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Magia y descanso en Provenza y la Riviera francesa

Conoce todas las posibilidades de uno de las regiones más impactantes de Francia, la Provenza

El extremo sudeste de Francia, es decir la popular Provenza –también conocida como la Riviera Francesa por su área marítima entre Toulon y Niza-, es una locación romántica, que ofrece un poco de todo a sus embelezados visitantes. 

Provenza se extiende desde Cap Nègre hasta Cap Brun en el área de Esteral, y desde Cap Roux cerca de Toulon hasta IIes d’Or (las Islas Doradas) en el mar Mediterráneo. En tierra, el área va desde los ríos Argens y Verdon hacia el norte. 

La región de Provenza es muy popular porque fue una de las primeras provincias periféricas establecidas por los Romanos. Ellos le dieron el nombre de “Provincia Romana”, y llegó a ser una de las joyas del Imperio Romano. Gradualmente, a lo largo de cientos de años, la palabra Provincia cambió a Provenza. El “provenzal” es un dialecto que todavía hablan muchas personas. 

Las reminiscencias del antiguo imperio pueden ser apreciadas en varios sitios. El acueducto Pont duGard se eleva 50 metros por sobre el piso y el estadio Romano todavía es usado para corridas de toros y conciertos en Avignon. Arles, con su famoso estadio Romano, y Frejus (una ciudad nombrada y construida por Julio César) todavía muestran evidencias del puerto donde el navío de Julio César anclara una vez. 

Cada lugar exhibe distintos sitios históricos, entre los que abundan los castillos de piedra que se sientan majestuosamente al costado de las carreteras interiores. Cerca de una iglesia católica, se pueden ver los restos de un templo pagano, que todavía ostenta sus altas agujas y torres, construidas a lo largo de décadas. 

Los ricos y famosos llegan a Provenza de a bandadas, cada año, a la rivera; tanto como las golondrinas a Capistrano. Camina por entre los secretos de la ciudad en primavera, o por uno de los tantos bulliciosos mercados de frutas y vegetales a cielo abierto, y podrías ver pasar a tu lado a una famosa estrella de cine o a una reconocida modelo. 

Sólo los nombres de algunas de las ciudades más famosas de la rivera traen a la mente imágenes de playas de arenas blancas, aguas turquesas, y días interminables bajo el sol.  

¿Qué se te cruza por la mente al escuchar St. Tropez, Mónaco, Nice y Cannes? 

Actividades en la Riviera francesa 

¿Te gusta andar en bicicleta y realizar caminatas? ¿Te gusta nadar? ¿Y navegar? ¿Qué te parece una caminata turística a lo largo de las angostas calles de piedra de los más pequeños poblados que te lleve de vuelta a los días medievales? ¿Prefieres un crucero romántico? ¿Nadar en el mar mediterráneo? Puedes encontrar esto y mucho más en Provenza. 

Y, desde ya, existen numerosas oportunidades de experimentar la cocina francesa en su mejor versión. Cenar en Francia es casi una experiencia religiosa. Si tienes algún conocido y has cenado en su casa alguna vez, sabrás que las comidas pueden extenderse por más de tres o cuatro horas.  

Si la ocasión es especial, podrías encontrarte sentado en la mesa hasta después de las dos o tres de la mañana. 

A la hora de comer en un restaurante Francés, no importa si eliges uno de cuatro estrellas o un pequeño café en una calle lateral. La experiencia será, seguramente, una delicia para tu paladar. Y ni siquiera pienses en apurar tu comida.  

Cada comida cuenta con numerosos platos y es presentada con cierto grado de formalidad y ceremonia, que hace de la cena un momento placentero. Y tú siempre tienes el tiempo suficiente para degustar cada plato y nunca sentirás esa horrible sensación de que debes levantarte para que se sienten otras personas. 

El mar mediterráneo es, sencillamente, impresionante, ya sea que lo contemples desde el aire –cuando tu avión esté aterrizando por primera vez en Nice- o mientras estás caminando a lo largo de las playas rocosas de Cannes.  

Las aguas siempre son claras y permanecen cálidas durante seis meses al año, y sus colores cambian según su antojo –turquesa, esmeralda y zafiro-. En el invierno, aunque está muy frío para nadar –salvo para las almas más valerosas-, el color de las aguas imita el gris de las nubes, y puedes disfrutar de las playas desiertas y de los vientos frescos mientras caminas por la costa. 

Las opciones de alojamiento son muchas en Provenza. Hospédate en un hotel cuatro estrellas y encuéntrate durmiendo sobre sábanas de algodón egipcio, en una cama alguna vez utilizada por reyes y reinas.  

Hay encantadores cabañas en las que, aparte de alojamiento, sirven comidas caseras y en las que puedes obtener datos históricos y recomendaciones un cuanto a los lugares a visitar. Si estás en busca de paz y tranquilidad, podrías hospedarte en un antiguo monasterio y quedarte en sus pequeñas y silenciosas habitaciones, con paredes de gruesa piedra, o disfrutar de sus jardines exteriores con grandes fuentes donde el romero silvestre y el tomillo crecen abundantemente. 

Las personas de Provenza son amistosas y serviciales. Ellas no se molestarán si tu francés es un poco tosco, y buscarán una forma de comunicarse contigo y de contestar a tus preguntas. 

El clima en Provenza 

Cada estación tiene sus encantos particulares. En primavera, las mimosas están adornadas con delicadas flores amarillas, las amapolas rojas crecen a lo largo de la carretera y hay campos de tulipanes que nada tienen que envidiar a los de Holanda. 

En verano, las frutas suculentas son abundantes por doquier, las hojas de las parras se convierten en un infinito “mar de color verde”, cuando son vistas desde la ruta, y el mar mediterráneo ofrece un respiro del calor tropical. 

Durante el otoño, las parras están pesadas y llenas de sus frutos. Las hojas rojas, amarillas y naranjas visten los árboles en espléndidos mantos, y los festivales comunales se suceden casi a diario. 

El invierno, por otra parte, se muestra lleno de días templados y soleados, aunque con una afluencia mucho menor de turistas. 

Provenza es un sitio ideal para unas vacaciones perfectas en cualquier momento del año. Este lugar es tan espectacular que incluso aquellos visitantes que atraviesan casualmente sus rutas se ven en dificultades a la hora de decir adiós. 

Por último, recuerde aprender algunas palabras y frases básicas en el idioma de los países que va a visitar. Puede hacerlo ya mismo inscribiéndose ahora en nuestros cursos gratis de idiomas (haga clic en el nombre del curso):
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