El no-gerente
Algunos gerentes simplemente no tienen idea de lo que están haciendo. Esta clase
de jefes negligentes pueden parecer como un sueño al principio, pero carecer de
este tipo de sustancia lo dejará con las manos vacías cada vez que le pregunte
acerca de una tarea.
Un supervisor calificado debería ser capaz de desempeñar todas las tareas de
oficina en caso de ausencia de sus subordinados, pero este gerente estúpido ni
siquiera puede cambiar un cartucho de la impresora.
El puede haber estado trabajando por años en la compañía, y de repente haber
sido promovido a una nueva posición porque la compañía no pudo encontrar alguien
lo suficientemente calificado de afuera, o simplemente porque quiere promover a
un empleado de la casa.
No importa cuál sea el caso, lo trágico es que esta inoperancia a flor de piel
es más una mala noticia para sus subordinados que para él mismo.
El delegador
Este gerente puede ser el más eficiente en los papeles, pero cuando se trata de
manejar destrezas sociales, falla. Puede ser un muy buen delegado para delegar
tareas y sacar las pilas de su escritorio, pero cuando llegan las 4.59 pm, es el
primero en traspasar la puerta.
Es muy bueno pasando trabajo a sus subordinados, dejándoles hacer el trabajo no
supervisado y aceptando los parabienes por ello. Y si el trabajo no lo hace
quedar bien, entonces se lo hace hacer otra vez. Así de simple es para él.
Apropiarse del crédito de sus subordinados es algo que hace muy bien... y
disfruta al hacerlo además. No importa cuántas críticas positivas hayamos
recibido por nuestro trabajo, él siempre estará un paso más adelante, reclamando
lo que no le corresponde.
El dictador
El opuesto al delegado, a este gerente le gusta supervisar todo, desde los
números finales del informe de gastos hasta cómo le saca punta a los lápices.
Entiende el concepto de delegación, pero es un firme creyente de la mentalidad
“si queremos que las cosas se hagan bien, debemos hacerlas nosotros mismos”.
Los empleados necesitan que se les señalen algunas pautas iniciales para luego
pensar por sí mismos, pero esto no pasa aquí. Probablemente va a mirar todo
nuestro trabajo con un peine fino y va a retocarlo, desperdiciando el tiempo de
ambos en el proceso.
Los opuestos no se atraen
Por supuesto, encontrar una dupla perfecta jefe / empleado es casi imposible, a
menos que ambas partes quieran adaptarse a la situación. Usted tiene que
trabajar en los defectos de cada uno y en los puntos fuertes para complementar
los métodos de trabajo.
Consecuencias de un mal jefe
La lealtad del empleado es importante en cualquier lugar de trabajo, pero es
probable que tienda a desaparecer con un mal jefe. Como regla general, los
empleados no necesariamente quieren ser aconsejados, pero sí contenidos. Es una
simple cuestión de percepción, pequeña, ínfima a veces, pero de una importancia
crucial.
La moral del equipo sufre en una situación en la cual los empleados deben
padecer “el síndrome del supervisor que desea agradar”. El mal manejo puede
resultar en la partida de un empleado de la compañía, y lo más importante,
llevándose elementos intelectuales y de entrenamiento con él. El efecto
colateral de esto es un descenso en la moral y la productividad del equipo.
Qué hacer
Elaborar informes regulares de progreso
Sobre una base regular (semanal, quincenal, mensual) siéntese con su jefe y
póngalo al día sobre los proyectos. ¿El efecto? El desarrollo de la relación
jefe / empleado, la cual, a final de cuentas, hace que el trabajo juntos sea más
armonioso.
Ubíquese en el problema, no en el jefe
Tal vez, el jefe no es el problema, puede ser usted el que no pueda lograr que
fluya una buena comunicación. No sea tímido para atraerlo cuando algo no va
bien. Hablen las cosas y no lo tomen como si fuera un asunto personal.
Trabaje para su jefe, no en su contra
Hacer el trabajo en conjunto va a hacer nacer la química entre usted y su
gerente. Sea activo y déjele algún crédito por su propio trabajo bien hecho, en
tanto él sepa de dónde viene.
Pase por sobre su cabeza
Si se nota que las cosas no van a ningún lado, entonces considere hablar con su
supervisor. Ser productivo es mucho más importante que agradar a su jefe a costa
de la compañía.
Planee una reunión fuera de la oficina
¿Estuvo tratando de hablar con su jefe por dos minutos para hacerle saber de una
nueva idea, pero él no tiene tiempo? Invítelo a tomar un trago rápido después
del trabajo para discutir sobre algunas cosas. Este encuentro le servirá para el
doble propósito de mostrarle que se toma el trabajo en serio y que quiere
mejorar la relación jefe / empleado.
Cambie de sector o renuncie
Si todo esto falla, pida ser transferido a otro lugar en la empresa –si trabaja
en una firma grande– o simplemente presente su renuncia. Solamente usted conoce
lo que vale, y sino se siente respetado, motivado o valorado, lo mejor es buscar
nuevos horizontes.
Consejo semanal para su carrera
Tenga en mente que conseguir un trabajo no es algo fácil de hacer, y conservarlo
también requiere de un gran esfuerzo. Entonces, si el único culpable en el
trabajo es su jefe, aprenda a adaptarse a las situaciones que se van presentando
y saque el máximo provecho de las mismas.